POV’S Kenna:
…Ese…¿Es mi futuro esposo…?
Siento que se me hela la sangre al pensar en eso, mientras mi corazón da un vuelco y empiezo a sudar frío. Esta es la primera vez que nos encontramos en nuestras vidas, miles de cosas e imágenes pasaron por mi mente al saber que esta noche lo conocería y, debo decir, que no hay una sola imagen imaginaria que haya llegado cerca a la imagen real que se encuentra ante mí. Nunca pensé que él tuviera tan buen aspecto.
Es un hombre bastante guapo, demasiado diría yo, aunque siendo hermano de Aslan veo que no le quedó otra opción más que nacer atractivo. Él es el hermano de Aslan, pero debo decir que, aunque hay ciertas similitudes, hay poco de Aslan en él. Para empezar, él tiene el cabello n***o como la noche que se encuentra largo en la parte superior y corto en los costados; sus rasgos masculinos bien marcados con una mirada profunda que parece penetrar la piel adornada con espesas cejas oscuras, además, sus labios levemente carnosos se encuentran rodeados por una espesa selva bien cuidada de vello oscuro.
Quizás sea por la barba corta bien cuidada, pero su apariencia es mucho más madura que la de su hermano, además, lleva puesto un traje lo cual lo hace ver más formal.
Me tenso al ver como da dos pasos más cerca de mí y me contengo de retroceder, pero me alivio al verlo detenerse después de esos dos pasos. Disimulo el temblor de mi cuerpo y clavo mi mirada en él, mientras él mantiene su mirada en mí. Ahora que está más cerca, me doy cuenta que sus ojos son color miel, así como los de su madre y, sin poder evitarlo, vuelvo a comprobar algo que ya sabía.
Es muy hermoso.
Esos ojos no son tan claros como los de su hermano, pues los de su hermano transmiten sentimientos, pero los de este hombre sólo transmiten seriedad.
Él extiende su mano la cual miro algo desconfiada por unos segundos para luego mirar su cara otra vez.
—Es un gusto conocerla, señorita— habla con voz amable y extremadamente ronca y profunda. Esa voz me hace estremecer— Soy Aston Wright, espero que este sea el inicio de una buena relación…
¡¿Está burlándose de mí?!
Aprieto mis labios y siento el enojo pinchar mis venas, pero me muerdo la lengua y me controlo. Por más que me enoje ahora mismo estoy en completa desventaja y lo mejor que puedo hacer es callar.
—Mucho gusto, señor Wright— me obligo a tomar la mano que me ofrece por mera cortesía— Soy Kenna Phillips, supongo que usted ya sabe quién soy ¿No es así?
Hago un esfuerzo monumental en ocultar mi enojo y para que mi voz sea suave y baja. Él debe saber perfectamente que mi familia me ha vendido y su familia me ha comprado para él, así que creo que es hipócrita de su parte mostrarme una cara tan digna cuando lo que están haciendo me es repulsivo e inaceptable.
Sus ojos se mantienen fijos en los míos como si quiera leer más allá de mi mirada y no puedo evitar sentirme en exceso incómoda. Trato de apartar mi mano que aún se encuentra atrapado en la suya, pero me sorprendo y me lleno de confusión al ver que no me suelta, por el contrario, parece acariciar sutilmente mi mano, pero no sé si es paranoia o algo más.
Calma, Kenna, tienes que tener calma.
Pero me es difícil estar calmada cuando él me mira tan fijamente y con tanto silencio ¿Qué tanto mira? ¿Nunca ha visto a una mujer tan simple como yo? Me parece increíble…
—Ha sido suficiente de presentaciones— el silencio se rompe con la voz de la señora Wright— Es hora de cenar.
Lo que acaba de decir su madre parece sacarlo de la burbuja en la que se encontraba parpadeando múltiples veces y soltando mi mano pareciendo renuente a hacerlo. Tengo que contener un suspiro de alivio, pues ya me estaba empezando a poner nerviosa.
Con rapidez tomo asiento sin ver a la persona que se sienta a mi lado, pues no hay que ser lo suficientemente inteligente para saber de quien se trata. No quiero siquiera verlo, aunque siento que su mirada se encuentra clavada en mí. Sin poder evitarlo, mi mirada se dirige hacia Aslan y descubro algo que me deja bastante confundida.
Él se encuentra mirando nuestra escena con sus ojos ensombrecidos y su mandíbula notoriamente tensa, como si le molestara o irritara algo en gran manera.
¿Qué será?
Decido que eso no es importante y procedo a sentarme al igual que todos y es entonces que la señora Wright hace una seña para que empiecen a aparecer personas del servicio empezando a servir la cena, mientras la señora Wright y su esposo se enfrascan en una conversación que me tiene sin cuidado.
