Capítulo 15: Escapando de la cama

2546 Words
Darkness Pov: Interesante. Una sonrisa divertida toma posesión de mis labios y me acomodo mi desordenado cabello mirando fijamente el lado vacío de la cama, pero con una clara evidencia de que hubo alguien allí. Mi corderito a huido de mi cama luego de nuestra extrema noche de pasión y desenfreno. Parecía un animal. Suspiro y miro la hora en el reloj que se encuentra pegado a una pared cercana. 9: 46 AM Quizás hubiese podido dormir más si él se hubiese quedado conmigo, a juzgar por la fría temperatura del lado donde él durmió puedo deducir con facilidad que hace ya bastante tiempo que se fue dejándome a mí sola en esta enorme y solitaria habitación. Otra primera vez. Normalmente no me quedo a dormir con los hombres que comparten mi cama, pues no quiero que se confundan y creen absurdos derechos en su mente que no existen; por esa razón siempre me iba luego de obtener lo que quería y siempre eran ellos los que me pedían que me quedase. Pero me he descuidado y mi presa ha huido lejos de mí. Bajo mi mirada hacia mi cuerpo desnudo, debido a que me encuentro sentada en la enorme cama la sábana que antes me cubría ahora se encuentra solo cubriendo mi intimidad y deja completamente mis pechos al aire. Pequeñas marcas llaman la atención contra mi piel, esas marcas son testimonio fiel que lo que viví con ese hombre no fue un sueño, sino una realidad. Alan… Flashback… —Quítalo—le susurro al oído y mordiendo el lóbulo de su oreja, he querido ir a su ritmo para no asustarlo, pero entre tantos besos y caricias inocentes me he encendido más que un volcán a punto de estallar. Este hombre quiere volverme loca. La noche aun es joven, no me quiero apresurar pues deseo degustar muy profundamente a mi tierna presa, pero ha de ser el tiempo que tengo sin estar con un hombre que me tiene tan descontrolada. Es como fuego, es ese fuego que acompaña mis anhelos avivando la llama de mis deseos. Quiero ir lento, pero también quiero sentirlo dentro de mí. Esta es mi placentera tortura. Él se encuentra sentado en la cama y yo me encuentro encima de él con solo nuestras ropas interiores cubriendo nuestra desnudez. Me deshice de su pantalón hace poco pues ya estorbaba y ya estoy empezando a sentir que la ropa interior también estorba. Mi dulce corderito me mira con su libido por las nubes, pero aun conservando su característica timidez, sus enormes manos se aferran a mi cintura y puedo notar su leve temblor. ¿Cómo puede ser tan ardiente y adorable? — ¿Puedo? —me pregunta apenado, pero noto que las ganas que tiene son inmensas. Sonrió sin poder evitarlo, sigo sin entender que es lo que tiene este hombre que enloquece todas mis hormonas. —Está noche soy toda tuya, corderito—me acercó a él y muerdo suavemente su labio inferior; creo que esta también es la primera vez que digo tales palabras, es como si de verdad quisiera sentirme suya ¿O será la lujuria que ya acabó con mi cordura? —Adelante. Lo veo tragar grueso y concentrar su mirada en mis pechos aun cubiertos por mi brassier. Sus manos empiezan a ascender por mi espalda hasta llegar al broche y allí empieza su labor, sus torpes movimientos hacen notar su inexperiencia y sus nervios, pues falla en múltiples ocasiones hasta que al fin lo logra. Sus manos temblorosas proceden a quitarme la prenda, pero antes de hacer eso me mira de nuevo la cara en busca de alguna expresión de desaprobación, pero con lo único que se encuentra es con mis ansías y eso termina por convencerlo de quitarme la prenda y lanzarla a algún lugar de la habitación. Sus ojos se clavan en mis pechos desnudos mirándolos con admiración y los ojos bañados en deseo; eso me hace sentir satisfecha de cierta forma, ya que no le soy para nada indiferente a este tierno corderito con mirada hambrienta de lobo feroz. —Son…hermosos—dice en medio de un ansioso suspiro y la mirada atiborrada en lujuria. Mi respiración se entrecorta y mis ansias van en aumento, pero me obligó a ser paciente y esperar por él. Mi corderito (que ahora sé que se llama Alan) con sus manos temblorosas, pero decididas, se estiran con agonizante lentitud hasta tomar mis pechos como prisioneros de sus manos. Gimo profundamente y permito que él marque el propio ritmo de sus caricias. Me he decido a ser su maestra para enseñarle el cambio del placer, así que es mejor que él haga lo que crea conveniente y lo lleve a cabo en prácticas que lo llenarán de múltiples experiencias, aunque, claro, esas experiencias las tendrá solo conmigo. Ni estando loca dejo que una zorra se coma mi manjar. —Ahhh…Sí, así…—gimo y me retuerzo al sentir como acaricia esa zona tan sensible de mi cuerpo. Él parece más seguro debido a mi reacción ante sus