Capítulo 10

1688 Words
POV’S Kenna: Pensé…Que había sido un sueño. Observo distraídamente al hombre que duerme como un ángel a mi lado. Apoyo mi cabeza de mi mano y me acomodo de costado para verlo mejor, pero ese movimiento hace que mi cuerpo se queje en medio de un dolor punzante en la zona inferior de mi cuerpo. Duele. Si no fuera por este guapísimo hombre que duerme desnudo a mi lado, la desnudez misma de mi propio cuerpo y el dolor que siento ahora mismo pensaría que todo fue sólo un sueño, pero no fue así, fue tan real como el dolor que siento ahora mismo. Desperté hace poco, no sé cuánto tiempo dormí, pero no debió ser mucho ya que aún está el manto oscuro cubriendo la tierra. Aún es de noche aunque no sé que hora es, quizás ya es de madrugada y la fiesta ya terminó. Debería irme de aquí lo más rápido posible. Eso es lo que pienso, pero no puedo evitar admirar por algunos segundos o quizás minutos más, la belleza del hombre que me acompaña. Todo en él es increíblemente perfecto, parece una celebridad ¿Será una celebridad? No lo sé, ni siquiera tuve la brillante idea de preguntar su nombre, aunque ahora mismo no le veo el caso ya que él y yo jamás nos volveremos a ver. Sólo fue una noche y ya. Suspiro con cansancio y me siento a duras penas sobre la cama y me dedico a mirar a mi alrededor. Sé que debería apresurarme e irme ahora que él se encuentra dormido y así poder evitar preguntas a las cuales no quiero dar respuesta, pero ahora mismo me siento completamente desganada, como si no tuviese ánimos siquiera de vivir. No me quejo de mi primera experiencia s****l. Estuvo bien, mejor de lo que creía y, aunque hubieron momentos aterradores, logré lo que quería. Ya no soy virgen, ahora soy una “mercancía sin valor” Sin poder evitarlo suelto una risita de amargura, porque aquí el propio chiste soy yo. Ya es hora de despertar, Kenna Phillips, es hora de aceptar tu destino, en una semana tendrás que irte a vivir casa de los enemigos de tu familia para prepararte para casarte con el hijo mayor de dicha familia al cual nunca has visto, pero a nadie le importa lo que tu quieras. Me vendieron, así que debo ir con ellos. No quiero, de verdad tengo miedo por el futuro incierto que me espera, pero ¿Qué puedo hacer yo en contra de la voluntad de mis padres? Ellos son los que me vendieron, así que huir de esto es prácticamente imposible para mí. Siento algunos mechones de mi cabello tocar mi espalda signo de que el laborioso peinado que tardaron horas en hacerme está completamente destruido y así mismo debe pasar con mi maquillaje de varias horas. La verdad no me importa, si voy a casa y me encuentro con mis padres en estas condiciones, entonces ellos verán que ya no soy lo que ellos vendieron y quizás se arrepientan de lo que hicieron. Lo mejor sería encontrarme a la señora Wright, ella se ve que es más conservadora y, al notar que me atreví a tener una aventura de una noche, ya no quiera comprarme y, en su lugar, cancele el negocio. Son fantasías de mi parte. Dirijo mi mirada hacia el hombre a mi lado quien duerme tranquilamente y no puedo evitar pensar que mi infierno fuera más llevadero si pudiera casarme con él. Poco lo conozco, es cierto, es un completo desconocido, ni siquiera sé su nombre a pesar de que pasamos la noche juntos, pero es amable y le importa mucho mi opinión, aunque no creo que yo sea tan afortunada para casarme con un hombre así. Gracias a este hombre que fue tan amable conmigo puedo decir que mi primera vez no fue tan horrible y desastrosa como esperaba, pero a partir de aquí sólo me espera dolor y desesperanza. Dejo de mirarlo y me propongo a levantarme de la cama con mucho cuidado para no despertarlo porque sería un problema si se despierta de repente. Cómo puedo me levanto con mis piernas temblando como si hubiese bajo de mí algún terremoto, supongo que todavía están demasiado débiles con todo lo que pasó. Tengo que detenerme un minuto y adaptarme a esta posición antes de buscar mi ropa por toda la habitación. Sólo tengo ese incómodo vestido que he traído a la fiesta y nada más, así que tendré que tomarlo y aguantarme hasta llegar a casa. Estoy cansada. Con algo de esfuerzo busco toda mi ropa y me visto muy lentamente. Es complicado ya que él vestido es demasiado inmóvil y la cremallera queda justo en mi espalda lo que me dificulta ponérmelo. Si pudiera, saldría de aquí desnuda y no con este incómodo vestido que sólo es un gran inconveniente para mí. Hay varios momentos en los que mi cuerpo se tensa al sentir el dolor en toda la zona inferior de mi cuerpo y, también al ver como el hombre en la cama se remueve pareciendo