No tengo para nada apetito.
Ante mí hay un platillo de filete de primera bien cocido con algunas verduras y una salsa que luce apetitosa, en realidad todo el platillo luce exquisito, pero yo no tengo hambre para nada.
Hago una mueca jugueteando con las verduras y pinchando de vez en cuando la carne, pero sin animarme a probarla ya que siento que si pruebo algo voy a vomitar debido a mis nervios. La conversación entre el señor y la señora Wright continúa, pero sus hijos se mantienen en silencio.
Sólo por curiosidad observo a través de mis pestañas a la persona que se encuentra frente a mí y me sorprende que su mirada esté clavada en mí, mientras come elegantemente en silencio. No sé que me pasa, pero tener esa mirada encima de mí, de alguna manera, hace que todo mi cuerpo se estremezca.
Mojo mis labios al sentirlos resecos de repente e inconscientemente mis ojos buscan los ojos de Aslan que casualmente siempre tiene su mirada puesta en mí, como el imán que atrae el acero. No puedo creer esto, yo fui la que le pedí a Aslan distancia, pero mi mirada lo busca de manera inconsciente, además…
Tenemos otro problema.
Pincho una verdura con el tenedor para tratar de disimular mejor mi temblor al sentir una intensa mirada clavada en mí y sé de dónde proviene. Miro de reojo a mi lado y descubro a Aston Wright mirándome fijamente sin disimulo alguno ¿Por qué me mira tanto? ¿Acaso está observándome para ver si soy lo suficientemente buena para convertirme en su esposa?
Rápidamente vuelvo mi mirada al plato y siento como todo mi estómago se contrae. Definitivamente no podré comer esta noche por más que lo intente.
—¿No es su agrado la comida?— escucho que de pronto pregunta el hombre a mi lado haciendo que todo movimiento de mi cuerpo se detenga.
En el momento más inoportuno.
Debido a su reciente pregunta, todas las miradas en la mesa se dirigen hacia mí y hay una en especial que es más pesada que las otras. Sí, la de la señora Wright que parece querer matarme con la mirada.
Si le desagrado tanto, entonces ¿Por qué diablos me compró? Eso no tiene ningún sentido para mí.
Suspiro cansada y dirijo ahora mi mirada hacia Aston Wright, quien me mira fijamente, como si no pudiese apartar su mirada de mí.
—La verdad, señor Wright, no suelo comer mucho de noche— le aseguro con voz suave sin querer causarme mayores problemas— Pero agradezco su hospitalidad.
—¿Es así?— expresa más como una pregunta que como unas palabras y puedo ver como ladea su cabeza mirándome con mucho interés— Creí que no era de su gusto ¿Está segura que no quiere cambiar de platillo?
Es muy elocuente.
Entrecierro mis ojos mirándolo fijamente, tratando de descifrar su personalidad. Ha sido muy amable y su voz, aunque es ronca, es suave y podría incluso a describirla como dulce, pero no puedo dejarme engañar por gestos tan pequeños. Debo recordar el porqué estoy aquí.
Además, él luce innecesariamente interesado en mí.
—No, estoy bien.
Me niego se manera rotunda a aceptar su amabilidad, pues siento que es como la amabilidad de un demonio que te seduce para que hagas un pacto con él y le entregues tu alma.
—Ahora me toca a mí preguntar, hijo…— de pronto se oye la voz clara de la señora Wright llamando la atención de todos en la mesa— ¿Es de tu agrado o deseas que la cambiemos?
Esto…
Aprieto mis manos en puños y siento mi corazón dar un feroz golpeteo en mi pecho. Puede que lo haya preguntado de manera casual refiriéndose a otra cosa, pero sus palabras tienen un doble sentido que puedo percibir perfectamente. Le está preguntando…Si quiere convertirme en su esposa.
Trago grueso y todas las miradas caen sobre el mayor de los Wright, quien permanece en silencio para luego volver a mirarme, además, la señora Wright mira a su hijo con completa atención, como si estuviese buscando algo que me desapruebe. Este es el momento, todo este desastre, toda esta broma de mal gusto se define en la respuesta de este hombre y, aunque me condene, espero que su respuesta sea negativa.
No puede gustarle alguien como yo ¿Verdad?
—Es cautivadora, madre…— responde de pronto dejándome petrificada y la sonrisa ladeada que se extiende por la comisura de sus labios me hace saber que su respuesta es definitiva— De hecho me gusta… Y Mucho.
Creo que se ha extendido mi bandera de destrucción…