caricias y se vuelve un poco más atrevido masajeando deliciosamente mis pechos. Solo son unas simples caricias, pero están encendiendo más en mí que mil brazas sobre mi cuerpo; normalmente no me muestro tan complacida con mis amantes, pero ¡Joder! Este niño me tiene completamente en sus manos con esas caricias tan eróticas cargadas de inexperiencia juvenil. Nunca les he permitido a los otros hombres tocarme de esta manera tan liberal, pero quiero que mi dulce corderito disfrute y enloquezca con mi cuerpo para que quiera pertenecerme a mí, solo a mí. Él parece hipnotizado con mis pechos y yo lo estoy con sus caricias. Me vuelvo loca cuando sus dedos empiezan a jugar con mis erectos pezones que piden a gritos la atención de mi corderito. Echo mi cabeza hacia atrás arqueando mi espalda desde mi posición encima de mi dulce presa. Mi cuerpo entero despierta en sensaciones placenteras que me enloquecen, mientras mi intimidad se encuentra con su dureza queriendo sentirlo ya dentro de mí. Puede que no sea un experto en las artes del placer, pero debo decir que tiene bastante talento, pues con simples caricias esta logrando en mí lo que ningún hombre ha logrado hasta ahora. Me hace querer dejarme hacer lo que a él le plazca, que él conduzca este juego que me tiene completamente drogada en el deseo que me corroe las venas. —Mmmm…—muerdo mi labio para evitar gritar cuando él toma como rehén uno de mis pezones entre sus suaves labios. Agarro su cabeza entre mis manos y enredo mis dedos entre su cabello avellana y lo presiono aún más contra mi cuerpo en una suplica silenciosa porque continúe con lo que está haciendo, porque si se detiene soy capaz de matarlo. Su lengua empieza a juguetear con mi pezón en un juego candente iniciado por él y después succiona haciendo que por mi cuerpo recorra una intensa corriente eléctrica que se concentra en mi vientre. Mi cuerpo esta por completo caliente y a su merced. Tal es mi debilidad por su causa que no me resisto cuando él vuelve a acostarme en la cama para ponerse encima de mi cuerpo nuevamente. Vuelve a querer dominarme, pero ahora yo no tengo fuerza para luchar contra él, es más, no quiero luchar contra él, ahora mismo quiero que me posea. El gime cuando abro mis piernas y le permito rozar mi intimidad con su dureza. Mi cuerpo entero hormiguea y vibra Ya no lo soporto. —Hazlo…—le susurro abrazándome a su espalda. En medio de caricias ardientes y besos húmedos quitamos las últimas prendas que aún cubrían nuestros cuerpos. Las caricias van y vienen en medio de esta erótica danza de nuestros cuerpos. Calor con calor encendemos nuestros cuerpos, pieles contra pieles nuestros cuerpos despiertan y entre besos y jadeos creamos un nuevo idioma que solo entiende de deseo, buscando así saciar el hambre que nos tenemos los dos. — ¿Estás lista? —me pregunta el corderito una vez nos encontramos desnudos y ansiosos por completar el éxtasis de nuestros anhelos. He estado lista desde nuestro primer encuentro. Su m*****o se encuentra recubierto con una capa de látex, pues, aunque sé que está limpio por ser virgen, no queremos enfrentarnos a otro problemita que acarrearía tener sexo sin protección. No estoy lista para engendrar un pequeño demonio. Créanme cuando les digo que el mundo al que pertenezco no es apto para mocosos llorones que se la pasan todo el día durmiendo, babeando y defecando. De solo pensarlo se me eriza la piel y no es precisamente de la emoción. Cambiando de tema, por alguna razón sigo pensando que esto podría no estar bien del todo, no quiero que se arrepienta en la mañana de esto que estamos haciendo. Yo estoy segura de que quiero esto, pero no estoy segura de que él lo quiera. Sus ojitos me miran atentos esperando mi respuesta y solo con ver esa mirada mi cuerpo entero se estremece y por alguna extraña razón siento que mi pecho esta caliente. Es el hombre más hermoso que he visto y esta a punto de ser mío. Mío. —Aquí la pregunta seria…—me acerco a su rostro acariciando su mejilla, mientras junto nuestras frentes- ¿Estás seguro de esto? No puedo olvidar el hecho de que es virgen y no quisiera que este adorable corderito quisiera entregarme algo que no me quiere entregar. Estoy acostumbrada a saquear, robar y hurtar todo lo que he querido, en mi vida no he sido una santa ya que todo lo que he querido lo he tenido a precio de sangre y vidas humanas sin sentido, pero por alguna razón lo que quiero lograr es que este hombre que yace sobre mi cuerpo quiera por voluntad propia entregarme todo lo que posee. Y así me adueñaré de él. Muerdo mi labio al sentir su m*****o en mi intimidad rozando esa zona. Cuanto quiera tomarlo y tumbarlo en la cama para así dejarme llevar por la fiera que ruge