Capítulo 24 (Part.2): He perdido

2972 Words
Alan Pov: Tu puedes, Alan, no te rindas… Me animo mentalmente, mientras extiendo mi regalo hacia ella que es una cajita pequeña de terciopelo y no dudo ni un segundo en abrirla mostrando su contenido. Tengo miedo, de verdad tengo miedo, tengo miedo al rechazo de ella, pero ya es el momento de enfrentar mis miedos y confesar todo esto que me consume por dentro, este momento sellará un antes y un después en nuestra historia. —Oh, Lan…—expresa conmovida mi amada mirando de manera intensa el pequeño y sencillo anillo que se encuentra en la caja. —No es un anillo de compromiso, porque para casarnos aún es muy pronto y quiero esforzarme por darte solo lo mejor y poder ganarme el privilegio de permanecer a tu lado—mis manos tiemblan, pero disimulo mis nervios y saco el pequeño anillo de la caja con cuidado de no hacerlo caer— Apenas acabas de cumplir la mayoría de edad y yo soy muy joven para darte lo que te mereces, por eso pienso que no sería correcto casarnos ahora; pero, eso no significa que no quiera unir mi vida a la tuya para siempre, es por eso que…—extiendo mi mano libre, pidiendo la suya, pero ella parece hecha piedra debido a la estupefacción que la embarga— Este anillo simbolizara la promesa de que algún día te tomaré como mi esposa y me casaré solo contigo, además, también será símbolo del amor que profeso por ti y que mi corazón solo te pertenecerá a ti. Este es mi regalo, no tengo nada de valor para darle, pero estoy dispuesto a entregarle mi vida entera si es preciso. Este anillo es especial, pues es un anillo de la promesa, no es como un anillo de compromiso que es para anunciar una boda, sino es un anillo sencillo que simboliza la promesa de dos amantes; contiene peso, pero no peso social, sino peso sentimental. Para mí es importante entregarle esto, porque es una prueba de mi compromiso y la promesa de que me esforzaré en ser cada vez mejor y solo ofrecerle lo mejor de mí a esa mujer de mirar hermoso que me ha robado el corazón. Ahora mismo no estoy en condiciones de estar a su lado, ya que solo sería algo malo para ella, pero prometo que me esforzaré, por ella lograré cualquier cosa. Solo quiero tenerla a mi lado. —Lan…—dice mi nombre en tono suave y dulce como una hermosa melodía, es entonces que centro mi total atención en ella; mi corazón da un vuelco al sentir como ella toma mi mano y de inmediato siento su calidez desbordante y no puedo evitar sentirme algo sorprendido y emocionado. Ella…Ella…¿¡Me está aceptando!?— ¿Acaso estás diciendo que quieres pertenecerme solo a mí? ¿Consagraras tu vida a complacerme? El tono en el que me ha hablado es inusual en ella, podría decirse que es un tono de voz para nada dulce, pero no puedo evitar sentirme bajo un hechizo al mirarla. Está es la mujer que amo. —¿Estás dispuesto a entregarme tu vida?—aprieta mi mano con mayor firmeza y su tono de voz se mantiene igual de áspero, pero a la vez mantiene su característica dulzura, como una melodía hipnótica, que me tiene como bajo el trance de una adictiva droga—¿Jamás me abandonarás? No puedo evitar llenarme de alegría al ver que no he sido rechazado, no me importa que esté diciendo cosas raras en un tono tan atípico, solo me importa saber que ella no me ha rechazado. Me siento tan feliz, ella me está aceptando, no ha rechazado mis sentimientos y, aunque lo que ha dicho ha sido extraño y me lo ha dicho en un tono extraño, no puedo evitar sentirme feliz. Nada me haría más feliz que entregarle mi vida a la mujer que amo. —Yo, Alan Carter, con las estrellas y la luna de testigo, te prometo a ti, Nicolle Fiore, superar mis adversidades para poder tener un futuro junto a ti y amarte eternamente, entregándote así mi vida…— empiezo a recitar mi promesa y la sonrisa en el rostro de mi amada crece debido a mis palabras, eso me incentiva a continuar con mi juramento —Serás la única mujer a la cual mi corazón le pertenecerá y a la única que desposare cuando llegue el