POV’S Kenna:
¿Acaso…Ya perdí la cordura?
Eso es lo que me pregunto, mientras me encuentro acostada en la cama de la habitación que hace poco me fue asignada. Llevo aquí largo rato, incluso me atrevo a decir que llevo horas aquí acostada y, en todo este tiempo, sólo he estado pensando en una sola persona. Sí, así es en Aslan Wright.
Es que no lo entiendo.
Hago una mueca y me acuesto en posición fetal abrazando una de las tantas almohadas; ni siquiera he desempacado, no he tenido ánimos de absolutamente nada y eso me tiene mal ¿Qué me pasa? ¿Por qué pensar en el me deprime? Hasta hace poco él estaba aquí, hablándome de esa manera tan confusa y, lo más confuso, es como me comporto cuando estoy frente a él. Yo fui la que le dije que deberíamos guardar distancia y que fingiéramos que no nos conocemos, entonces ¿Por qué me siento tan mal? Es confuso.
Él será mi cuñado y, aunque haya sido el hombre que me quitó mi virginidad, no hay nada que nos una más que eso. Él…Me gustó mucho ¿Para qué negarlo? Por eso lo elegí para ser mi amante de una noche, pero ahora ese hombre es prohibido, debo dejar de pensar en él o será mi condena.
Estoy tan cansada de todo.
Hoy ha sido un día agotador y, para colmar mis males, aún tengo que presentarme a esa dichosa cena donde conoceré a mi supuesto futuro esposo. Viendo a Aslan dudo seriamente que lo que me dijo Kenia sea cierto y que Aston Wright sea horrible en apariencia, pero, quizás, se ganó el apodo de “monstruo” por otra razón.
Tengo tanto miedo, no sé siquiera como actuar o que hacer al respecto. Aslan me prometió que fingirá no conocerme y eso debería hacerme sentir tranquila, pero no puedo sentirme tranquila si él está cerca de mí ¿Cómo le digo a mi corazón que deje de latir tan rápido? ¿Cómo le digo a mi cuerpo que no sienta todo lo que siento cuando él está cerca de mí? ¿Cómo hago para fingir que no lo conozco cuando está tan presente en mi mente?
Mi situación…Es complicada.
Suspiro con cansancio y me incorporo lentamente para sentarme en la cama. Creo que lo mejor que puedo hacer es dejar que las cosas fluyan e ignorar lo más posible a Aslan para evitarme mayores problemas, me armaré de valor para conocer a mi futuro esposo y rogaré con todas mis fuerzas que él no me quiera como esposa, aunque ese signifique la destrucción total de mi familia.
Bueno, debería arreglar mi maleta ya…
En ese momento se oye como alguien toca suavemente la puerta y yo frunzo mi ceño ¿Quién será? ¿Será Aslan? Trago grueso y mi corazón se inquieta al pensar en eso y todo mi cuerpo se estremece, pero él me prometió que no se acercaría a mí y que fingiría no conocerme, entonces ¿Por qué ahora tocaría mi puerta…?
—Señorita…
Oigo una voz suave y femenina llamarme del otro lado de la puerta y, sin motivo alguno, empiezo a sentirme decepcionada de que no sea Aslan quien tocaba mi puerta. Creo que es cierto lo que he pensando y que realmente me he vuelto loca.
Vuelven a tocar la puerta con mayor insistencia y es ahí cuando reacciono y me levanto de la cama para ir hacia la puerta y abrirla con gran rapidez.
Cuando abro la puerta lo primero que veo es una chica un poco más baja que yo de cabello castaño liso y corto, tan corto que le da por la mandíbula y ojos verdes los cuales me miran con fijeza. A juzgar por su ropa, es una empleada de servicio de este lugar.
—Buenas noches, señorita Kenna— ella hace una leve reverencia mostrando respeto— Mi nombre es Amy Grahams, estaré a sus órdenes para cualquier cosa que necesite— se presenta con voz suave y amable— La señora Wright me pidió que viniera a buscarla ya que es hora de cenar…
¿¡Ya es hora de la cena!?
No puedo evitar que mis ojos se abran de manera gigante al oír lo que Amy dice, no me di cuenta que las horas habían pasado tan rápido. Estaba tan perdida en mis pensamientos que las horas pasaron como un suspiro de tiempo y ahora siento mis entrañas contraerse al pensar en esa incómoda cena.
Sin quererlo me paralizo en mi lugar. No, no quiero ir, no quiero pasar por esto ¿Aceptarán alguna excusa? Quizás si digo que me siento indispuesta…No, no creo que eso funcione con la señora Wright.
—Por favor, sígame, la están esperando— me pide con su tono suave la chica que se ha presentado como “Amy”
Trago grueso y asiento con movimientos mecánicos.
