Brooke Pov:
“Valerie…”
Mi respiración es descontrolada y errática, mientras un estremecimiento me recorre todo el cuerpo con una escalofriante lentitud ¿Qué paso? Tengo miedo, no importa que me haga la valiente, tengo mucho miedo ¿¡Cómo llegué aquí!? ¿¡Qué lugar es este!? Está tan oscuro y tenebroso que siento como si algo de las sombras fuese a salir y comerme.
Ahora ya se cómo se sentía Caperucita Roja.
Ahora ya entiendo el miedo que tenía Caperucita en qué el lobo se la comiera en aquel oscuro bosque, ahora mismo siento que algo saltará de las sombras y me devorará sin dejar rastro de mi existencia. No creo tener buen sabor, pero a un animal hambriento no creo que le importe eso.
¡Concéntrate, Brooke! No es momento para juegos.
Mis ojos miran a todos lados con desesperación tratando de reconocer que lugar es este, pero todo está tan oscuro que mis ojos no alcanzan a ver nada y el miedo de que haya un depredador al acecho crece y crece hasta el punto de escuchar una pesada respiración en todo el lugar. Quiero creer que es producto de mi creativa imaginación y que solo estoy paranoica, pero eso no calma mi miedo. Intento moverme, pero algo retiene mis movimientos y yo frunzo mi ceño llenándome de confusión y alzó mi mirada para ver qué es eso que me retiene; al alzar mi mirada me doy cuenta que hay unas cadenas rodeando mis muñecas y manteniéndome presa en este cautiverio en el cual estoy atrapada sin saber cómo es que llegué aquí.
“Valerie…”
Trago grueso y siento un escalofrío recorrerme debido al pánico que siento. Poco a poco mi vista se va aclarando, pero nada más me permite ver mi propio cuerpo acostado en una cama enorme vestida con sábanas de seda color carmín que se ven tan finas y lujosas ¿A quién le pertenece está cama? Mi cuerpo se encuentra cubierto por una fina pijama que parece tul con encaje, pues es una tela muy ligera de color blanco que a penas cubre mi cuerpo.
Está ropa…
¡No es mía! Me alarmó enseguida y los alocados latidos de mi corazón se agitan con espanto ante esta ropa ¿¡Cómo es que tengo esto puesto!? Yo jamás usaría algo tan revelador ¡SE ME VE TODO! ¡Que vergüenza! Intento moverme nuevamente, pero otra vez fallo y solo consigo que mis ataduras se sientan más apretadas. No entiendo nada ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué lugar es este? ¿Por qué todo está tan oscuro?
“Mi dulce mariposa…”
Esa voz, esa voz se me hace familiar ¿Quién habla en ese tono tan hipnótico? Es una voz dulce, pero a la vez seductora; una voz como esa te invita a escuchar y aceptar cada una de sus propuestas por más indecentes que sean ¿Qué locuras pienso? Esto está mal en muchos niveles. No sé que es más aterrador, el hecho de estar en medio de tan grande oscuridad sabiendo que no estoy sola o el hecho de que puedo escuchar una voz pero que no hay nadie más aquí ¿He enloquecido por completo? ¿Y si es un fantasma? ¡Ay, no! No pienses en eso Brooke Valerie Jones, solo me estoy asustando más por mis pensamientos incoherentes.
Debo recuperar el hilo de mis pensamientos.
Por algún motivo esa voz me hace estremecer debido a su profundidad, pero a la vez me causa grandes nervios el no saber con exactitud a quién le pertenece. En algún lugar en lo más profundo de mi mente retumba esa voz, pero por desgracia no puedo recordar a quien le pertenece.
De pronto, de las oscuras tinieblas que me rodean, poco a poco se empieza a ver una silueta caminar en mi dirección con paso firme y seguro. Mi cuerpo entero se tensa al ver esa silueta que, por su figura, deduzco que es un hombre y los colores suben a mi rostro al ver que solo se encuentra vestido de la cintura para abajo, dejando ver un torso bastante sensual, con músculos marcados dónde, se supone, deberían estar. Pero hay algo curioso en ese hombre que se acerca a mí.
No puedo ver su rostro.
Aunque me esfuerce no puedo verlo, se encuentra oscurecido y dicha oscuridad me impide por completo reconocer a ese hombre ¿Quién podrá ser? Por muy loco que suene esto siento familiaridad con él, es como si ya lo conociera a pesar de no ver muy bien su rostro.
—Mi dulce mariposa…—me habla el hombre en tono bajo y anhelante, mientras llega al pie de la cama y alcanza mi pie derecho.
¡Me está tocando! ¡No es un fantasma!
Mi respiración se agita e intento apartar su toque de mí, pero mi cuerpo no responde a las órdenes de mi cerebro y tampoco puedo hablar para exigirle que no me toque ¿Qué me está pasando? Por algún motivo está escena de se hace similar a una que guardo en mis recuerdos con recelo, pero a la vez es tan diferente.