momento, cumpliré tus anhelos y haré hasta lo imposible para hacerte feliz…—Dirijo el anillo hacia su dedo anular para colocarlo y sellar mi promesa— Este anillo simbolizara mi promesa y mi amor por ti, así como mi entrega total hacia tu persona ¿Aceptarías está promesa de…? En ese momento se oye un sonoro ruido que interrumpe mis palabras y hace que Nicolle y yo nos sobresaltemos al mismo tiempo, ya que se oye cómo algo de cristal rompiéndose en mil pedazos y cayendo al suelo. ¿Qué…? —Oh, vaya; lamento interrumpir tan grata conversación, jóvenes— ¿Qué? Me quedó como piedra sin poder moverme debido a la estupefacción que me causa el leve reconocimiento de esa voz que habla como si estuviese conteniendo una gran ira— Solicitan su presencia en la fiesta, señorita Fiore. Es de muy mal gusto que la festejada no atienda a sus invitados… —Estoy ocupada ¿Qué no ves?—la verdad, estoy en blanco en estos momentos así que no pienso demasiado en el tono tosco que ha usado mi, usualmente, dulce Nicolle. No entiendo nada— Regreso cuando termine con esto… —Me temo que no se podrá...— trago grueso al escuchar una ligeros pasos acercarse y me armó de valor para girar mi rostro y enfrentar de una vez por todas a la persona que ha interrumpido tan íntimo e importante momento. Es ella. Mi corazón da un vuelco ante eso y un escalofrío recorre mi cuerpo entero al verla. No pensé volvérmela a encontrar, pero parece que el mundo es un pequeño pañuelo ya que me he encontrado con la mujer que en medio de seducciones y placer le entregué aquello que estaba guardando para mi verdadero amor. El fuego de aquel momento no ha cesado, ya que cada vez que recuerdo ese momento, siento como si mi piel ardiese en el fuego más vívido que pudiese existir. Dentro de mí crece el nerviosismo, pues no esperaba para nada volver a verla. Ella fue la primera mujer que tuve en mis brazos y la que me enseñó con su cuerpo que era el placer. No puedo verla bien ya que lleva puesto un antifaz de color dorado adornado con cientos de pequeños ornamentos que parecen ser ¿Serpientes? No estoy seguro, pero eso parece ya que se encuentra enredadas entre sí en esos intrincados ornamentos. Lleva puesto un hermoso vestido rojo que resalta sus encantos y cada una de sus curvas, pero lo que más me llama la atención es que en su mano izquierda veo como se desliza una clara marca en tono carmesí y no hay ninguna duda de que eso es…Sangre. ¿Es…Está herida? No parece importarle la sangre oscura que gotea de su mano y cae al suelo. Su mirada se centra con gran fijeza a Nicolle, debo decir que esa mirada es absolutamente aterradora, tan sombría y furiosa que haría temblar a cualquiera, hasta al más valiente de los hombres. Que miedo. —Su padres solicitan su presencia y es mejor que acuda al llamado…—es obvio que es ella, jamás podría olvidar ese tono de voz tan peculiar y áspero al hablar, con esa fuerza que emana autoridad —Ahora. Tiemblo sin poder controlarlo, ya que esa última palabra ha sonado como una certera y clara amenaza que haría sin duda temblar al más valiente. Está mujer es peligro, es una mujer tan aterradora cómo hermosa y solo basta con ver sus ojos para saber que tiene mucho poder y es de temer. Nadie puede dudar que una persona que se ve así es peligrosa, solo basta con mirar esos ojos para saber que está mujer es la que domina y la que gobierna sobre todo. No quiero estar aquí. Veo como Nicolle hace una expresión de temor y agacha la cabeza en signo de respeto ante la mujer que emana peligrosidad en cada uno de sus poros. Aprieto mis labios, sintiendo impotencia, estoy atrapado entre la espada y la pared. —Entiendo—dice Nicolle en voz baja soltando mi mano, sin siquiera mirarme y hace una pequeña reverencia ante la recién llegada que ha interrumpido nuestro momento— Con su permiso. Sin más y sin siquiera mirarme Nicolle se va dejándome a mí a solas con esta mujer que no me quita los ojos de encima y es esa mirada tan fija la que hace que mi piel