que busca a alguien y frunce su ceño como si fuese a despertar, pero, gracias a Dios, sigue durmiendo muy pacífico. Cuando termino de vestirme no puedo evitar soltar un suspiro de alivio y cansancio. Debo verme desaliñada, pero poco me importa, sólo quiero llegar a casa, bañarme y dormir, quisiera dormir para siempre y jamás despertar para no tener que cumplir tan desastroso destino. Llevo los tacones en mi mano y, con mucho sigilo, salgo de la habitación no sin antes echarle un último vistazo al hombre que duerme tan tranquilo en la cama. Quizás él tenga muchas preguntas al despertar y quizás se enoje al no verme a su lado, pero lo prefiero así. Es lo mejor. Sin más salgo de la habitación dejando atrás lo que pasó esa noche en esa habitación. Nunca se repetirá, pero...Tengo un sentimiento extraño en mi pecho. … Parece que todos están dormidos. Cómo lo supuse, al salir de esa habitación me di cuenta que la fiesta que se llevaba a cabo en la recepción del hotel ya había terminado y, como era de esperarse, mis padres se fueron y me dejaron sola, ni siquiera se molestaron en buscarme para saber si estaba bien o que había pasado conmigo. Es algo normal, ya debería estar acostumbrada al desinterés total de mis padres, aunque hubiese sido un gran problema que ellos me hubiesen buscado y me hubiesen hallado en semejantes condiciones, pero aún así me duele que ni siquiera se preocupen un poco por mí. Cómo era de esperarse, la mansión Phillips (mi hogar) es un lugar ostentoso, lleno de lujos y brillo. Tan enorme como un castillo y con jardines enormes y tantas habitaciones que no se pueden contar y no siquiera sé para que las necesitamos si sólo vivimos cuatro personas aquí, además de los cientos de empleados que ocupan las habitaciones del fondo. Siempre he vivido aquí y aunque está lleno de riquezas, obras de arte reconocidas y lo mejor de lo mejor, siempre sentí este lugar vacío. Le falta mucho para ser llamado un hogar. Tuve que llamar a uno de los chóferes para que fuera a buscarme, pues no quedaba casi nadie en el hotel. No creo que hay problemas, no creo que mis padres se interesen tanto por mis cosas como para preguntarme que estuve haciendo. Sólo quiero…Dormir. Camino por el solitario y enorme recibidor que se siente tan frío como el mismísimo Polo Norte y mientras camino me pregunto ¿De qué sirve tener tanto? La casa es tan grande que apenas podemos encontrarnos de vez en cuando, siendo una casa pequeña podríamos vernos más seguido y compartíamos más en familia, aunque a mí familia sólo le interesan los lujos y no el cariño. Supongo en que en esta situación es el cariño un lujo por sí mismo. Llego a las escaleras de caracol y empiezo a subirlas lentamente, mientras un silencio escalofriante que hace que abrace mi propio cuerpo. Recuerdo ver a Martha (una de las tantas cocineras) junto a su esposo Bob (uno de los jardineros) en la cocina cuando voy de vez en cuando porque no tengo un sitio a donde ir, ellos dos tienen un pequeño hijo llamado Charlie, un pequeño muy inteligente y querido por sus padres. A veces me escondo y los veo interactuar, me llama mucho la atención la manera en la que cuidan con tanta devoción de ese pequeño quien ríe ante él cariño de sus padres. Mi madre nos ha prohibido rotundamente acercarnos a la gente de servicio y, por miedo a su ira, no interactúo con nadie más de lo debido, pero disfruto ver a esa familia junta dándose tanto cariño. Los esposos se abrazan y parecen amarse, mientras el pequeño recibe las atenciones de sus padres y todo su amor. Ni Kenia ni yo recibimos un trato igual. Claro, a Kenia la tratan mejor de lo que pueden tratarme a mí, pero tampoco veo un cariño desbordante como el que veo en Martha y Bob hacia su pequeño hijo. A Kenia la tienen como una joya preciosa, la aprecian, la adoran, pero…No le dan cariño sincero y si a ella no le dan cariño sincero, entonces a mí me dan menos que nada. Es claro que la cocinera, el jardinero y todos los demás trabajadores son gente humilde con casi nada en este mundo, pero son libres de amarse son libres de expresar amor ¿Eso no los hace mejores que nosotros que vivimos solo de apariencias? Nuestro dinero es nuestra jaula de oro y de oro también son nuestras cadenas, parece que mis padres se acostumbraron a llevar una máscara y Kenia igual, pero yo.. ¿Por qué tengo que llevar una máscara…? —Vaya ¿Y a ti que te pasó…? Me detengo cuando llego a la cima de las escaleras y alzo mi mirada para encontrarme con la persona que me ha detenido y me mira de arriba abajo con sus ojos verdes. Kenia…Mi hermana.
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