—¿Tienes algún consejo?—, preguntó sólo para liberar su mente de los pensamientos que no podía evitar. Por lo general, Evelina se manejaba bien con sus deseos. Con Adrián, era como si no tuviera que esforzarse en absoluto. Él podía hacerla sentir de una manera determinada con solo dirigirle una mirada. —Zaria te ayudará—, dijo el conductor al azar. Evelina lo miró y se dio cuenta de que hablaba en nombre de Adrián. Era algo que tendría que hacer muy pronto. Cuando sus ojos volvieron a mirar a Adrián, se dio cuenta de que él ya la estaba observando. —Zaria, creo que Anton me habló de ella—, dijo Evelina, arqueando las cejas al oír el nombre una vez más. Sintió una pequeña punzada en el pecho, un sentimiento que no supo describir del todo ni entender por qué lo sentía. —Sí, es la asistent