Capítulo 20 (Part.2)

2741 Words
POV'S Kenna: ...Las personas simples son más felices.... —Es muy interesante— expreso queriendo saber más— Había escuchado de ello, pero nunca supe nada al respecto— admito admirando las flores a mi alrededor— ¿Qué significado tienen las peonías? Quizás así pueda saber la insistencia de Aston en regalarme una peonía. La mujer de cabellos castaño frente a mí guarda silencio brevemente como si estuviese pensando seriamente en lo que le he preguntado. —Siendo sincera, señorita, no lo sé— su voz adquiere un toque de vergüenza— Puedo averiguarlo luego para usted… —No tienes que preocuparte— expreso sin querer molestarla— No quiero presionarte a investigar cosas por mí, ya debes estar lo suficientemente ocupada para que yo ponga más presión sobre ti… De pronto ella detiene su paso haciéndome detener a mí también ¿Dije algo malo? Ella se giro poco a poco para encargarme y sus ojos verdes me miran con asombro. —¿De verdad no va a exigirme que le tenga una respuesta inmediata?— me pregunta sin aliento como si fuera algo de más de increíble. Frunzo mi ceño extrañada por su comportamiento. En mi antiguo hogar, trataba de molestar lo menos posible a las personas de servicio, pues ya era suficiente con lo exigente que eran mi madre y mi hermana. Para mí, todos somos seres humanos y cada uno valemos lo mismo sin importar nuestra sangre o nuestra cuenta bancaria. Por estás ideas fui considerada la oveja negra de mi familia. Cambio mi ceño fruncido por una sonrisa y agacho momentáneamente la mirada. —Sé que es duro y admirable el trabajo que hacen las personas que mantienen un hogar…— empiezo a hablar— Mira por ejemplo este hermoso jardín, la señora Wright se jacta de decir que este es su jardín y puede que sea cierto, pero dudo seriamente que ella sea quien toque la tierra, plante las flores, las cuide y les dé tanto amor ¿Me equivoco? La veo apretar los labios y negar con la cabeza. Mi sonrisa se ensancha levemente. —Hay un jardinero, una persona sencilla con manos mágicas que le da vida a estas hermosas plantas— le señalo las peonías y ella parece impresionada por lo que digo— Y, como este, hay muchos más ejemplos— confieso en medio de una suave sonrisa— Las riquezas a veces enceguecen a las personas y llevan a las sombras a los verdaderos artífices de su vida cotidiana. Siempre he visto las cosas así. No me gusta ir a muchos eventos, pero en cada evento que iba, el anfitrión se jactaba de tener los mejores platillos y los mejores chefs, pero ¿De dónde vienen los productos que utilizan los chefs famosos? ¿De dónde viene toda la mano de obra? ¿De dónde vienen los peces que tanto les gusta? ¿De dónde vienen la fruta y las hortalizas con las que acompañan sus platillos? Exacto, vienen de la mano de personas sencillas que hacen lo que la gente de “sangre azul” no se atreve a hacer y, no conforme con eso, se atreven a humillarlos y hacerlos valer menos solo para inflar su ego y posición. Las personas siempre se sentirán superiores si tienen a alguien a quien pisotear. Parpadeo múltiples veces para salir de mis pensamientos y me concentro en la mujer de ojos verdes que parece impresionada por mis palabras. —Vaya, es la primera vez que oigo esto de la boca de una señorita de familia adinerada— deja salir impresionada— Nosotras, las empleadas de servicio, debemos ser como fantasmas, hacer nuestro trabajo en silencio y desaparecer sin que nuestro trabajo sea lo suficientemente valorado… —Y vale mucho— confieso interrumpiendo sus palabras— Para que exista la supremacía en cualquier ámbito, tiene que haber alguien en el fondo y otra persona en la cima haciéndole creer a la que está abajo que no vale nada inventando tonterías como “la sangre azul”, “la clase alta”, “otro mundo” y cosas por ese estilo— mi voz se llena de un toque de amargura, pero es más un sentimiento agridulce— Tú y yo tenemos la sangre roja, somos de la misma clase, ambas somos humanas y vivimos en el mismo mundo, respirando el mismo aire ¿Por qué tendría que haber una línea tan dura separándonos? Ella parece quedar sin habla y es que yo no tengo muchas oportunidades para expresarme así. Cada vez se me reprendía por pensar diferente así que empecé a callar todo lo que pensaba y sólo me escondía, aunque eso no cambiaba en nada mi manera de pensar. Por supuesto, es raro que una chica como yo acostumbrada a los lujos de la vida tenga tales pensamientos de igual, pero, la verdad, nunca me he sentido superior a nadie, ni más afortunada que nadie y mucho menos siento que valgo más que las otras personas. Eso no es parte de lo que soy. —Él tenía razón…—la escucho murmurar sorprendida y yo frunzo mi ceño. —¿Eh?