Este hombre…
—Ah…— un pequeño gemidito sale de mis labios y mis mejillas se encienden en carmín al sentir como sus grandes y fuertes manos empiezan a acariciar con delicadeza mi pierna derecha tomando dirección ascendente.
Mi cuerpo…Mi cuerpo empieza a sentirse muy caliente.
—Cariño ¿Por qué huiste de mí?— me estremezco cuando sigue tocando y sigue tocando, como si tuviese libertad de hacerlo; no puedo verlo y eso me pone más nerviosa, no alcanzo a ver su rostro por más que lo intente—Ya me entregaste tu cuerpo ¿Por qué tenías que huir?
¡Porque me moría de la vergüenza!
Muerdo mi labio con fuerza para contener esos sonidos extraños que quieren salir de ellos. Esto se siente tan extraño y familiar, claro que es familiar, está sensación quedó grabada en mi piel desde ese momento y la recuerdo cada vez que esas imágenes inundan mi mente una y otra vez. Ya sé quién es este hombre, pero lo que no sé es cuál es su nombre.
Este fue el hombre que tomó mi primera vez.
¿Por qué sigue apareciendo en mis sueños? ¿Quién le dio permiso de meterse tan profundo en mi mente? Yo me acosté con él hace años y fue solo una noche en la cual me dejé llevar por mis instintos ¿No se supone que ya debería olvidarlo?
Pero él sigue apareciendo.
Quiero exigirle que no me toque, pero esas palabras no pueden salir de mi boca y lo único que puedo hacer es retorcerme, esclava de sus caricias; mientras su cuerpo se inclina sobre el mío aprisionándome aún más contra el suave colchón. Por muy loco que parezca tengo miedo, mucho miedo, siento que me asfixio y no poder moverme me da mucha impotencia.
Cierro mis ojos con fuerza para tranquilizarme ya que siento que en cualquier momento podría darme un ataque al corazón de todo este miedo que carcome mis entrañas.
—Mírame, mi pequeña mariposa— me pide en voz suave y aterciopelada el hombre que se encuentra encima de mi cuerpo y, como por arte de magia, mi cuerpo responde a su orden y lo observo.
¿Por qué no puedo verlo?
No importa que tan cerca se encuentre de mí, la mayoría de su rostro se encuentra bañado en oscuridad sin yo poder ver cuál es su apariencia, solo puedo ver sus labios y una pequeña parte de su nariz, pero tan pocos rasgos que no puedo reconocer a quien le pertenece. No puedo ver bien su rostro y eso solo hace que tiemble y tiemble de pavor.
— ¿Quién…Quién eres? —logro preguntar de manera temblorosa como si mi lengua hubiese sido liberada, viendo como una sonrisa se extiende en ese rostro bañado en sombras.
—Soy E…—veo que mueve los labios, pero no emite sonido alguno.
— ¿Qué?
—Mi nombre es E…—me repite nuevamente, pero de nuevo no logro oír su nombre a pesar de estar tan cerca de mí— Y soy tu dueño, Valerie.
¿Mi dueño?
¿¡Dice mi dueño!? ¿¡Me vio cara de mascota!? ¡Es el colmo! No puedo permitir tal. Soy dueña de mí misma y nadie puede decir lo contrario ¿Cómo que mi dueño? ¿Qué le da el derecho de proclamarme suya?
—No…
—Shhh— coloca un dedo sobre mis labios acallando mi rotunda negativa y veo como su sonrisa crece— Recuerda mi promesa, pequeña…
“Me adueñare de ti…”
Frunzo mi ceño al escuchar ecos por toda la habitación como si estuviese en alguna cueva profundo y de pronto la imagen del hombre encima de mí empieza a desvanecerse, como si se tratase de un espejismo, pero aún mantiene esa sonrisa en su rostro.
“Pronto llegará el momento en que vuelvas a ser mía, Valerie…”
De pronto todo a mi alrededor también se desvanece poco a poco, pero por algún extraño motivo me siento tranquila, pues mi miedo se ha ido. Es muy extraño, pero me siento como si estuviese bajo el efecto de alguna droga somnífera.
“Espera por mí, mi pequeña mariposa. Pronto volveré a ti; lo juro”
Cierro mis ojos y es justamente en ese momento que un pensamiento pasa de manera fugaz por mi mente.
Pronto…Él volverá a mí y yo seré suya.
…
Abro los ojos con cansancio y soñolencia enfocándome en el techo de la habitación de mi modesto apartamento.
Otra vez un sueño raro.
Parpadeo múltiples veces, sintiéndome de nuevo extraña ante ese tipo de sueño que me han perseguido desde ese suceso hace años atrás. Cada sueño es diferente, pero tienen algo en común.
Siempre…Aparece él...