POV’S Kenna:
¿Por qué estoy haciendo esto?
Cualquiera pensaría que es una completa locura y que es innecesario llegar tan lejos. Tener sexo con un completo extraño sólo para mantener una aventura de una sola noche es algo un poco tonto, pero, para mí, no es así.
Quisiera preguntar ¿Qué harían si sus padres los hubiesen vendido en un asqueroso negocio y los estuviesen obligando a casarse con una persona que jamás han visto? Por supuesto, algunos enloquecerían, otros se negarían y huirían y muchos otros se quedarían en silencio dispuestos a aceptar la voluntad de sus padres, aunque fuese una condena.
Yo, Kenna Phillips, a la edad de 20 años, estoy siendo obligada por mis padres a casarme con el hijo mayor de los Wright, quienes son una familia que es rival de la nuestra ¿La razón? Simple, ellos me compraron y ahora, en una semana, debo prepararme para convertirme en la esposa de un hombre que nunca he visto. Un dato interesante de todo esto es que la señora Wright (madre de mi futuro marido) pidió como “condición” de la compra, que la “mercancía” (ósea yo) debe ser pura y casta, es decir, en otras palabras, ellos están comprando una novia virgen, pero ¿Qué pasaría si esa novia dejase de ser virgen antes de la boda?
Bueno, por eso es que estoy aquí ahora mismo. Estoy dispuesta a perder mi virginidad con un desconocido que me gusta a perderla con el hombre para el cual me han comprado. Puede que no sea capaz de elegir con quién casarme, pero sí puedo elegir al hombre que me quitará la virginidad, así no le daré la satisfacción a ese hombre que se convertirá en mi marido de ser el único hombre en mi vida.
Una aventura de una noche.
Mi cuerpo sudoroso y sonrojado se halla recostado en la cama sin saber exactamente que está pasando con él. Siento como si tuviese fiebre, pues todo mi cuerpo se encuentra caliente y palpitante dentro de mí rincones que ni siquiera sabía que existían. Es tan raro, nunca pensé que el sexo se sintiese así, es como si todas las sensaciones fuesen lo suficientemente fuertes como para asfixiarte y sientes que te quemas, pero, aún así, quieres más de ese ardor, además…
Siento algo raro en mi vientre.
Agitada observo como el hombre desconocido que será mi amante de una sola noche, me mira de una manera que me hace temblar. Ahora sé lo que sientes los conejos al estar en frente de un feroz y hambriento depredador. Tengo el impulso de cubrirme con mis brazos, pero sé que sería inútil, él ya he visto y tocado todo y, aunque sienta vergüenza, no tendría mucho sentido cubrirme ahora.
Sólo quiero que este hombre me ayude a aliviar la presión que siento ejercida sobre mi vientre y que envía fuertes corrientes eléctricas desde la punta de mis pies hasta la coronilla de mi cabeza. Es una sensación que me hace temblar y hace que todo mi cuerpo se haga sensible. No puedo decir que es una sensación desagradable, sólo es una sensación extraña.
Chillo bajito cuando siento que acaricia mis piernas que, por instinto, se encuentran cerradas y, en todo momento, sus ojos se mantienen pegados a los míos. Este hombre es verdaderamente atractivo, físicamente me gusta, pero, lo que hizo que me convenciera de ser el hombre con el cual deseo tener mi primera experiencia, no fue su físico, sino su forma de pensar y sus sentimientos. No quería encontrar a un hombre que se aprovechase de mi inexperiencia para hacerme lo que quiera.
Sus ojos azules brillan de manera hermosa y lujuriosa, como si quisiera comerme entera y no sé cómo sentirme al respecto al tener tal mirada sobre mí. Sé que fui yo la que dije que terminara con esto lo más rápido posible, pues sentía que me perdería en medio de todas las sensaciones, pero ahora…
Tengo miedo.
Es ridículo, lo sé, pero ¿¡Cómo esperan que no tenga miedo!? Esa cosa que se halla como una lanza dispuesta a atravesar mi cuerpo me va a matar ¿Ese tamaño siquiera es normal? No creo que eso vaya a entrar…
—¿Por qué me mira de esa manera?— me pregunta con su voz ronca soltando una ligera risita igual de ronca que su voz— ¿Tiene miedo?
Es imposible no tener miedo al presenciar esa arma mortal.
Trago grueso sin dejar de ver el asombroso m*****o viril de este hombre, aún sigo sin poder creerme que esa cosa tenga ese tamaño. Además, me siento mareada en medio de todo esto, tan acalorada, tan sudorosa, tan sonrojada, pero, curiosamente, hay una parte de mí que desea que continúe y que su cuerpo se funda con el mío.
