EL BESO DE LA LUNA

Capítulo 5: Secretos Al Descubierto

El destello de luz que emanó del libro no solo disipó las sombras; también dejó a Alina y Kael en un extraño y silencioso vacío. La habitación, que había sido oscura y húmeda momentos antes, ahora parecía un espacio fuera del tiempo. Las paredes brillaban débilmente con símbolos que nunca antes habían estado allí, como si la energía liberada por el libro hubiera despertado algo mucho más antiguo que el castillo mismo.

Kael, aún de rodillas, observaba todo con un semblante sombrío. Sus ojos, usualmente tranquilos pero intensos, ahora reflejaban preocupación. Alina cerró el libro, pero el brillo residual en sus manos no desapareció. Una marca había aparecido en su palma derecha: un símbolo intrincado que parecía moverse como una corriente de agua.

“Kael, ¿qué es esto? ¿Qué significa todo esto?” Alina preguntó, mostrando su palma con desesperación.

Kael no respondió de inmediato. En cambio, se levantó lentamente y miró el pedestal vacío donde antes reposaba el libro. Sus palabras fueron apenas un susurro:

“Significa que lo inevitable ya comenzó.”

El peso Del Legado

Kael ayudó a Alina a salir de la sala subterránea. El silencio entre ellos era pesado, cargado de preguntas que ninguno sabía cómo responder. Alina, aún temblando, no podía dejar de mirar su mano, mientras Kael parecía perdido en sus pensamientos.

Cuando finalmente hablaron, estaban de regreso en el pasillo principal del castillo.

“Alina,” comenzó Kael, con un tono más grave de lo que ella había escuchado antes, “el libro que abriste no era solo un objeto antiguo. Era un sello.”

“¿Un sello?” Alina repitió, confundida.

Kael asintió. “Un sello que mantenía bajo control fuerzas que este mundo no está preparado para enfrentar. Y tú… tú lo has roto.”

El corazón de Alina dio un vuelco. “¿Qué tipo de fuerzas?”

Kael la miró directamente a los ojos, su mirada penetrante pero llena de algo que parecía cercano al arrepentimiento. “El tipo que puede destruir reinos enteros. Criaturas como las que enfrentamos abajo son solo el principio.”

“Pero yo no sabía—” comenzó Alina, pero Kael la interrumpió.

“Lo sé. No podías saberlo. Pero alguien te guió hasta ese libro. Alguien o algo que sabía exactamente lo que harías.”

Las palabras de Kael hicieron eco en la mente de Alina. Recordó la sensación que la había impulsado a bajar las escaleras, como si una mano invisible la hubiera empujado hacia el peligro. Pero ¿quién podría querer que algo tan catastrófico ocurriera?

Una Verdad Inquietante

Más tarde esa noche, Alina y Kael se reunieron en la biblioteca del castillo, un lugar que había sido un refugio para Alina desde que era niña. Sin embargo, esta vez, la biblioteca no le ofrecía consuelo. Cada sombra parecía esconder un peligro, y cada rincón estaba cargado de incertidumbre.

Kael se dirigió a un estante alto y sacó un libro cubierto de polvo. “Hay algo que necesitas saber, algo que he estado evitando decirte. Pero ya no podemos seguir escondiendo la verdad.”

Se sentaron frente a una mesa de roble, y Kael abrió el libro. Sus páginas estaban llenas de dibujos y textos escritos en un idioma antiguo que Alina no reconocía. Sin embargo, un dibujo en particular llamó su atención: una figura femenina con un símbolo en la mano, exactamente igual al que ahora marcaba su palma.

“Esto es una profecía,” explicó Kael, señalando el dibujo. “Habla de alguien llamado el Heraldo de la Luna. Una persona que, según las leyendas, tiene el poder de equilibrar la luz y la oscuridad en el mundo… o de desatar el caos absoluto.”

“¿Estás diciendo que soy yo?” Alina preguntó, su voz temblando.

Kael asintió. “El símbolo en tu mano es la marca del Heraldo. Tú tienes un papel que desempeñar en lo que viene. Pero no estás sola.”

Alina sintió un nudo en el estómago. “¿Qué quieres decir con que no estoy sola?”

Kael la miró con una mezcla de seriedad y vulnerabilidad. “Porque yo también tengo un destino. No como Heraldo, sino como el protector del Heraldo. Mi vida está ligada a la tuya, Alina. Para bien o para mal.”

Intriga Y Traición

Mientras Kael explicaba lo poco que sabía sobre la profecía, un eco de pasos resonó en los pasillos fuera de la biblioteca. Ambos se pusieron de pie de inmediato, sus sentidos alerta.

Kael desenfundó su daga. “Quédate detrás de mí.”

La puerta de la biblioteca se abrió lentamente, y una figura apareció en el umbral. Era uno de los consejeros del castillo, un hombre llamado Lord Gavric, conocido por su astucia y lealtad a la familia real. Sin embargo, algo en su expresión era diferente.

“Alteza, ¿todo está bien?” preguntó Gavric, pero su tono era demasiado casual, como si estuviera midiendo cada palabra.

“Sí, todo está bien, Lord Gavric,” respondió Alina, tratando de sonar tranquila.

Kael no bajó su arma. “¿Por qué estás aquí tan tarde?”

Gavric levantó las manos en un gesto de aparente inocencia. “Escuché ruidos provenientes de la biblioteca y me preocupé por la seguridad de la princesa.”

“Ya estamos seguros,” replicó Kael, su tono cortante.

Alina notó algo extraño en la mirada de Gavric, una chispa de interés cuando sus ojos se posaron en su mano. Fue solo un segundo, pero fue suficiente para que supiera que él había visto la marca.

Cuando Gavric finalmente se retiró, Alina se volvió hacia Kael. “Él sabe algo. Lo vi en sus ojos.”

Kael asintió. “Y probablemente no está solo. Si Gavric está involucrado, significa que hay otros en el castillo que también están interesados en ti… y no todos tendrán buenas intenciones.”

El Símbolo Del Destino

Esa noche, mientras Kael patrullaba el castillo, Alina permaneció en su habitación, mirando su mano marcada con el símbolo. Las palabras de Kael resonaban en su mente: “Mi vida está ligada a la tuya.”

No sabía qué significaba realmente ser el Heraldo de la Luna, pero una cosa era segura: su vida nunca volvería a ser la misma.

En las sombras del castillo, fuerzas comenzaban a moverse. Aliados se revelaban, pero también enemigos, cada uno con su propia agenda. Alina no podía confiar en nadie más que en Kael, pero incluso eso la llenaba de dudas.

¿Qué secretos seguía ocultando? ¿Y cuál sería el precio de descubrirlos?