A cinco pasos de ellos pude escuchar la voz de Jorge hablarle como si no rompiera un plato. —Quiero ayudar —pronunció él, de espalda hacia la pared y las manos entre los bolsillos de su pantalón—. Quiero ayudar a conseguir al asesino. —Y yo también —intervine cuando vi la oportunidad y ambos voltearon hacia mí—. Supongo que tres es mejor que dos —agregué. —Josephine —saludó ella sin entusiasmo. —¿Entonces? —pregunté nuevamente al ver que ambos se me quedaban mirando sin hablar nada—. ¿Cuáles son los planes a seguir? ¿Qué tienen pensado? A juzgar por las movidas que ha dado la policía y su montón de detectives preguntones dudo que den con el culpable antes que haya huido de la ciudad —opiné, entonces bajé la vista hacia las bebidas que había traído conmigo—. Fui por un par d