—Sólo…—carraspeo un poco para aclarar mi voz— Sólo me pregunto si va a doler…
—Dolerá— me asegura haciéndome temblar. Bueno, eso era algo que yo ya sabía— Es algo inevitable en las primeras veces, pero…— se acerca a mí y besa con delicadeza mis mejillas como si quisiera darme su consuelo— Haré todo lo posible para que no duela más allá de lo inevitable.
Lo miro un poco aterrada y con ganas de llorar. Él me sonríe con dulzura y deja otro beso en la punta de mi nariz. De verdad es un hombre dulce que, aunque luzca como un depredador deseoso de comerme, también se preocupa por mí y hasta parece tierno. Lo que no es tierno es su parte de abajo.
¡Es aterradora!
—Entonces ¿Me permite tomarla?— me pregunta al notar mi evidente miedo, pero el miedo está ligado también con una sensación extraña que es la que ahora mismo me domina.
Bueno, esto era lo que yo quería.
No sé si está mal o está bien, pero yo estoy dispuesta a tomar responsabilidad sobre mis decisiones sin importar que éstas sean una completa locura.
Poco a poco, y con el corazón a punto de escaparse por mi boca, relajo un poco más mi cuerpo y, tragándome mi vergüenza, abro mis piernas ante él, como una respuesta silenciosa que él entiende perfectamente.
Sus ojos azules se vuelven negros mientras mira fijamente mi cuerpo como si fuese un verdadero espectáculo. Esa mirada me hace querer esconderme, pero lo único que puedo hacer es girar mi cabeza y mirar hacia un costado para que no vea lo roja que tengo mi cara, siento que en cualquier momento mis mejillas se derretirán debido a lo calientes que están.
En ese momento algo llama mi atención, él estira su brazo hacia la mesita de noche que se halla a un costado de la enorme cama y veo como abre con agilidad uno de los cajones y saca de ahí una pequeña cajita.
Eso es…
Sin poder evitarlo mi mirada vuelve a él y veo que, sin despertar su deseosa mirada de mí abre la caja y saca un pequeño envoltorio plateado que abre con los dientes. Todo esto lo hace tan rápido que me deja un poco sorprendida.
—E-Eso es…
—Condones— no me deja terminar y veo como envuelve su m*****o con el fino material de látex— No dudo que un hijo nacido de usted sería hermoso, pero…—él se acomoda entre mis piernas, mientras permanezco distraída y sin habla por sus palabras— Debido a nuestras circunstancias, lo mejor sería evitarlo de momento ¿No le parece?
Asiento de forma fervorosa completamente de acuerdo con lo que él me dice. Esto es solo una aventura de una noche y sería terrible que yo saliese embarazada justo en mi primera vez. Sería completamente problemático, no quiero ni imaginarme los problemas que traería consigo el que yo salga embarazada esta noche y no sólo serían problemas para mí, sino para el bebé también.
No quiero que alguien sufra lo que estoy sufriendo y estoy segura que mis padres pagarían el grito al cielo si se enteran de lo que estoy haciendo justo ahora. Lo más probable es que no armen escándalos aquí porque eso dañaría su imagen, pero, al llegar a casa, estoy segura que una paliza es lo menos que recibiría.
Ellos no son muy atentos conmigo, así que, lo más probable, es que no siquiera hayan notado mi ausencia. Si, así de amoroso son mis padres conmigo (sarcasmo)
Salgo de mi neblina de pensamientos cuando siento que los dedos del hombre de ojos azules toca mi intimidad haciendo que un gemido salga de mi boca. Sigue sintiéndose extraño, demasiado extraño, pero esos toqueteos indecentes sólo hacen que, lo que sea que se encuentra aglomerado en mi vientre, crezca en magnitud y me haga sentir con ganas de liberarlo.
Él deja de tocarme con sus dedos, en su lugar, siento algo muy duro y grande pasearse por toda la hendidura de mi intimidad. Sin poder evitarlo todo mi cuerpo se tensa y siento mi cuero cabelludo picar debido a los nervios y el miedo que toman el control de mi cuerpo. Ya llegó el momento y siento que los nervios no me deja respirar.
—Lo haré lentamente— me informa el hombre con su mandíbula apretada como si se estuviese conteniendo— Trate de relajarse, no quiero hacerle daño.
Sé que no, pero…
Mis ojos bajan hacia el lugar en donde están a punto de unirse nuestros cuerpos y no puedo evitar sentirme intranquila. Sé que él tiene toda la intención de no hacerme daño, pero su cosa dice todo lo contrario a lo que él quiere hacer. Estoy tan nerviosa que siento que no puedo respirar.
