Darkness Pov:
…
— ¿Sabes porque estoy aquí verdad, Adam? —le pregunto al hombre arrodillado a mis pies sin prestarle atención realmente, pues ahora estoy pensando en otras cosas que inundan mi mente y no me dejan en paz.
Ya han pasado días desde la última vez que estuve aquí en una situación similar a esta, pero sigue siendo tan miserable como antes. Para ser más concretos estuve aquí el lunes queriendo matar a este desgraciado que está más pálido que un papel, pero decidí que quería disfrutar un poco de su desesperación y, al darle falsas esperanzas de supervivencia, estoy logrando lo que quería.
Él de está no escapa.
Me lleno de satisfacción al verlo temblando a mis pies como un misero insecto, en su cuello se encuentra un parche que cubre la herida que le fue infringida el lunes cuando estuve a punto de dar la orden de que se acabase con su vida ¿Quién lo hubiese imaginado? Ahora mismo este imbécil seria solo estiércol de las lombrices que hubiesen devorado su cuerpo, pero debo decir que no me arrepiento de dejarlo con vida, pues sinceramente estoy disfrutando de esa expresión de miedo que posee en su rostro.
—C-Claro, señora mía —me dice nervioso mirando para todos lados como un animalito indefenso en un matadero cualquiera—estoy a sus pies, señora, pídame lo que usted desee.
Lo que yo desee…
Me cruzo de piernas y lo miro desde mi altura con desdén, como si estuviese viendo a una asquerosa cucaracha. Se ve tan patético arrodillado a mis pies y eso me hace sentir cierta satisfacción; esta humillación a la que se encuentra sometido me hace sentir mejor. Adam es uno de los hombres más poderosos de este país y aun con todo ese poder está a mis pies arrodillado, suplicando por piedad.
No saben lo bien que se siente tener el control.
La verdad, este hombre no me sirve para nada, es tan inservible como cualquier insecto a mis pies. No sé qué hacer con él sinceramente, podría hacer una señal a Charlotte quien parece ansiosa por matar a este imbécil, quizás debería terminar ya con esto y no darle más falsas esperanzas a este patético hombre que cree que saldrá ileso después de traicionarme de esa manera tan estúpida. Pero tengo el leve deseo de querer hacerlo sufrir un poco más.
¿Cómo podría hacerlo?
Las dos personas ante mí me miran expectantes, mientras yo pienso en miles de probabilidades para hacer sufrir más a este idiota. Después de todo el tiempo que invertí en saber que era el maldito amor ahora me siento verdaderamente tonta al saber lo que de verdad era, además esa respuesta tan inesperada me hace sentir irritada. Sabía que el amor era algo banal, pero más que eso resulta ser la necesidad carnal que poseen los humanos queriendo complacer sus deseos. Es algo tan simple y yo complicándolo todo, eso me pasó por dejarme llevar por las estupideces que decían las sirvientas que tengo bajo mi mando, pero quizás pueda usar eso para desesperar más a este pobre idiota y hacerlo correr en círculos como un animal degollado.
Ahora que ya sé lo que es el amor…
— ¿Sabes, Müller? — digo reincorporándome y mirándolo fijamente sin dejar que nada se me pase desapercibida, cada uno de sus movimientos se encuentra monitoreado por mí—Te tengo un trabajo especialmente para ti—Esto será divertido, pues la llama de esperanza en los ojos de este insignificante hombre empieza a avivar su ardor y eso de alguna manera me hace sentir más satisfecha— Si logras cumplir la misión que tengo encomendada para ti, te doy mi palabra que seré piadosa contigo…
— ¡Haré lo que sea! —exclama él con rapidez notándose ansioso.
Una sonrisa malvada se posa en mis labios y pienso con satisfacción en lo divertido que será esto. No es la opción más sensata, pero si la más divertida y me siento ansiosa en poder lograr la desesperación de este hombre y, posteriormente, lo matare al no cumplir mis peticiones.
Cavarás tu propia tumba, Müller.
—Estoy interesada en encontrar el amor— suelto sin más de manera natural y neutra, mirándolo con gran seriedad.
Veo como el rostro de Adam es un verdadero poema que pasa desde la sorpresa a la confusión en menos de un segundo. Esta noche prometí ir a un burdel con Charlotte para buscar una noche de placer que me quite este terrible vacío que siento dentro de mí; esta sensación que me consume es verdaderamente molesta y me hace estar de mal humor todo el tiempo, solo quiero quitarme esta sensación para así poder hacer mis actividades normales sin sentirme así de rara. Quisiera poder encontrar que es esto que me inquieta y hace que sienta así de mal, para poder destruirlo y no me vuelva a inquietar nunca más.
Si algo te lastima enfréntalo y destrúyelo antes de que logre derrotarte.