—Está bien, Amy— hablo con apenas un hilo de voz frágil— Te seguiré.
Hago un enorme esfuerzo porque ella no note el temblor de mi cuerpo, pero es difícil poder controlarse, siento que no estoy preparada para enfrentarme a esa familia y mucho menos para conocer al que, supuestamente, será mi esposo.
La joven mujer asiente y empieza a caminar para que yo la siga y así lo hago, pues, la verdad, no tengo nada mejor que hacer. Lo bueno que vaya delante de mí es que no puede notar como seco mis manos con mi ropa debido al excesivo sudor de mi cuerpo debido a mis crecientes nervios. No sólo me tendré que enfrentar a la señora Wright, también me tengo que enfrentar a sus hijos y no sé que más.
Siento que he tenido mucho hoy, quisiera sólo dormir para siempre o despertar de esta pesadilla de una vez por todas. Esto tiene que ser una pesadilla ¿Cómo podría no serlo? Primero mis padres me venden sin contemplación alguna, luego me enfrento a esta señora que me vió como una mercancía a la que podía comprar y criticar a su gusto y, no siendo suficiente con eso, me encontré con un hombre guapísimo que me gustó demasiado, tanto que terminé acostándome con él y entregándole mi virginidad, pero ¡Sorpresa! Él terminó siendo el hermano del hombre para el cual me compraron y ahora tengo que vivir con eso.
Es demasiado.
Sigo en silencio a la castaña de cabello corto, pero hay una ligera duda que domina mi mente.
—Amy…— rompo el silencio cuando nos encontramos ya en las escaleras— ¿Quiénes está ya en la mesa?
No quiero que eso me tome de sorpresa.
No tengo ganas de cenar, ni siquiera tengo apetito, pero sé que si no acompaño esta noche a la familia Wright, la señora lo tomará como un insulto de mi parte y me hará la vida todavía más imposible, es por ello que lucharé hoy por ser invisible y, si tengo suerte, el negocio de mis padres se arruinará cuando el hijo mayor diga que no le gustó para nada.
—Se encuentran esperándola la señora Wright y el joven Aslan Wright— me informa sin detenerse, mientras terminamos de bajar las escaleras y ella toma el rumbo hacia un costado— El señor Wright y el joven Aston Wright llegarán pronto y la señora quiere que usted ya esté en la mesa al momento que ellos lleguen.
Todo mi cuerpo se tensa al oírla, pero no me detengo, pues si pierdo de vista a Amy, lo más seguro es que me pierda en este enorme lugar lleno de baratijas costosas y cuadros millonarios. No, no debo mostrar nerviosismo, tengo que fingir lo mejor posible estando frente a Aslan, no puedo levantar sospechas que me condenen.
—Entiendo— es lo único que digo, mientras sigo a la joven mujer.
Quizás ella tenga mi edad.
La observo detenidamente. Su andar es apresurado y eso hace que su corto cabello dance al ritmo de sus pasos, parece ser más baja que yo y eso que yo ya soy suficientemente baja, pero supongo que hay casos peores que los míos. Es amable, aunque no puedo confiarme de todo en alguien que acabo de conocer…
Creo que soy la menor indicada para hablar de eso.
Me sonrojo al pensar que fui precisamente yo la que quiso estar con un completo desconocido con el que había entablado una conversación aquella noche, ni siquiera sabía su nombre, sólo me dejé llevar por la verdad que había en sus ojos, pero, lo peor de todo, es que ese momento lo sentí como un sueño y ahora siento que ese sueño se está convirtiendo en una pesadilla.
Bueno, sólo puedo esperar no cometer ningún error esta noche y que la señora me deje en paz después de eso, también, si no fuera mucho pedir, quisiera no gustarle al hombre para el cual me compraron, esto me serviría como una venganza para mis padres por haberme vendido, pero también sería mi condena, aunque ya estoy acostumbrada a ser infeliz teniéndolo todo.
Es horrible.
Suspiro con pesadez y siento que entre más camino, mis pies se vuelven más y más pesados. Creo que vomitaré si ceno en ese ambiente, pero ya no hay marcha atrás. Ante nosotras hay un enorme arco bellamente decorado y que permite apreciar una habitación aparte donde sé que está el comedor. Mis nervios van en aumento.
El paso de Amy aumenta velocidad, en cambio el mío se vuelve todavía más lento. No, definitivamente no quiero estar allí y más si allí está Aslan ¿Podré comportarme bien delante de él? No lo sé.
—Señora…—escucho hablar a Amy con mucho respeto, pero no es hacia mí, sino hacia la persona que se halla sentada en la enorme mesa— La he traído como usted me pidió.
Ya estoy aquí.