POV’S Kenna:
Ya estoy aquí.
Lo primero que me recibe es una mirada fría y calculadora que obviamente es la mirada de la señora Wright, quien se encuentra sentada del lado derecho de la mesa, justo al lado de la silla principal que es la que encabeza la mesa y es en la que, supongo, debería ir sentado su marido.
—Pensé que tendrías la falta de delicadeza de rechazar mi invitación— habla con desdén sentada elegantemente y con arrogancia desde su puesto.
No me sorprende su actitud.
—Por favor, madre…—ahora interviene el hombre que estoy evitando ver para que no me dé un ataque directo al corazón— No hagas ese tipo de comentarios. Incómodas a la señorita.
Aslan.
Trago grueso y hago un enorme esfuerzo por ignorarlo lo más posible, aunque su voz es suficiente para hacer que todo mi cuerpo se estremezca y se alteré al punto en el que ya no puedo ni controlarlo. Debo estar completamente loca, se supone que yo le pedí a él que se alejase de mí ¿Por qué mi cuerpo sólo reacciona con su voz?
La señora Wright chasquea su lengua y dirige hacia mí una mirada fría, como si ya me estuviese odiando.
—¿Y? ¿Qué haces ahí parada?— me pregunta con desdén y todo mi cuerpo se eriza— Ven y siéntate…— me señala una silla en específico y siento que mi sangre se congela— La cena está por empezar.
La silla que ella me señala es la que se encuentra en el segundo lugar a la izquierda, justo en frente de Aslan quien evita a toda costa mirarme cumpliendo la promesa que me hizo. Esto debe ser una jugarreta del destino, todavía no puedo creer lo que estoy viviendo.
Decido ignorar eso y obedezco la orden de la señora Wright, pues no tengo mucho que hacer. Con lentitud me siento en la silla y clavo mi mirada en el plato vacío frente a mí junto a cientos de cubiertos para la cena, será muy difícil no hacer contacto con Aslan, pues él se encuentra frente a mí, pero debo hacer todo mi esfuerzo.
La silla a mi lado derecho se encuentra vacía al igual que la silla principal y asumo que esas sillas son las que ocuparán el señor Wright cuando llegue junto a su otro hijo.
Mi prometido.
Contengo una mueca de desagrado y todo el lugar se llena de un silencio sepulcral que llega hasta los huesos.
Se oye un carraspeo que rompe el silencio y puedo notar que se trata de la señora Wright, quien me mira fijamente.
—Como ya te lo mencioné, si mi hijo te acepta, a partir de mañana empezará tu entrenamiento, mi hijo merece lo mejor y no me conformaré con…Tu estado actual…
Su mirada adquiere desagrado y empiezo a sentirme en extremo incómoda ante esa mirada. Para ella debo parecer muy insignificante, pero, la verdad estoy acostumbrada, incluso mis padres me miraban así ¿Qué podría esperar de los demás?
—Perfección, es lo mínimo que espero de ti y lo mínimo que mi hijo merece— continúa hablando en tono elegante y frío— Obedecerás mis reglas y todo lo que te ordene debe ser cumplido de manera eficaz, sin queja alguna— ella dirige su mirada a su otro hijo quien parece dispuesto a responder, pero su última palabra lo ha frenado— La fiesta de compromiso será lo más pronto posible y, esa misma noche, anunciaremos la fecha de la boda…
Aprieto mis manos sudorosas debajo de la mesa y siento que me asfixio cada vez que oigo la palabra “boda”
Hay la pequeña esperanza en mí de que el hijo mayor no se sienta nada atraído hacia mí y no se quiera casar conmigo. Eso me arruinaría al igual que a toda mi familia, pero no me importa ¿Por qué ellos tienen que ser felices por mi sacrificio? Si siquiera siento que lo merezcan…
—La boda obviamente será organizada por mí, ni siquiera pienses que elegirás el vestido de novia, yo soy la única que sabe los gustos de mi hijo…—continua parloteando sin detenerse siquiera a respirar y no saben que ganas tengo ahora de salir corriendo— La boda…
—Mamá— escucho la ronca voz de Aslan que se oye más ronca y fuerte de lo normal, es como si estuviese enojado— No creo que ese sea un tema agradable, además, la boda será entre mi hermano y la señorita ¿Por qué no escuchas su opinión al respecto?
No quiero dar mi opinión.
Me encojo en mi lugar deseando ser invisible y, aunque sé que Aslan no lo dice en mal sentido, no quiero dar mi opinión al respecto, pues lo único que saldría de mi boca en este momento serían serpientes y arañas.
—¿Qué importa su opinión? No creo que valga la pena siquiera escucharla— contraataca la señora haciéndome menos— Ella sabe porqué está aquí y…
—Ni siquiera le están dando la oportunidad de decidir que hacer— interviene de nuevo Aslan sin temor de enfrentar a su madre y yo lo miro a través de mis pestañas— ¿Crees que su opinión vale menos que la tuya? No sabes los hermosos pensamientos que puede contener su mente, no sabes cuales son sus sueños y sus metas ¿Crees que vale menos sólo porque su familia la vendió? Déjame aclarar algo…— me quedo boquiabierta ante sus palabras y siento mi corazón temblar— Que tu hayas aceptado un trato tan ruin, te hace peor que los que la vendieron sin dudar.