se vuelva de gallina. No sé cómo me siento en estos momentos, por una parte me siento muy triste y desilusionado, nada de lo que planee funcionó ya que ahora me encuentro solo y ni siquiera pude poner el anillo en el dedo de mi dulce amor, parecía que todo iba bien, pero al final el destino jugó conmigo de una manera cruel; y por otro lado me siento confundido ¿Por qué está mujer nos ha interrumpido? ¿Será casualidad que nos hayamos encontrado? Por algún motivo pienso que no es simple casualidad que ella nos haya encontrado a Nicolle y a mí, mientras yo le declaraba mi amor ¿Por qué me mira de esa forma sin decir siquiera una palabra? Me hace sentir extraño que ella me mire con tal intensidad sin decirme nada ¿Por qué tuvo que terminar así? No sé, no sé nada, estoy tan confundido y abrumado por las miles de emociones que me recorren con frenesí. Tengo que salir de aquí, no sé porqué, pero presiento que si me quedo aquí las cosas se pondrán peores. Quizás tenga suerte y no me recuerde o no me haya reconocido. Voy a probar suerte a ver si puedo salir de aquí lo antes posible. —Bueno…—empiezo a hablar inquietamente, pero sus ojos fijos en mí solo incrementan mis nervios. Debo irme de aquí, no es bueno que yo esté ante está mujer nuevamente—Y-Yo también me voy, con su permiso… —¿Intentarás huir de nuevo, corderito?—me detengo en seco antes de siquiera dar un paso, pues ella se mueve posicionándose delante de mí, impidiendo mi huida. Nunca dudé que fuese ella, porque, aún con el antifaz, su figura me da entender a la perfección que esa mujer es nada más y nada menos que aquella con la cual estuve hace una semana atrás— ¿Planeas huir ahora como huiste de mi cama aquella vez? Sabía que era ella. Mi rostro se enciende en el más puro carmesí al recordar aquel incidente que ha estado acechando mi mente . Por respeto Nicolle y por el amor que le profeso he querido olvidar aquel incidente que lo he tomado como “una simple aventura de una noche.” Pero… Por alguna razón al ver a esta mujer parada delante de mí ocultando detrás de esa máscara su rostro, siento que no podré escapar tan fácil. Por algún motivo me siento atrapado en sus garras, pues si se le ocurre decirle a Nicolle lo que hubo entre nosotros quizás mis posibilidades de enamorarla disminuyan drásticamente. Se supone que yo para está mujer solo fui una aventura de una noche, entonces ¿Por qué hace todo esto? Se nota que es una mujer de dinero y estatus, pero también parece raramente interesada en mí. ¿Qué puedo hacer? Me encuentro en una situación difícil. Mi promesa ha quedado a medias sin poder consumarla, pues en mi mano aún se encuentra el anillo y su dueña ha desaparecido, podría decirse que el lado bueno es que sé que ella me corresponde, lo malo es que no sé cómo librarme de este situación en la que me encuentro. Ella me sigue mirando, esperando que yo diga algo al respecto. —Yo…—¿Qué puedo decirle? Es una mujer no puedo ser tan grosero como para decirle alguna barbaridad tratando de salvarme yo mismo; dejo escapar el aire que no sabía que tenía retenido en mis pulmones y decido enfrentarme a ella de manera firme, con la verdad como mi guía—Señorita, yo fui un irresponsable y quiero pedirle disculpas por causarle tantos problemas. Mi conducta no fue la mejor aquella vez, ya que me dejé llevar por aquel fuego que me consumía al ser preso de aquella bebida que ingerí. No hay más culpable que yo por ser tan descuidado e irresponsable. — ¿Ah, sí? —trago grueso al ver cómo una sonrisa maliciosa se posa en sus labios carmesí y me pongo alerta cuando veo que se quita su antifaz sin importarle su mano ensangrentada— Te escucho, lindura. Su rostro es revelado y no puedo evitar sentir admiración ante su belleza. La recordaba hermosa, pero creo que mi recuerdo no le hace justicia a mi presente, es verdaderamente un mujer hermosa como pocas . Ella deja caer el antifaz al suelo y me mira de una manera muy difícil de descifrar. No puedo negar que es una