— pregunto al no haber entendido lo que dice, pero ella empieza a negar frenéticamente. —No es nada— me dice nerviosa— Fue sólo un pensamiento fugaz, debemos apresurarnos— habla rápidamente empezando a caminar— A la señora no le gusta la impuntualidad y nos hemos retrasado más de la cuenta. Oh, cierto, había olvidado ese detalle. Todo el buen ánimo que empezaba a sentir se empieza a esfumar al recordar que debo enfrentarme a esa señora en poco tiempo. Creo que mi entrenamiento será más duro de lo que pienso. Amy y yo caminamos en silencio y a paso apresurado hasta llegar al centro circular del jardín que se divide en varios caminos de piedra perfectamente construida. En este enorme claro de piedra se encuentra una pequeña cabaña techada al descubierto, hecha con ornamentos florales dorados y que parece hecha por algún arquitecto reconocido. Nuestro alrededor se encuentra rodeado únicamente por arbustos de peonías de diversos colores que le dan un aire mágico a este lugar. Veo que a esta señora no le gusta lo sencillo. Pero ¿Dónde está la señora Wright…? —¡Llegas tarde! Hago una mueca al oír esa voz a uno de mis costados. En lugar de ser recibida por un saludo o una bienvenida, soy recibida por una reprimenda por parte de la señora Wright. Que irónico. Me giro lentamente en su dirección y descubro que se encuentra cerca de sus flores y no la había visto al llegar porque uno de los arbustos cubría su figura, pero ahora es claramente visible. Ella empieza a caminar en mi dirección con su semblante completamente molesto fríos ojos color miel. De cierto modo, esos ojos me recuerdan a los de Aston. —¡Esto es el colmo! No puedo creer que seas tan maleducada— me reprende, mientras se acerca— ¿Tus padres no te enseñaron nada sobre la puntualidad? Presumen ser una familia prestigiosa, pero ni siquiera son capaces de educar bien a una de sus hijas… Ni siquiera me tardé tanto. Aprieto mis labios y respiro profundo para calmarme. Sé que esta señora tiene una personalidad bastante complicada, además, parece que es muy perfeccionista y exigente, pero también creo que se quiere vengar se mis padres conmigo. Hay que recordar que los Phillips y los Wright no tenemos una buena relación. De pronto su mirada burbujeante en molestia cae sobre la pequeña Amy quien parece temblar bajo esa mirada y mantiene su cabeza agacha. —¿No te dije que la trajeras inmediatamente después del desayuno?— le preguntó molesta a la mujer de corto cabello castaño— ¿También te contagiaste con la desobediencia de esta chica? Está siendo muy dura con Amy. Aprieto mis manos hasta enterrar mis uñas en las palmas. Sé que tengo que tranquilizarme, pero me molesta que le hable así a Amy ya que ella no tiene la culpa de nada. —Señora Wright…—llamo su atención con voz suave y de pronto su mirada vuelve a mí—La culpa es mía porque me entretuve mirando la belleza de su jardín— me excuso y veo como ella arquea una de sus perfectas cejas— Con un jardín tan majestuoso y hermoso es imposible no distraerse. Le ofrezco una disculpa y la felicito por ser poseedora de este jardín de ensueño. Hay algo que aprendí al estar en medio de la alta sociedad y eso es que las personas que la conforman son excepcionalmente soberbias y narcisistas, les encanta presumir de lo que poseen y recibir halagos de los otros, así que creo que esto puede funcionar. La señora Wright me mira largamente con una mirada completamente seria, sin mostrarse complacida ni molesta con mis palabras, hasta que al final la escucho suspirar. —Que esta sea la primera y última vez ¿Entendiste?— me pregunta con voz severa y yo asiento— Tú, vete, no tienes nada que hacer aquí. Ésta asiente ante la orden brusca de esta señora que parece haber despertado con mal humor. Amy se inclina levemente con respeto antes de irse y dejarme a solas con este monstruo disfrazado de dama fina. Ella me mira fijamente de arriba abajo sin decir una sola palabra y empieza a caminar a mi alrededor repitiendo el anterior procedimiento y yo me quedo en mi lugar sin moverme siquiera un poco, mientras siento que soy evaluada por ella. Esto es un poco desagradable, pero debo resistirlo, antes de venir aquí sabía que las cosas serían completamente difíciles así que ya me hice una idea. La señora Wright vuelve a pasarse frente mío y puedo ver una mueca de desaprobación como resultado de su evaluación. Sinceramente, no suelo arreglarme de manera diaria, me gusta estar cómoda con mi ropa y dejo mi rizado y abundante cabello suelto, mientras opto por no usar maquillaje. Mi madre me reprendía todo el tiempo por no usar maquillaje para cubrir mis imperfecciones, pero es que no me gusta mucho el maquillaje, hace que mi piel se sienta pesada y plástica. —Hice un trato con tu madre porque ella me aseguró que sus ambas hijas eran perfectas señoritas de sociedad provenientes de una familia influyente...