dentro de mí y poseerlo a mi ritmo y a mi manera, haciendo únicamente lo que yo quiera. Quiero dominarlo, quiero poseerlo y hacerlo mío. Pero no puedo, con él no puedo, quiero que él lleve las riendas en esta ocasión y que guie esta danza. Esta también es mi primera vez… Es la primera vez que he velado por el placer ajeno en lugar del mío propio y que he permitido que un hombre domine mi cuerpo con el suyo. He experimentado tantas primeras veces con mi corderito y presiento que vendrán muchas más. —Q-Quiero hacerlo…—me dice dando un pequeño embiste con su cadera contra ese pequeño lugar de mi cuerpo que se encuentra lleno de pequeños nervios que envían sensaciones por todo- Pero no sé… Sonrió de manera ladeada aun con nuestros rostros pegados el uno al otro. —Tranquilo…—le susurro y extiendo mi mano para tomar su virilidad entre mis manos y guiarla hasta mi entrada, contengo un gemido y siento como el cuerpo de mi corderito se tensa—tu solo sigue el ritmo de tus ansias de tomarme. Es entonces que él empuja su cadera y empieza a entrar en mí lentamente, muy lentamente ¡Maldición! ¿Qué es esto? ¿Por qué se siente tan bien? A penas lo está metiendo y ya siento que voy a estallar. Es tan delicioso, tan tiernamente delicioso. Este niño va a matarme. —No pares…—gimo enloquecida porque él está siendo demasiado delicado, pero es comprensible teniendo en cuenta que es su primera vez. Arqueo mi espalda y me abrazo a su cuerpo, mientras él entierra su cabeza en mi cuello; al estar tan cerca de mi oído soy capaz de oír sus gemidos y su errática respiración choca contra mi piel, pero su gemido de placer es opacado por el mío cuando de una sola embestida entra por completo en mí. ¡JODER! ¿Hace cuánto que no estaba con un hombre? Creo que he perdido la cuenta del tiempo que he llevado sin recibir las atenciones de un hombre que creo que había olvidado lo bien que se siente. Así que esto es el amor, que bien se siente el amor, me encanta el amor, el amor me enloquece con su carga de placer. Y más cuando el amor me lo hace… —Increíble— salgo de mi la bruma que inundaba mi mente cuando el hombre que me posee habla con esa voz enronquecida debido al deseo que consume su cuerpo- Se s-siente increíble. Aprieto los dientes y araño su espalda cuando lo siento llegar muy profundo en mi ser, hasta tocar un punto muy sensible dentro de mí. Me estremezco entera al sentirlo por completo llenarme. Sus palabras solo avivan en mí ese fuego que me está quemando por dentro y las caricias suaves que le regala a mi cuerpo es como si quisiera memorizar mis curvas; aunque quisiera responder a lo que ha dicho, no podría, pues lo único que es capaz de salir de mis labios son gemidos y jadeos que expresan todo el placer que estoy sintiendo ahora. Puede que no sepa que hacer, pero este niño esta muy bien dotado para satisfacer a cualquier mujer en la cama. No… Rodeo con mis piernas su cadera permitiéndole que llegue más profundo en mí, nuestros cuerpos vueltos uno se acoplan a la perfección de inmediato y el palpitar de su m*****o dentro de mí me da a entender que mi corderito ya está llegando al límite. Él empieza a mover sus caderas en un lento vaivén que solo hace que enloquezca más por su piel. Nos besamos de nuevo queriendo en un vano intento ahogar nuestros gemidos. Al principio es algo torpe en la manera de moverse, pero poco a poco encuentra su propio ritmo. No he tenido suficiente… Arqueo mi espalda y grito al sentirlo alcanzar un punto fulminante dentro de mi cuerpo, es placer me recorre las venas haciéndome su esclava. Él empieza a besar mis pechos también enloquecido por todo lo que está sintiendo, mientras sus manos y las mías se encargan de explorar nuestros cuerpos trazando caminos inexplorados y trazando nuevos senderos. No puedo dejarlo ir… Por alguna razón no quiero soltarlo, no quiero que me deje, aunque estoy con él lo siento aun muy distante. Siendo mío, pero como si no me perteneciera y eso me hace sentir algo frustrada en medio de la bruma que domina mi mente. Puede que ahora sea solo esto, pero quiero más de él, sé que puedo conseguir más de él. El sonido de nuestras pieles chocando acompaña la erótica melodía de nuestras respiraciones y gemidos, que solo hace que nuestros cuerpos ardan más en esta dulce hoguera tortuosa que nos lleva a la gloria. Y fue así que, entre medio de caricias necesitadas y besos ardientes, acompañado del compás de nuestros cuerpos, nuestras pieles se saciaron en un inigualable éxtasis que nos cobijo hasta alta horas del amanecer, pero el único pensamiento que recorría mi mente en esos momentos era… Este corderito ya no podrá huir de mí. Fin del Flashback...
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