—¿Qué?—preguntó Evelina, incapaz de creer lo que acababa de escuchar. Soltó un suspiro antes de seguir a la persona que tenía delante hacia un lugar más tranquilo y alejado de oídos indiscretos. Su mente aún intentaba procesar lo que le habían dicho, pero le resultaba extremadamente difícil. —¡Evelina!—gritó Johnathan, apareciendo de la nada. Ella ni siquiera sabía que estaba allí. Sin embargo, Evelina no prestó atención a Johnathan, pues sus ojos entrecerrados seguían fijos en el hombre frente a ella. —¿Estás en una mafia, y no crees que eso sea parte de la descripción de un trabajo?—preguntó, sorprendentemente tranquila. Enarcó una ceja antes de intentar acercarse a él, pero antes de que pudiera hacerlo, Johnathan intervino. —Estaba bromeando. Es una broma de mal gusto de Adrián para