—empieza a hablar la señora Wright— Pero viéndote a ti me pregunto ¿Qué hay de una señorita perfecta en ti? Nada. Muerdo mi labio y bajo la mirada sintiendo ganas de vomitar al oírla decir eso. Probablemente mi madre estaba describiendo a Kenia y, como estaba ansiosa por venderme, me ofreció como un producto de primera. Tengo una madre increíble sin duda muy inusual. —Si no le convence el producto, puede devolverlo…—hablo con amargura y mis palabras la hacer arquear una ceja— El negocio todavía no se ha cerrado, si no está convencida de comprarme, entonces ¿Qué hago aquí? Creo que sería el final de mi vida si llegase a devolverme a mi familia, pero, sinceramente, no me importa. Probablemente mis padres no se quedarían quietos y, después de reprenderme y posiblemente matarme de hambre por unos días, encontrarán a otro comprador, quizás un viejo millonario que quiera probar su hombría encontrando una esposa joven. Esa idea me da escalofríos, pero, si mis padres fueron capaces de venderme una vez no dudo que lo harán otra vez si no les resulta este negocio. Por primera vez desde que nos conocimos, la señora Wright se ríe, pero es más una sonrisa de burla que de agrado u otra cosa. —Vaya, parece que, además de una “señorita perfecta” también es “comediante”— comenta con burla y de inmediato vuelve a poner una expresión seria y ácida— Mira, niña, aquí las decisiones no las tomas tú, ni siquiera tus padres, aquí la que tiene el dinero es la que manda y la que tiene el dinero soy yo— su voz se vuelve dura y yo aprieto mis labios— Tus padres te vendieron, es decir, ahora tú…— me señala de arriba abajo— Eres una propiedad… Por supuesto, así me ve ella. Me muerdo la lengua con fuerza para evitar soltar alguna palabra que empeore mi situación. Es claro que ella me vea así, después de todo va a arreglar la situación financiera de mi familia a cambio de que yo me case con su hijo mayor. Es todo un negocio. —Le perteneces a mi hijo, eso tiene que quedarte muy claro ¿Entiendes?— su voz se vuelve brusca y demandante y no puedo evitar sentir algo amargo en mi garganta— En tu vida no habrá otro hombre, tampoco en tu mente y mucho menos en tu cuerpo— me vuelve a señalar con desdén— Tienes un dueño y ese dueño hará contigo lo que plazca. Tengo un dueño. Hago una mueca y me niego a responder, pues sé que nada podrá salir de mi garganta en este momento y mucho menos tratándose de ese tema. Tengo un secreto y será un secreto que me llevaré a la tumba, ella piensa que no existe hombre que haya tocado este cuerpo, pero, lo que ella no sabe, es que este cuerpo ya tocado y entregado a otro, me entregué a un hombre que elegí y ahora menos que nunca me arrepiento de lo que hice. —Milagrosamente a mi hijo le gustas, creo que de manera exagerada— continúa hablando sin saber los secretos que oculto en mí— Me pidió algo inusual para su boda y es que el adorno principal sean peonías rosas y que tu ramo sea hecho con las mismas flores ¿Tienes alguna objeción con eso? Sin poder evitarlo una sonrisa floja se extiende por mis labios y la miro con mi ceja arqueada. —¿Tengo derecho a dar mi opinión?— pregunto con ironía y ella sonríe de manera fría y falsa. —Por supuesto que no— se niega rotundamente— Sé que mi hijo es demasiado comparado contigo— me humilla sin ocultarlo— Por eso debo convertirte en la esposa perfecta, digna de él y, la primera lección es esta… Se acerca un paso hacia mí con sus ojos mieles llenos de frialdad y superioridad. Ella es un poco más baja que yo y eso que no estoy usando tacones y es por ello que debo bajar un poco la cabeza para mirarla. Yo la miro directamente a los ojos sin inmutarme ni retroceder cuando se acerca a mi rostro y prácticamente escupe las siguientes palabras: —Nunca lo olvides, ante todo debes complacer, satisfacer y obedecer a mi hijo, después de todo le perteneces para eso te he comprado— sus ojos chispean en amenaza y siento como mis intestinos se contraen— Harás lo que él te diga sin refutar ni negarte, él es un caballero, lo he educado bien y no te tocará antes de su matrimonio porque es algo indebido—me asegura y siento como todos los vellos de mi cuerpo se erizan— Pero, si llegase a haber una mínima probabilidad de que desee estar contigo antes de ello, lo complacerás sin negarte ¿Quedó claro? ¿Qué diferencia hay en esas palabras a solo decir: “Cuando él te lo pida abre las piernas y ya”? Es increíble que una señora tan “refinada” me esté diciendo algo como esto. Siento mis ojos humedecerse y un enorme nudo en mi garganta. Prácticamente soy un objeto y fácilmente puedo convertirme en un juguete s****l para Aston Wright si él lo desea, ya no tengo voluntad, no puedo decidir que hacer o con quién estar solo por la avaricia de mis padres. —Por supuesto, eso es algo muy mal visto, porque deben esperar hasta el matrimonio para consumar su unión— se aleja un poco hablando de manera tajante— Pero las nuevas generaciones nacen con la sangre muy caliente y les gusta ir a prisas, es por ello que quedas advertida sobre lo que debes hacer llegados a ese caso— se irgue orgullosa y vuelve a ser la elegante dama distinguida— A partir de ahora…Empieza tu entrenamiento… Mi “infierno” querrá decir.
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