Si quieres ser fuerte, debes enfrentarte a tus miedos y a tus demonios debes vencer para que ningún pendejo se crea que puede destruirte con una simple mirada. No soy una persona risueña, ni animada, es más, no recuerdo alguna vez que haya sonreído de manera genuina ya que mi vida siempre ha sido de amarguras y sufrimientos que forjaron a la persona que soy hoy día. Como ya dije, no pienso maldecir mi suerte y mucho menos me enfocaré en el pasado.
No voy a ser débil otra vez.
— ¿Eh? — murmura sin voz el desgraciado éste notándose bastante confundido, mirándome de una manera extraña como si lo que dije fuese una broma o un chiste de mal gusto.
Sé que Charlotte también esta confundida por mi extraña petición, pero no lo demuestra y tampoco opina sobre ello, solo se mantiene seria, pues sabe que mis decisiones no se cuestionan de ninguna manera.
Frunzo mi ceño denotando así mi creciente enojo contra este idiota de poco cerebro. Nada me molesta más que un idiota que quiera cuestionar mis palabras.
— ¿Acaso tiene algo de chistoso lo que he dicho? — mi voz sale más áspera y fuerte de lo común debido a la ira que dentro de mí se acrecienta y de inmediato este patético hombre se llena de terror.
— ¡No! ¿Cómo cree, señora? Todo lo que usted dice es ley—dice él en medio de una risita nerviosa agachando la cabeza a manera de sumisión total hacia mí—Es solo que me ha sorprendido un poco su pedido.
¿En serio?
Bueno, debe ser algo extraño para él buscar un hombre para mí o solo le extraña que una mujer busque su propio placer sin importarle los estatutos que la misma sociedad ha puesto sobre nosotras. No es de extrañar, aún hay hombres que piensan que las mujeres no debemos disfrutar plenamente del placer carnal y que el sexo libre es únicamente para los hombres; a mí no me interesa si es para los hombres o para las mujeres, pienso que cada quien haga lo que le plazca y ya.
De todas formas, a los villanos nos gusta romper las reglas.
—No tiene nada de raro, Adam—digo en tono seco y gruñendo al final, pensando que quizás este hombre es un machista que piensa que las mujeres solo servimos para darle placer a los hombres— ¿Acaso eres tan inútil que no puedes cumplir con mi pedido…?
— ¡Claro que puedo! — dice con rapidez y yo me lleno de sorpresa al oír su respuesta afirmativa.
Pensé que se negaría de golpe, pero esto se vuelve cada vez más interesante. Adam es como una rata de laboratorio corriendo y corriendo en un laberinto sin salida con la esperanza de escapar de él alguna vez.
Pero los cierto es que no escapará de mis garras.
—Perfecto— digo levantándome del cómodo asiento de su silla presidencial; ya ansío el momento en el cual falle y se ahorqué en las propias redes de su desesperación— Tienes 2 semanas para encontrar lo que he pedido— él asiente algo nervioso y asustadizo, temblando bajo mis pies— Las reglas son simples, si se cumple el período establecido y no has encontrado a alguien de mi agrado, morirás— lo veo tragar grueso y sudar de manera excesiva. La satisfacción empieza a dominarme al ver su esperanzadora mirada creyendo que escapará de esto. Que iluso —Y sí encuentras a una persona a tiempo, pero no es de mi agrado ¿Adivina qué? Morirás. Así de simple y divertido es mi juego; sé que no querrás decepcionarme.
Este es mi juego y a mí me encanta jugar. La idea de encontrar el amor surgió de repente, pero siento mucha emoción por ello. La sangre que recorre mis venas se calienta al pensar en todo lo que le haré a Adam una vez falle con la misión, tengo nuevos métodos de tortura que quiero usar y nadie mejor que este desgraciado para experimentarlos.
Contengo todas las emociones que dentro de mí surgen y me concentro en mantener una mirada seria y una expresión fría en mi rostro.
—Señora, disculpe mi ineptitud, pero podría decirme…— traga grueso antes de continuar— Cuáles son sus gustos y expectativa en… Los hombres.
Una pequeña sonrisa ladeada se posa en mis labios, pero la borro enseguida. Se lo está tomando muy en serio y eso es bueno, así será mucho más divertido ver su final.
—Mis gustos son exigentes y específicos —digo viendo la hora en el reloj de oro que adorna mi muñeca y me doy cuenta que tengo muchos otros asuntos que atender, no puedo perder el tiempo aquí teniendo un imperio que cuidar y hacer crecer; mis ojos vuelven al tipo que se encuentra aún en el suelo y noto como tiembla levemente— Te enviaré en los próximos días por escrito todos mis requisitos y espero puedas cumplir con mis exigencias, Adam ¿Entendido?
Él asiente con seguridad y yo solo me encargo de disfrutar este momento. Ya quiero ver si cara cuando vea que todo lo que ha hecho jamás será perdonado, pues yo no perdonó las traiciones. En este juego quien reina soy yo y yo decido las reglas en mi juego.
Es hora de que inicie el juego…