Capítulo 28: ¿Quién es ella?

1158 Words
Alan Pov: Ahhh…Que dolor de cabeza... Una punzada fuerte invade mi cabeza y hace a mi cuerpo estremecer en medio de escalofríos desagradables. Me siento terrible, no sé que fue lo que pasó, solo sé que mi cabeza me da vueltas y eso me hace sentir mareado en exceso. Me siento demasiado enfermo. Intento abrir mis ojos y con dificultad lo logro, pero por algún motivo me no puedo ver nada. ¿Qué fue…Lo que pasó? Al intentar recordar una nueva punzada me invade recorriendo mi cabeza y me quejo por sentir tantas molestias en mi cuerpo. Además de todo siento mi garganta en extremo seca y, al intentar moverme de nuevo, mi cuerpo entero se vuelve a quejar de manera intensa. ¿Dónde estoy? —Ah… ¿Qué…?— mi voz raspa mi garganta haciendo que me arda mucho; además, mi voz es tan débil que se rompe apenas sale esas simples palabras. Mi mente mareada y entorpecida empieza a funcionar y a digerir muy lentamente lo que está ocurriendo. No veo nada, no me puedo mover y no sé dónde estoy ¿Qué pasó? Lo último que recuerdo es estar en mi casa junto a Nicolle, mientras hablamos de lo que pasó la noche anterior, pero luego de eso mis recuerdos son borrosos y confusos, nada es claro en mi mente. No logro recordar que fue lo que pasó, todas mis ideas están dispersas y no tiene así no puedo hallar en mi mente recuerdos de lo que pasó para encontrar respuestas del porqué me encuentro así, es más, no sé siquiera en dónde me encuentro, solo sé que todo está oscuro, mis pensamientos están confusos y yo estoy inmóvil. ¿Qué es todo esto? Un olor bastante fuerte inunda mis cosas nasales, es un olor bastante agradable e hipnotizarte. Yo he olido está esencia antes, pero no logro descubrir en este momento donde lo he olido. El silencio que me rodea es sepulcral y hace que un escalofrío me recorra entero debido al miedo que poco a poco toma control de mi sistema al encontrarme en esta situación tan extraña, mientras miles de ideas alocadas surcan mi mente sin descanso para intentar entender un poco sobre mi actual y poco común situación ¿¡Acaso fui secuestrado!? No, eso no puede ser, sería ridículo ¿Por qué me secuestrarían? ¿Quién lo haría? Yo no tengo dinero para pagar algún rescate y mucho menos le debo a alguien para que me haya secuestrado, procuro siempre tener una buena conducta y una actitud amable para evitar los problemas; desarrollé un carácter dócil y amable justamente para evitar problemas. Pero parece que éstos me persiguen. ¿Qué van a hacer conmigo? Mi respiración se agita y se vuelve muy irregular y soy capaz de oír los latidos de mi propio corazón retumbar en mis oídos, mientras una sensación para nada agradable me recorre desde mi nuca, descendiendo por toda mi columna vertebral. Miles de ideas cruzan por mi mente cada una es más aterradora que la anterior y lo peor de todo es que no puedo recordar que fue lo que pasó para terminar así. Por más que fuerzo a mi mente en recordar no puedo hacerlo, quiero saber que hago aquí. Temo que puedan hacerme algo, temo que le hagan daño a las personas que quiero. Cálmate, Alan. Trago grueso y siento como el sudor perla mi frente al sentirme impotente ante esta situación. Estoy, ligeramente, atado, no puedo moverme, ni defenderme, soy completamente débil y vulnerable; además, no sé que hago aquí, ni como he llegado aquí. Me encuentro acostado en una superficie bastante suave y con ello puedo deducir que me encuentro acostado en una cama lo cual hace que se alteren más mis nervios. Respira, Alan, respira. Siento que en cualquier momento entraré en crisis, pues ahora mismo estoy siendo presa de mi propio pánico. Sé que debo calmarme y pensar más fríamente, pero me es imposible calmarme cuando no puedo moverme, no sé dónde estoy y no puedo ver nada. Creo que… Estoy en problemas… En ese preciso momento, cuando ese fugaz pensamiento me invade, mis oídos logran captar un sonido, como el de unas firmes pisadas que se acercan con rapidez. Mi corazón acelera sus latidos conforme esos pasos se van acercando a mí e intento respirar profundo para tranquilizarlos, quizás muera antes de un infarto que de cualquier otra cosa. Mi corazón da un vuelco al oír claramente como una puerta es abierta a una distancia considerable de mí, para luego seguir oyendo pasos y más pasos. Mi ansiedad va en aumento y no puedo evitar temblar pensando que ha llegado mi final. Tengo miedo. No sé que es lo que está pasando, no sé si puedo controlarlo o siquiera afrontarlo. Estoy indefenso y odio sentirme así ya que es bastante frustrante y aterrador no saber que pasará contigo. En ese momento se oye por todo el lugar un pequeño "click" y me doy cuenta que la razón por la cual no podía ver nada era porque tengo algo que cubre mis ojos, pues estoy seguro que ese sonido ha sido el sonido de un interruptor, pero aún no puedo ver nada. Me renuevo inquieto en mi lugar, queriendo saber que es lo que ocurre. Esto es malo. —¿Qué…?— sale de mi boca en un leve susurro que es tan frágil como mis demás palabras. —Vaya, vaya...—mi cuerpo entero tiembla al oír esa voz que resuena en mi incrédula mente. No, esto no puede ser— Has despertado al fin… — ¿Q-Quién es?—me remuevo en la superficie acolchada en la que me encuentro, queriendo liberarme de mis ataduras, pero no lo logro. Puede que reconozca levemente la voz de la persona que habla, pero aún así quiero estar seguro, pues no puedo creer lo que está pasando justo en este momento, ni la persona que aparece en mi mente al oír esa voz que me resulta conocida. Esto no está pasando. Los pasos vuelven a oírse en toda la estancia y se van acercando a mí de manera lenta haciendo que mi corazón se descontrole nuevamente. — ¿Ya me olvidaste? Que decepción...—mi respiración se agita a más no poder y lo que quiero es soltarme y salir corriendo de está pesadilla lo más rápido posible—Si ya lo olvidaste te lo puedo decirte quién soy...—en ese momento doy un respingo al sentir como se hunde un lado de la superficie en la cual me encuentro y me da a entender que la persona que ha estado hablando de ha subido a ésta haciendo que mis nervios se eleven a niveles insoportables. Tengo mucho miedo—Desde ahora en adelante soy tu dueña ya que tu me perteneces por completo a mí y solo a mí. Desde ahora, eres mío, Alan. Es ella…No puede ser ella…
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