Mis padres comentan que cuando era yo una bebé de apenas meses de nacida, se miraba un poco cómo iba a ser de grande, ya que lloraba atronadoramente cuando quería que me tuvieran en brazos y sacudía la cabeza con fuerzas sin probar nada si el biberón no era el que tenía como preferido. Cuando tenía dos años le andaba hincando los dientes a quien me estuviera cargando en brazos si yo no lo quería, y que por un tiempo fui bastante odiosa con el público en general a excepción de mis padres. Cuando tenía un poco más de edad me fui volviendo un poco más dócil en cuanto a mi relación con la sociedad, tenía pequeñas amigas y era la favorita de los profesores, pero a sus espaldas comportándome como un animalito salvaje al acecho cuando me hacían enojar. Una vez empujé a un niño por las