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2580 Words

    La contraseña ya me la sabía, pues, algo que siempre tuve es memoria fotográfica. Por suerte todavía era la misma y nada más que por curiosidad levanté la laptop, dándome cuenta de que debajo todavía estaba la servilleta con los dígitos anotados.     Sembré más rápido de lo esperado los videos que tenía yo como coartada en la memoria de mi móvil, pasándolos por medio de un USB a la memoria interna de la computadora portátil, ahora que estaba en esas carpetas videos de la cámara de seguridad, repetidos de unas cuatro semanas atrás; me tocaba buscar ahora quién de los dos en mi mente fue que quitó los videos cuyas únicas copias se supone que debía tener yo para no correr ningún riesgo.     Al entrar a la habitación no encendí ningún bombillo, la única iluminación en ese espacio era la

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