Alan Pov:
…Entonces llegó ese día…
Mi madre murió cuando tenía 10 años, déjanos sin nadie a Anne y a mí. Fue una muerte repentina ya que tuvo un accidente de tránsito cuando huía lejos de nosotros con su amante para vivir un amor prohibido con él y abandonar su pasado y en su pasado había dejado a sus hijo, mientras disfrutaba de su amor. Las culpas sobre mí cayeron cuando todos se enteraron que el hombre con el que huía mi madre era el párroco de aquella iglesia a la cual asistíamos todos los domingos y no solo eso, ellos llevaban una larga relación que salió a la luz después de la muerte de ambos. Fue un completo escándalo en toda la comunidad, todo el mundo lo comentaba, todo el mundo me señalaba y se indignaban al saber la verdad; fue ahí que empecé a entender las miradas de desprecio y desdén que recibía. Yo era fruto de aquel amor prohibido y por eso todos me despreciaban de esa manera tan cruel. Fue un golpe duro para mí, perdí a mis padres y con ellos mi identidad, nadie me saludaba o siquiera preguntaba por mi salud.
No le importaba a nadie.
Resulta que todos se enteraron que yo no era hijo del hombre que había dado su apellido, sino que mamá mantuvo en secreto sus amoríos con otro hombre y de esos encuentros nací yo. Nací de una relación prohibida, llena de pecado de principio a fin y fueron esos pecados los que me condenaron aún sin yo ser consciente de lo que estaba pasando. Todos desconocían quien era el hombre con el cual mi madre había traicionado a mi padre, pero cuando se enteraron de todo, su repudio hacia mí fue mayor y su odio crecía conforme pasaban los días.
En medio de su dolor mi hermana Anne decidió dejar aquel pueblo, para dejar su pasado atrás; ya Anne era toda una mujer para ese entonces así que podía rehacer su vida en cualquier lugar lejano a aquel infierno. Ella se compadeció de mí y me llevó con ella, a pesar de que siempre me echaba la culpa de todo, nunca me abandonó y eso siempre se lo voy a agradecer. Somos la única familia con la que contamos el uno con el otro.
Vivimos en muchos lugares ya que no teníamos el suficiente dinero para establecernos en un lugar fijo, pero aún así me sentía feliz de poder estar con Anne, pues es mi hermana y la respeto mucho. Solo un año después de la muerte de mamá, mi hermana con gran prisa quiso ir a alguna ciudad alejada de nuestros orígenes. La verdad no sé cómo lo hizo, pero consiguió el dinero suficiente para que ambos viajásemos largamente hacia un destino incierto que nos abría sus misteriosa puerta.
No vivíamos bien en aquella ciudad pues el dinero escaseaba mucho, pero jamás me quejé ni reproché las decisiones de mi hermana, siempre la seguí obediente y sin rechistar. No podía quejarme, no tenía ningún derecho en hacerlo, pues Anne era lo único que tenía en aquel entonces.
Unos meses después me enteré que Anne estaba embarazada y no saben lo feliz que me hizo semejante noticia. Nuestra familia de a penas dos integrantes iba a crecer y eso me hizo muy feliz.
Cuando se cumplieron 2 años de la muerte de mamá y yo contaba con 12 años, nació la pequeña Melissa que desde ese momento amé con todas mis fuerzas y se convirtió en la estrella más hermosa que iluminó mi oscuridad.
Mi pequeña estrella.
Melissa es la hija de mi hermana Anne, es una pequeña de 8 años, pero es bastante inteligente. La quiero muchísimo, como si fuese mi hija, es sangre de mi sangre, además Anne y ella son la única familia con la que cuento. Somos una familia, una familia que, aunque no cuente con grandes lujos, estamos llenos de amor y con me basta para ser feliz. Nunca dejaré de agradecerle a Anne todo lo que ha hecho por mí; está claro que a veces tenemos opiniones contrarias y no todo lo que hace me agrada, pero fue gracias a Anne que conocí…
A mi ángel…
Y con mi ángel comenzó mi nueva vida…
— ¡Eh! ¡Novato! —salgo de mi ensoñación al oír como me llaman y noto que el que me ha llamado es el que atiende la barra, quien me mira algo ansioso o, podría decirse, que desesperado— Urge que lleves estas bebidas, las clientas han estado esperando por mucho tiempo.
Claro, es razonable su preocupación, todas estas clientas son personas importantes y las personas importantes tienden a ser un poco impacientes y poseen un carácter bastante fuerte; así que hay que ser bastante delicado con ellas.
—Claro, no hay problema— sonrió y tomo la bandeja entre mis manos con cuidado de no hacer caer las bebidas que se encuentran en ella—¿Qué mesa es?
Recuerdo que cuando vine al entrenamiento está mañana, William, un tipo muy amable que se encargó de enseñarme lo básico para trabajar aquí, me dijo que tuviese mucho cuidado con todas las personas que aquí se encuentran. La mayoría de la clientela es población femenina y que debo tratarlas con respeto pues son mujeres importantes de gran renombre.
“No tienes de qué preocuparte ya que no eres un hombre de compañía, pero de igual forma tienes que tener cuidado. Mayormente los meseros no llaman la atención de las clientas ya que se encuentran “ocupadas” en otros asuntos; pero eso no quita la posibilidad de que llames la atención de alguna de ellas…”
Eso fue lo que me dijo por precaución, además agregó en tono muy serio.
“Eres libre de elegir si quieres o no quieres atenderlas como ellas lo desean. Suelen pagar muy bien por tener las atenciones de los hombres, pero eso ya es decisión tuya. Si llega el momento de que alguna quiere que la atiendas, pero tú no quieres estar con ella, está bien; solo recházala con tacto, pues las mujeres que frecuentan estos lugares son bastante orgullosas. No le faltes el respeto a ninguna de ellas, su palabra es ley, pero usualmente renuncian a un hombre luego de verse rechazada por el mismo…”
En pocas palabras me dijo que debo tener cuidado con todas las personas que están aquí, pues todas son muy poderosas y, por el tono en el que me lo dijo, me ha dado a entender que también son bastante peligrosas. No planeo ofender a ninguna, pues solo vine aquí a trabajar, creía que no iba a llamar la atención de ninguna mujer, pero al menos, renunció a perseguirme. Sinceramente, no creí que alguna me fuese a pedir que le hiciese “compañía”, pero me equivoqué ya que aun me tiene pensando esa mujer con la cual choqué hace poco…
Quizás ya encontró a otro hombre.
Eso es obvio, si no era yo seria otro, de eso estoy seguro a eso se supone que vino a este local y no le será difícil encontrar a otro hombre, pues posee una belleza colosal…
—Es la mesa del fondo, la que esta alejada de las demás— me dice él atendiendo con rapidez una orden que le acaba de llegar.
Asiento hacia él, aunque no me esté prestando atención y me dispongo a ir a entregar las bebidas a la mesa que corresponde. Enderezo mi espalda y camino a pasos ligeros. Se supone que yo trabajo en la planta baja, pero me enviaron a esta zona ya que faltaba personal y, al parecer, había una persona aquí muy importante a la cual no se le podía hacer esperar.
Un momento…
Detengo mi andar a medio camino al notar quienes son las mujeres que se encuentran en la mesa que se supone voy a atender o, mejor dicho, me convierto en hielo al reconocer a la perfección a una de las mujeres.
Es ella…