Sus brazos se posicionan a cada lado de mi cabeza mientras su cuerpo se presiona sobre el mío y su calor y el mío se mezclan al igual que nuestros cuerpos y nuestras esencias. Siento algo duro tocar mi intimidad y, sin más preámbulos, ese “algo” empieza a entrar dentro de mi cuerpo llenándome de una sensación extraña y muy, pero muy dolorosa.
¡Duele! ¡Duele! ¡Duele!
Cómo acto de reflejo me aferro a sus fuertes antebrazos y clavo mis uñas en ellos tratando de contener este dolor de alguna manera.
—T-Tiene que relajarse…— habla luciendo un poco adolorido, pero la adolorida aquí soy yo. Siento que me está expandiendo por dentro— Si no se relaja, será difícil para mí no lastimarla…
—Duele…— sollozo suavemente— M-Me está doliendo mucho…
No entiendo porqué a las personas les gusta tanto el sexo ¡Es demasiado doloroso! No hay nada de bueno en esto. Al principio pensaba que se sentía bien, me hacía sentir rara con un placer que se reunía en mi vientre y me recorría ferozmente de pies a cabeza, pero ahora todo eso que sentía se ha ido y sólo queda dolor.
Él empieza a dejar besos suaves en mi frente y besa con delicadeza mis húmedos ojos como si me estuviese consolando. Sé que quiere que yo no sufra demasiado con esto que fue solo idea mía, pero el dolor no me deja pensar.
¿Cómo se supone que a las personas les puede gustar esto?
—Lo siento...
Eso es lo que oigo salir de sus labios, pero casi no puedo entender porqué se disculpa, hasta que, de un solo empujón, toda su cosa entra en mí haciendo que un dolor punzante mee recorra por completo.
Pego un gritito del dolor y la sorpresa y alcanzo a oír un gemido de placer venir de él.
Con los ojos abiertos como platos y llenos de lágrimas miro hacia abajo, mientras todo mi cuerpo tiembla sin control alguno. Creo que algo se rompió dentro de mí.
—¿M-Me desgarré?— pregunto con voz temblorosa y él me mira con sus ojos brillando con intensidad y una expresión salvaje en su rostro.
—Tranquila, es natural— expresa con voz contenida entre dientes y se abraza a mi cuerpo.
—¿N-Natural?— pregunto mirándolo directamente a los ojos sin dejar de temblar siquiera por un segundo.
Él me dedica una sonrisa ladeada y se acerca a mi rostro para repartir un sinfín de besos dulces.
—Claro que es natural— me dice con suavidad y dulzura sin dejar de besarme— Es la prueba de que lo que dijo en un principio no era falso— su mano acaricia mi mejilla, mientras él me mira de una manera muy difícil de leer— En verdad está es su primera vez y me ha concedido el honor a mí de ser el primer hombre en tenerla.
Pues claro que era verdad.
Muerdo mi labio con sutileza y eso parece llamar su atención que sus ojos caen en mis labios, mirándolos con intensidad. Su pulgar tira suavemente debajo de mi labio haciendo que mis dientes lo suelten y, cuando se encuentra libre, sus labios toman los míos en un beso ardiente que me deja sin aliento.
En la parte inferior siento como todo palpita y duele, pero arriba él es tan gentil que hace que no me sienta tan mal. Es tan hipnótico, me siento como si estuviese ebria con sólo un beso. Poco a poco parece que mi intimidad se va adaptando a la intromisión de ese objeto extraño y deja de doler un poco, aunque sigue sintiéndose muy extraño.
De mis labios sale un gemido ahogado que queda atrapado en la boca de mi amante al sentir como se mueve un poco enterrándose todavía más en mí. Es tan raro sentirlo adentro, tan caliente y palpitante, pero, también, siento como si tuviese metida una bolsa y creo que eso se debe al condón que previamente él se puso.
—Voy a comenzar a moverme— me informa separándose un poco de mis hinchados labios— Siento que perderé el control, muérdame si le duele demasiado.
No creo que sea capaz de morderlo.
Asiento de acuerdo con sus palabras y, poco a poco, lo siento moverse con cuidado haciéndome hacer un sinfín de muecas de todo tipo. Al principio, se sintió incómodo con él saliendo y entrando cada vez más profundo dentro de mí cuerpo, pero, luego, esa incomodidad desapareció para dar lugar a una sensación asfixiante que hace que todos los bellos de mi cuerpo se ericen como si mi piel fuese recorrida por una corriente eléctrica.
¿Qué es esto?
Gimo alto y me aferro a las sábanas cuando siento que su pene ha tocado un punto muy profundo dentro de mí que genera un placer muy grande. Algo, algo en mi vientre quiere ser liberado. Está sensación es incomparable, nunca pensé que se sintiera así de bien ¿Cómo algo que empezó doliendo tanto puede sentirse luego tan bien?
