Capítulo 11: Situaciones desesperadas

2067 Words
Alan Pov: Cómo siempre todas las noches son ajetreadas aquí, me duelen las piernas al estar correteando de aquí para allá, pero ya es avanzada la noche y casi se acerca la hora en la cual Dominic y yo saldremos libres. Este establecimiento es bastante famoso y por ello todas las noches recibe a mucha clientela que viene hasta aquí para encontrar un poco de diversión. Hay personas bebiendo, bailando y divirtiéndose, además de algunas que se encuentran coqueteando de manera evidente, pero tampoco tan atrevidamente. Por suerte para mí no me toca atender la zona VIP que es donde hay más atrevimiento al momento de coquetear y se puede palpar un ambiente de lujuria bastante notable y, si te concentrabas lo suficiente, podías encontrar a parejas en la oscuridad haciendo quien sabe que tipo de cosas. En la parte baja también hay coqueteo y toqueteos, pero son más discretos que en la zona VIP; quizás sea porque las personas de la zona VIP son personalidades importantes y adineradas, quizás también se encuentra una que otra celebridad dispuesta a disfrutar su noche. Sabía muy bien a qué se dedicaba este establecimiento, antes de trabajar aquí; así que ahora no puedo quejarme de no estar en mi ambiente. Yo solo quiero ir a casa. Suspiro con pesadez y continuo con mi deber de servirle las bebidas a la multitud que exige alcohol en la barra, mientras Dominic lleva los pedidos a las mesas. Estos ambientes no son lo mío, la música alta, el ambiente acalorado y el fuerte hedor a alcohol me da un poco de nauseas, pues no soy amante a las bebidas alcohólicas y mucho menos de este olor tan fuerte que en su recorrido deja un leve ardor. Estoy cansado y solo quiero irme a casa a descansar; deja a Melissa es muy duro para mí, pero esto lo hago para mantenerla a ella y a Anne. Por suerte Anne me aseguró que se quedaría en casa con Melissa, ya que este trabajo es todos los fines de semana en la noche hasta la madrugada. Me preocupa mi pequeña sobrina, pues ella merece una vida mejor y una educación mejor, me encantaría darle más de lo que me doy, pero por ahora solo puedo darle esta vida llena de dificultades. Odio dejar a Melissa, pero debo trabajar para mantener a Anne y a ella, antes dependíamos de la gentileza de la familia que nos adoptó sin pedir nada a cambio, pero no podíamos vivir para siempre dependiendo de esa familia. Quizás no fue una buena decisión, pero sé que fue la correcta, pues no está bien depender de algo que no te pertenece. Después de una larga estadía en la mansión Fiore, al cumplir mis 18 años, decidí alejarme y alquilar una pequeña pieza para mi hermana, mi sobrina y yo. Debo decir que los señores Fiore se rehusaban a dejarme ir y sus hijos tampoco parecían muy de acuerdo con ello, pero ya no podía abusar de su gentileza, eran demasiado amables con dejarnos quedar allí a pesar de no ser su responsabilidad. Habían pasado ya varios años desde que llegamos ahí, se podría decir que Melissa creció en ese castillo, pero la niña siempre supo que ese no era nuestro mundo. Ahora que lo recuerdo otra de las personas que no estuvo de acuerdo con que saliésemos de la mansión fue mi hermana Anne, que puso de excusa el bienestar de Melissa, pero yo le aseguré que a Melissa no le iba a faltar nada, mientras yo viviese… —Hola, guapo—salgo de mi ensoñación al oír una voz femenina hablarme por encima de la música. Volteo a mirarla con una sonrisa amable adornando mi rostro. Es una regla ser amable con los clientes y siempre tener una sonrisa en el rostro para no ofenderlos. —Buenas noches, señorita ¿Qué desea tomar? —le hago la pregunta que le hago a cada uno de los clientes que desean las bebidas alcohólicas. Al ver a la mujer que se encuentra