Aquella vez me vestí con un traje en punta de color n***o, porque mucho que me fascina ese color y más cuando es en combinación con el blanco, un estilo como Chanel. Dentro del taxi me aseguré de acomodar bien mi blazer, mirando lo cómoda que se veía mi ajustada falda hasta las rodillas y mis tacones blancos, del mismo color que mi abotonada camisa interna.
Jorge revisaba algún asunto en su móvil a un lado mío y yo, por no tener más nada qué hacer en ese momento, volteé a mirar desinteresadamente más allá del cristal oscuro de la ventana a mi lado, notando las fachadas que, conforme al avance del vehículo desfilaban hacia atrás. Esto se tornaba cada vez más aburrido y hubiera considerado quedarme en casa de no ser porque sabía que en el sepulcro vería a Diana, así
