CAPÍTULO 8

1336 Words

—Debería estar aquí con su increíble comida. Sé que no ha pasado tanto tiempo, pero te echo de menos como mi cuidadora —dijo. —Lo sé, yo siento lo mismo. Eso no te da excusa para encerrar a la gente en armarios. Sólo dale una oportunidad. —Espera un segundo. Señora, si no deja de llorar, empezaré a obligarla a comer su propia comida asquerosa. ¡Ya veo por qué aún no tienes un anillo en ese dedo! —gritó la señorita Paola, sonando distante y dejando a Evelina frunciendo el ceño. —No, señorita Paola, eso es cruel. Como le decía, tiene que darle una oportunidad. Su trabajo es cuidar de ti, y mientras lo intente, deberías permitírselo —dijo amablemente. —De acuerdo. La dejaré salir del armario —gimió la señorita Paola. Evelina sonrió ante el cambio de actitud y esperó a que la señorita Paol

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