Llegaron a su despacho con un minuto de retraso. Evelina había esperado una reacción más fuerte de Adrián por haber llegado un poco tarde, pero se alegró al ver que él estaba muy tranquilo. Después de su pequeño encuentro en el ascensor, parecía más relajado. Evelina se apartó tímidamente de Adrián para mirarlo a los ojos. Cuando las puertas del ascensor se abrieron, su momento terminó abruptamente. Adrián salió del ascensor, dejando a Evelina detrás de él. Lo primero que notó ella fue el silencio que reinaba en el nivel superior. Pronto se dio cuenta de que Adrián siempre parecía ser más él mismo cuando todo estaba en silencio. —Te gusta el silencio—señaló Evelina. Él la miró y luego asintió con la cabeza. —Sí—, respondió Adrián, mientras abría una puerta alta y la dejaba mirando un h