mujer muy hermosa, pero ahora mismo lo menos importante es su belleza. Debo salir de esto para buscar a Nicolle. —Me dejé llevar por el momento, no pensé claramente y es por ello que le ofrezco una sincera disculpa por haberla ofendido de esa manera —agachó mi cabeza en signo de vergüenza por haberme dejado llevar en aquel momento. No puedo hacer más… No me arrepiento por lo que hice, pero si pudiese volver el tiempo atrás estoy seguro de que me habría controlado mejor, pues ahora me siento como una escoria ya que he traicionado al amor de mi vida. Mi Nicolle. Escucho unos pasos lentos, pero firmes y, al alzar de nuevo la mirada para enfrentarme a ella, la encuentro muy cerca de mí. ¿¡Qué hace!? —¿Eso es todo?— cuestiona alzando una de sus cejas y mirándome inconforme; la verdad es que no sé que más podría hacer para compensarle esa falta que le hice, así que podría decirse que mi mente se encuentra en blanco ante sus palabras…—Déjame decirte que tendrás que hacerlo mejor, corderito… Me quedo hecho piedra al sentir como su mano (la que no está herida) toma mi mejilla y me obliga a bajar un poco la cabeza para que la vea directamente a los ojos; en esos ojos hay destellos centellantes de ira ¿Está enojada? ¿Por qué? Quizás mi disculpa la ha ofendido; además ¿Cómo es que viéndose tan frágil es tan fuerte? Está mujer está tan llena de misterios. —Verás, ahora mismo estoy muy, pero muy enojada —mi cuerpo entero tiembla al ver cómo se acerca a mi rostro, pero por algún motivo no puedo moverme para apartarla de mí, mi cuerpo no me responde. —S-Señorita…—intento hablar tratando de hacer que mi mente reaccioné—No intente nada extraño… ¿Qué me pasa? —Sé un buen niño y compláceme— susurra cerca de mis labios, rozándolos adrede; nuestras respiraciones se mezclan y su cuerpo se pega al mío. Yo trago grueso sin poder mover ni un solo músculo y siento como mi respiración se agita—porque ahora mismo siento que explotare de la ira que me corroe las entrañas. Abro mis ojos como platos cuando sus labios toman de manera posesiva los míos y los mueve con gran hambruna y sed; su otra mano también toma mi rostro para tenerme completamente a su merced, parece que no le duele la herida de su mano y estoy más que seguro que me ha manchado también con su sangre. Recuerdo que aquella vez que estuvimos juntos también nos besamos, quizás sea porque estaba bajo los efectos del alcohol que bebí, pero recuerdo que en esa ocasión ese beso no se sintió tan explosivo como este. Este sabor. Sus labios se mueven con insistencia sobre los míos queriendo que yo corresponda, pero yo tengo mi mente completamente en blanco y mi cuerpo no me responde por más que exija respuesta. Es tan dominante, está demandando que siga el beso y su cuerpo pegado al mío solo hace que aquellos recuerdos se apoderen de mi mente de nuevo, haciéndome esclavo de ellos. Su cuerpo... Me quejo entre este apasionado beso al sentir como muerde mi labio como castigo por no responder a su ardor y aprovecha la oportunidad para meter su lengua en mi boca y explorarla a su antojo. Mi cuerpo pierde fuerzas ante eso y apenas soy consciente de que mi mano también perdió su fuerza y dejó caer el anillo que tenía preparado para mi promesa con Nicolle que se pierde en medio del abismo. El anillo se pierde en medio de la oscuridad y, por algún motivo, siento que con ese anillo se perdió por completo mi oportunidad de hacerle mi promesa a mi amada; yo he perdido. Me duele. Mientras el beso continúa, siento como me duele el pecho debido a la opresión que en él se encuentra. Estoy traicionado a mi amor, ya no merezco esa dicha que me conceden sus ojos, no la merezco a ella. Otra mujer es la que despierta mi cuerpo y no es la misma mujer por la que mi corazón late enamorado. La mujer que despierta mi cuerpo es la misma fiera que me está devorando con hambre, como si quisiera marcar territorio. Como si quisiera…Decir que soy suyo…
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