—Más…Más rápido…¡Ah!— pido sin ser consciente de mí misma, solo enfocándome en el gran placer que veo venir.
Él de pronto se detiene y quiero chillar frustrada y golpearlo para que se mueva, pero aún conservo un pequeño hilo de cordura y me detengo, pero quiero que se mueva.•
¿Cómo se supone que se lo pida?
—¿Ya no le duele?— me pregunta con su voz casi irreconocible de lo ronca que se encuentra y, al verlo, no puedo evitar pensar que se ve muy sexy ahora mismo.
Su cabello castaño se encuentra pegado a su frente por el sudor y tiene ahora mismo una expresión feroz. No sé si él también está sintiendo placer, pero su expresión dice que así es y eso me da un poco más de confianza.
Coloco mis manos sobre mi vientre y veo que él observa fijamente mis acciones.
—A-Al principio se sentía raro y dolía— admito con voz jadeante y temblorosa— P—Pero ahora me siento…Llena y también se siente caliente. Definitivamente no quiero detenerme…
De pronto empieza moverse nuevamente con algo más de fuerza y rapidez sin siquiera dejarme terminar de hablar. Tal es mi sorpresa que abro de manera gigante mis ojos y mi boca también sin emitir sonido alguno, pero eso es por poco tiempo porque en las siguientes embestidas no puedo contener mis gemidos y mis jadeos.
Se siente muy bien…
Las embestidas contra mi cuerpo son feroces y sé que debería doler, pero definitivamente no duele, sólo se siente bien. Nadie nunca me dijo que el sexo te haría ver estrellas y toda la vía láctea, nadie me dijo que sentías que te asfixiabas, pero, aún así, querías continuar hasta morir de placer. Es ardiente, como si me estuviese quemando por dentro, es sofocante porque siento que no puedo respirar y es aterrador porque siento que podría perderme a mí misma en medio de tanto placer.
—S-Siento que algo…¡Ah!...¡Algo va a salir!...
Ni siquiera soy capaz de hablar correctamente, sólo puedo abrazarme al cuerpo del hombre encima de mí y enterrar mis uñas en su espalda. No soy consciente ya de mis acciones y mucho menos de mis palabras, sólo puedo ser consciente de este intenso torbellino que me lleva consigo a un abismo de placer y pasión dónde lo único que existen son esos ojos azules que me miran fijamente, como si quisiera grabar mi imagen en lo más profundo de su mente.
Un gemido sale de los labios de él, pero es opacado por el gemido alto que sale de mis labios al sentir mi cuerpo ser arrasado por un placer intenso que me deja aturdida sin saber quien soy o siquiera dónde estoy.
Vaya ¿Así se supone que se siente llegar al clímax?
Es agotador. Sinceramente me siento tan agotada que siento como mis párpados se cierran sin siquiera ser consciente de ello. Sólo soy capaz de oír la jadeante respiración del hombre que aún se encuentra encima de mí y no puedo evitar hacer una mueca cuando siento como su m*****o sale de mi interior, pero ni siquiera así abro los ojos, pues estoy tan cansada que ni siquiera ellos me obedecen.
Intento regular mi respiración y es cuando siento como algo suave es colocado sobre mi cuerpo sudoroso y desnudo. Eso me anima a abrir sólo un poco mis ojos para ver que es eso que se siente tan suave.
Al abrir mis ojos descubro que el hombre que ha vivido conmigo este momento de pasión me arropa con una sábana, mientras me abraza y deja besos en mi sien. No entiendo porque él es tan amable conmigo, ni siquiera tengo fuerzas para mover un dedo así que dejo que él me abrace y me siga besando con cariño, como si de verdad me quisiera.
Fue solo una aventura de una sola noche, pero debo agradecer que, gracias a él, la experiencia no fue tan horrible. Al ser mi primera vez es obvio que me sintiera nerviosa y asustada e, incluso, es natural que me doliera, pero, fuera de ello, no fue una experiencia tan terrible.
Él acaricia suavemente mi brazo expuesto y esas caricias me dejan más somnolienta. Al despertar tendré que enfrentar la horrible realidad que me espera, pero tendré presente este momento toda mi vida y, cuando las cosas sean verdaderamente horribles con el hombre con el cual me obligarán a casarme, tendré en mente esta gentileza y este momento que he vivido con…
Esperen ¿Cómo se llamaba?
Ese es el último pensamiento que pasa por mi mente ante de ser arrastrada por Morfeo a la tierra de los sueños. Ni siquiera sé el nombre del hombre que me quitó mi virginidad…Que tonta.