delante de mí me doy cuenta que debe ser alguna persona de familia importante debido a sus rasgos refinados y sus ropas notablemente costosas. No puedo decir que es una la mujer más hermosa del mundo, pero su rostro es bastante interesante, aunque puedo notar que ha bebido un poco, pues sus ojos la delatan y su expresión también. Sus ojos adquieren un brillo algo intenso que me incomoda al instante, pues su manera de mirarme es bastante extraña, pero decido ignorarlo para atenderla rápido y así pueda irse. —De ti quiero tomarlo todo…—se relame los labios y yo me estremezco por completo, palideciendo a cada instante. Ya con esta son dos las veces que me dicen cosas así ¿Por qué las mujeres son tan atrevidas? — Dime… ¿No te gustaría pasar la noche conmigo, guapo? Prometo tratarte bien. De repente siento un escalofrío recorrerme por completo y un terror intenso me recorre de los pies a la cabeza, además de una maligna presencia cerca de mí que me aplasta con su oscuridad. Disimuladamente miro para todos lados en busca de esa aterradora mirada que se aferra a mí como si no quisiera soltarme jamás, pero entre tanta gente no puedo distinguir quien es. —Agradezco su oferta, señorita, pero debo rechazarla—digo distraídamente mirando para todos lados algo inquieto. No sé porque me siento tan nervioso, podría creer que es por la mujer que se encuentra delante de mí, pero no es así, es algo mucho más oscuro lo que me acecha— Dígame que le sirvo. Veo como la mujer hace una mueca y frunce el ceño, pero no dice nada al respecto y solo ordena una copa de licor, la cual empiezo a servir temblando a momentos debido al enorme peso que siento encima de mí ¿Qué es esto? Es como si la mismísima muerte estuviese acechando, no diré que todo el peso de esa maldad cae sobre mí, si no que más bien siento su aura oscura acechando cual feroz depredador. Que miedo. —Aquí tiene, señorita— le entrego su bebida, pero ella parece distraída en su mundo. La ignoro y me dedico a atender a los demás clientes, pero ella llama mi atención nuevamente. —Oye…—expresa ella y yo la miro con atención esperando lo que va a decir; la veo juguetear con su bebida entre sus manos observando con atención el líquido que se encuentra en la copa— Creo que fue demasiado imprudente de mi parte proponerte eso; lo siento—dice ella alzando la mirada y fijándose en mí, me quedo sorprendió ante sus palabras pues no esperaba que ella se disculpase por esto, normalmente las personas de gran importancia no se disculpan por “nimiedades”…—Como disculpa te invito a un trago, sírveme otro… —No, no, señorita; de verdad, esta bien no importa— alzo ambas manos negándome a aceptar tal cosa— Su disculpa es más suficiente para mí. Veo como su rostro se empieza a enrojecer de enojo y yo me pongo más nervioso. Puedo tener serios problemas si ofendo a alguna de las personas que aquí se encuentran. Ya me lo han advertido, debo ser cuidadoso con los clientes de este lugar, pues cada uno de ellos tiene una personalidad bastante compleja y meterme en problemas con uno podría significar mi ruina ¿Qué hago? — ¡Vamos, hombre! Solo es un trago, nada más que eso; no te va a pasar nada si tomas un trago conmigo— insiste haciendo ademanes con sus manos, dejando en la barra la copa que le acabo de entregar— Si me rechazas el trago también, entonces me enojaré muchísimo, pues solo quiero ser amable y emendar mi error ¿Tienes algún problema con eso? Vaya problema. ¿Cómo la rechazo sin que se ofenda? Solo quiero que ella se vaya y me deje en paz, pero algo me dice que si se me ocurre rechazarla otra vez voy a tener serios problemas, sus ojos me miran con gran seriedad esperando mi respuesta. Muerdo mi labio sintiendo que estoy atrapado entre la espada y la pared. No quiero