Alan Pov:
...Nuestro amor jamás podrá ser…Que dramático…
Salgo de la bruma de mis recuerdos, para enfrentarme nuevamente a mi amigo.
—No digas eso, Dominic, por favor no lo digas —digo terminando de alistarme; él sabe lo mucho que amo a Nicolle, sabe que desvelo por ella mi mente en las noches y agoto mis suspiros en el día con tan solo pensar en su dulzura y la ternura con la que me trata, a veces pienso que nadie en esta tierra se puede comparar con su gentileza; así que no puedo creer que Dominic diga tales cosas de ella, esa señorita es solo miel y dulzura ¿Cómo podría desconfiar de esa mirada tan pura?—Nicolle es perfecta, no hay nada malo en ella; me enamore de ella por su dulzura y la ternura de su mirar ¿Cómo puedes decir eso?
Él se encoje de hombros y pasa su mano repetida veces por su cabello, arreglándose su oscuro y corto cabello. Ya casi es hora de abrir este lugar, así que deberíamos apresurarnos para que el gerente no nos reprenda por impuntualidad.
—Entiendo, lo siento por opinar mal; no era mi intención ofender a tu amada—dice luego de un profundo suspiro y voltea a mirarme con una sonrisa en el rostro— Por cierto, no me terminaste de contar de la mujer aquella que te encontraste en este lugar, dime ¿Era guapa?
Mi corazón se detiene en seco ante ese comentario y rememorar aquella situación a la cual me enfrenté apenas anoche. La verdad, no he dejado de pensar en ese incidente y entre más pienso más nervioso me pongo, no importa cuántas veces lo recuerde siempre termino con el corazón acelerado y el rostro enrojecido cuando esas palabras retumban por mi mente.
Ella quería que yo…
-¿Qué si era guapa?- digo inconscientemente, recordándola de manera nítida, como si su imagen se fuese guardado en lo más profundo de mi mente. La luz en ese lugar era algo escasa, pero si podía ver sus rasgos y…Otras cosas. Me sonrojo ante mis propios pensamientos y apartó la mirada de mi amigo carraspeando mi garganta para aclararla—Sí, era muy hermosa.
La palabra hermosa se le queda muy corta.
Una palabra tan banal no puede siquiera hacerle justicia a su belleza y esa mirada...Esa mirada demandaba autoridad absoluta, como si el mundo entero le perteneciese a ella.
Muerdo mi labio con nerviosismo. Es cierto, nunca había conocido a una mujer semejante a esa, tan atrevida y segura de sí misma, hermosa e imponente como una rosa de afiladas espinas que se irgue orgullosa reclamando su lugar. Esa aura de misterio y peligrosidad la hacen tan atrayente cómo aterradora, por eso quiero mantenerme lo más lejos de ella posible.
Que alivio que hoy no tendré que atender el área VIP…
—¡Hombre! — siento como mi amigo me palmea la espalda de manera amistosa— ahora la última pregunta…—alza su dedo índice haciendo ademanes con él— Entre esa mujer misteriosa y la señorita Fiore ¿Quién es más hermosa?
— ¡Oye! — me quejo ante esa pregunta tan imprudente y lo peor aún es que en mi mente se presentan las imágenes de esas dos mujeres para compararlas la uno a la otra y decidirse cuál es entre ellas la más hermosa.
Soy de lo peor.
— ¡Venga! No tiene nada de malo, estamos entre amigos— dice relajado con una enorme sonrisa—Entonces, dime…
Este idiota…
Cierro mis ojos por un breve momento y no puedo evitar que mi rostro se caliente al pensar en ello. No tengo duda de quién es la más hermosa, pues al compararlas está más que claro quien es la más hermosa, pero debo encontrar la manera más adecuada para expresarlo, pues me parece malo que lo diga sin ningún tacto.
Ambas son mujeres y por ende merecen mi respeto.
—Sí hablamos de físico, tengo que decirte que esa mujer misteriosa supera la belleza de Nicolle por mucho —me sincero en medio de un suspiro dejando a Dominic en blanco ante mi contundente respuesta; no he mentido, esa mujer con la que me tropecé es preciosa, nunca en mi vida había presenciado tal belleza y debo decir que he quedado deslumbrado; en ciertas ocasiones solo quería verla y no podía evitar que mis ojos que mis ojos volviesen a ella, pero me daba miedo y por eso me apartaba para que no me viese cuando la miraba. Esa mujer es peligrosa, lo sé, pero esa belleza que posee la hace más atrayente— Pero yo amo a Nicolle, pues para mí el físico no es lo importante sino todo aquello que guarda el corazón. No cambia en nada mis sentimientos hacia ella.
Él me regala una sonrisa comprensiva mientras palmea mi espalda.
—Sí has de admitir que la belleza de la misteriosa mujer es superior a la de la señorita Fiore, entonces esa mujer debe ser una belleza entre pocas—dice él, mientras nos dirigimos a la salida de los vestidores ya que ya estamos listos para empezar con el trabajo.
Me quedo en silencio y hago una mueca perdiéndome en mis pensamientos por un breve momento. Nunca me ha gustado mentir, pues la mentira acarrea consigo muchos problemas y malos entendidos. Yo amo a Nicolle, sé que nuestro amor es imposible, pero la amo con todo mi corazón y ante mis ojos es la mujer ideal para mí, pero no puedo negar que la mujer que me hizo aquella propuesta es verdaderamente una mujer como pocas. Su atractivo reside en su fuerza y en su demanda; además, es conocedora del arte de seducir, de eso estoy seguro. Esa mujer no solo es preciosa, pues su belleza hipnotiza y la ninguna palabra conocida alcanzaría para describirla, pero por alguna razón…
Su mirada me da mucho miedo.