Robert me miró con desconcierto y ambos permanecimos en silencio, mirándonos durante algunos tres segundos que parecieron eternos. —¿Conoces a Diana? —fue lo que dijo, enderezándose para girarse un poco y quedar de frente a mí. Aparté la mirada de él, un poco impactada por la novedad que suponía esa información para mí. Entonces, como cosa inevitable, recordé los videos pornográficos que le habían hecho a Diana y disimulé mi estado emocional ese momento. Robert ladeó la cara en señal de esperar todavía alguna respuesta, así que medio fruncí el ceño y asentí levemente. —He escuchado hablar de ella y la he visto un par de veces —dije disimulando la impresión—. Se dice que es una buena estudiante, yo asisto a la misma universidad. Robert bajó un poco l