Él…
Siento mis ojos cristalizarse y un enorme nudo en la garganta. De alguna manera, él le dió voz a mi voz marchita, esa que no siquiera es capaz de salir por mi boca y es que él es más valiente de lo que yo seré en algún momento. Está enfrentándose a su madre por mí y eso hace sentir a mi corazón conmovido.
—Aslan, tienes que respetar mis decisiones ¡Soy tu madre!— la oigo exclamar furiosa, mirando a su hijo con mi enojo— No me contradigas y sé obediente, para eso te he criado.
Mi mirada inevitablemente va a Aslan y veo como observa a su madre fijamente, sin acobardarse en ningún momento.
—Tienes razón, eres mi madre— razona él con las voz un poco más calmada— Pero no respetaré tus decisiones, ni te obedeceré hasta que le des a la señorita Kenna el lugar que se merece dentro de nuestra familia— le aclara con firmeza haciendo que su madre su ceño sin estar conforme con sus palabras— Te recuerdo dos cosas, la primera, si esta señorita se casa con mi hermano será la próxima señora Wright, digna de respecto y obediencia…— él continúa hablando firmemente, pero siento que su voz en algunos momentos se vuelve amarga como si fuese un peso insoportable decir aquellas palabras— Y la segunda, ten en claro esto, ella es un ser humano con sentimientos, no un trozo de carne de primera que puedes manejar a tu antojo ¿Quedó claro?
Wow…
Aprieto mis labios y agacho la mirada para que él no note el rubor intenso que se ha extendido por mis mejillas. Es increíble, nunca nadie me había defendido de esa manera ¿Así se sienten las princesas al ser defendidas por un valiente caballero? Nunca creí que esto pasaría, pensé en guardar silencio y sólo resistir, pero jamás pensé que en esta casa alguien me defendería y se pondría de mi lado. Me siento mejor.
—Bueno, creo que los puntos han quedado claros— escucho la voz de ira contenida de la señora Wright— No diré nada más por el momento.
Todo vuelve a sumergirse en un sepulcral silencio sólo con la diferencia de que siento como mi corazón late con fuerza dentro de mi pecho y temo que alguien más lo escuche debido a su fuerte resonar. Sin poderlo evitar, mi mirada va hacia Aslan frente a mí y, sin esperarlo, su mirada y la mía se conectan.
¿Desde cuando me estaba mirando?
Trago grueso y siento su mirada como un imán que atrae a la mía, parece preocupado, pero, además, hay algo más en su mirada que no logro descifrar por más que lo intente. Su mirada tan clara y tan hermosa que me siento hipnotizada con esa mirada que refleja sus sentimientos más profundos. Su mirada siempre ha sido tan clara, así como aquella noche…
En la que hicimos el amor.
Mi rostro se enciende en el más rojo carmín ante ese pensamiento que cruza fugaz por mi mente y con rapidez aparto la mirada para que él no note mi rubor y para no levantar sospechas extrañas sobre nosotros. No entiendo porqué no soy capaz de borrar ese recuerdo de mi mente ¿Quizás porque fue mi primera vez? No lo sé, pero es extraño y no logro entender.
Tengo entendido que él es un hombre prohibido, un hombre por el cual no puedo suspirar y mucho menos puedo mirar, pero se me hace imposible dominar mi mente que se empeña en recordar ese momento.
¿Habré perdido la cordura…?
—Ya estamos aquí…
Se escucha una voz masculina y profunda que rompe el silencio que antes se encontraba posado sobre nosotros y no puedo evitar tensarme completamente y quedarme petrificada en mi sitio.
Ya llegaron…
—Oh, sean bienvenidos…—los recibe alegremente la señora Wright quien se levanta de su asiento para darle la bienvenida a los recién llegados, mientras yo siento que mi corazón se detiene por completo— Tardaron más de lo que creí.
—Las cosas se complicaron un poco, perdonen nuestra tardanza— se oye la voz que habló hace poco y que logro distinguir como la voz del señor Wright, mientras escucho pasos que se acercan— Había mucho tráfico y Aston estaba ansioso por llegar para… “Recibir” a la visita especial.
Yo no me atrevo a levantar la mirada y la mantengo pegada a mis muslos como si fueran lo más interesante de este mundo, mientras siento como varias miradas se posan en mí agujereando mi cuerpo con su intensidad. Ahora mismo quisiera que la tierra me tragara.
—No hay nada de “especial” en esta visita— habla con desdén y frialdad la señora Wright— Pero mi hijo siempre tendrá la última palabra— muerdo mi labio y lanzo una última plegaria al cielo para que Aston Wright me consideré inadecuada para convertirme en su esposa— ¿Qué esperas, niña? Tienes que presentarte adecuadamente.
Esta señora me hará la vida imposible, lo sé.
Respiro profundo y me levanto de mi asiento y, antes de levantar la mirada y armarme de valor, respiro profundo para calmar a mi pobre corazón que va a prisa. Poco a poco alzo la mirada y ante mí se encuentran dos rostros masculinos, uno ya lo había visto anteriormente, pero el otro es completamente nuevo para mí.
Ese…¿Es mi futuro esposo?