hacerlo, pues no me gusta el alcohol, pero creo que no tengo muchas opciones; las personas de aquí son demasiado importantes y orgullosas, así que podrían hundir mi vida sin problema alguno. Ella dijo que es para disculparse, quizás se siente mal por proponerme tal cosa. Si es con eso me dejará en paz entonces creo que un trago no será la gran cosa. —Está bien—asiento sonriendo forzadamente y veo como la mujer sonríe alegre. Me volteo para preparar el otro trago con rapidez para que todo esto termine de una vez por todas. Si he tenido oportunidades de beber con Marco en algunas ocasiones, pero mi tolerancia al alcohol es poca, así que no solía durar mucho en esos lugares. Aunque creo que ahora una sola copa no me hará tanto daño ¿Verdad? Siendo honestos, no tengo muchas opciones y necesito este trabajo, así que es un riesgo que voy a tomar por el bien de mi familia. —Aquí tiene— coloco la copa en la barra y ella la agarra con su mano dejando la otra bebida a mi disposición. Miro ese liquido color ámbar que se encuentra ante mí y hago una mueca inevitablemente, pensando si es una buena o mala idea tomarlo o no. No quiero tomarlo, no me apetece ni un poco. —Vamos a hacer un brindis—dice ella con alegría alzando la copa en mi dirección y yo de manera lenta tomo entre mis manos la copa que se encontraba en la barra para chocarla suavemente con la de ella, intentando no estar tan tenso para poder sonreír al menos por cortesía— Por tus ojos, son hermosos y cautivadores. Mi boca se abre ligeramente debido a sus palabras y veo como ella se toma el contenido de la copa en un solo trago. Respiro profundo e imito su acción para así poder salir de este enredo de una vez y por todas. No entiendo porque tengo está suerte con las mujeres de esté lugar. De inmediato su sabor inunda mi boca dejando un ardiente camino por mi garganta. Aprieto mis labios ante ese sabor no del todo desagradable, pero debo decir que no me gusta demasiado. —Bien— dice ella levantándose del lugar donde estaba—Fue un gusto brindar contigo, nos vemos. Se despide con la mano, caminado lejos de mí y perdiéndose en la multitud. Suspiro de alivio cuando ella desaparece, me alegra mucho no haber causado más problemas con ella, pues se veía que era alguien de influencia y yo ante ella no iba a poder hacer nada. Que calor. Ese trago me ha hecho sudar, pero ignoro ello y me dedico a continuar con mi trabajo. Aún siento ese sabor en mi boca y la sensación ardiente en mi garganta y en mi estómago, pues no estoy muy acostumbrado a tomar y la última vez que lo hice fue hace ya bastante tiempo. Me está quemando por dentro. Mi jadeante respiración se intensifica al sentir como el calor de mi cuerpo aumenta y me detengo frunciendo mi ceño extrañado ante esto que le ocurre a mi cuerpo. Me siento…Raro. Paso mi mano por mi frente y me sorprendo al sentir como si estuviese ardiendo en fiebre y la enorme cantidad de sudor que en ella se encuentra. Me inclino queriendo recuperar el aliento y controlar los frenéticos latidos de mi corazón que parece se quiere escapar de mi pecho. Un hormigueo extraño me recorre por completo dejando en mi piel una extraña sensación de ardor ¿Qué me pasa? Me quejo al sentir que la ropa que roza mi piel me hace sentir aún más raro. Miro a mi alrededor mirando borroso todo lo que me rodea y sintiéndome mareado cada tanto que quiero moverme. Esto que siento cada vez crece más y más, siento que ya no puedo controlarlo. Está claro que algo me pasa, pues hace nada yo estaba completamente bien, pero ahora mi condición empeora sin remedio alguno. No podría describir en simples palabras como es que me siento, pero una cosa si es segura. Me siento muy…Muy caliente…
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