Alan Pov:
¿Qué hice?... ¿Qué hice?... ¿Qué hice? ¿Qué fue lo que hice?
No puedo creer lo que he hecho, si no fuera porque desperté al lado de esa mujer tan desnuda como yo lo estaba y por encontrarnos ambos en la misma cama, hubiese pensado que estos recuerdos vergonzosos que recorren de manera constante mi mente son producto de un sueño bastante erótico.
Pero si lo hice, nada cambia ese hecho…
Suspiro con pesadez, mientras camino con parsimonia por una de las calles menos transitadas de la ciudad, tomando el rumbo a mi hogar donde de seguro me espera mi sobrinita preocupada por no haber regresado anoche. La verdad, sigue siendo increíble aquello que me pasó, ni en mis sueños más alocados imaginé que algo como esto me pasaría. Solo me dejé llevar, estaba confundido y me sentía muy raro, como si me quemase por dentro y la única manera en la que podía aliviar dicho ardor era tocando su piel.
Solo no me pude contener.
Debo decir que conservo un leve mareo que no puedo explicar, pero al menos es tolerable y puedo caminar con normalidad. Eso ya es bueno.
Todavía traigo mi uniforme de mesero ya que es lo único que encontré para vestirme, tendré que lavarlo y regresarlo después a mi lugar de trabajo, pues ahora solo quiero llegar a mi hogar y despejar mi mente que es asediada por todos esos recuerdos tan raros, hacen que tiemble y no sé si es precisamente de terror.
Esa mujer…
Detengo mi andar de la nada y siento como mi corazón palpita a la velocidad de un feroz huracán, aprieto mis puños y mis labios también. Me arrepiento profundamente haberme dejado llevar por los instintos que en esos momentos me consumían y nublaban mi razonamiento, pues mi corazón le ha pertenecido solo a Nicolle Fiore y, a pesar de sentir que la he traicionado, sigo sintiendo que la amo a ella y solo a ella he consagrado mi corazón hasta el día de mi muerte.
Eso es lo que me gustaría decir, pero…
Yo, por muy extraño que parezca, no me siento arrepentido de lo que hice, me avergüenzo de eso no hay duda ya que era la primera vez que me arropaba el caliente cuerpo de una mujer, pero no me siento para nada arrepentido y eso me hace sentir algo mal ¿Cómo puedo profesar nobles sentimientos hacia una mujer si he yacido con otra que ha encendido mi piel? Ella me ha despertado en mí un fervor ardiente que solo su piel ha podido a apagar. La tristeza que me embarga es por el hecho de que quería guardarme para el amor de mi vida, pero el arrepentimiento no llega a mí en ningún momento.
Sé que jamás se volverá a repetir lo de anoche, ya que esas mujeres de gran poderío solo buscan hombres simplones como yo para divertirse y pasar el rato, ellas solo utilizan las personas a su gusto para su disfrute. Puedo deducir que esa mujer que me invito a su cama es verdaderamente millonaria ya que anoche estuvimos en uno de los hoteles más prestigiosos de la ciudad y no solo eso, estuvimos en una habitación que yo ni con mi vida entera podría pagar. No me interesan sus riquezas, pues solo ha sido una noche, pero el recuerdo de su cuerpo no quiere abandonar mi mente.
No puedo negar que es una mujer preciosa, preciosa como pocas que he conocido en mi vida; sin temor a equivocarme puedo asegurar que es la mujer más hermosa que he visto en mi vida y sinceramente no puedo creer que una mujer como ella haya sido la primera que tuve en mis brazos. Una mujer tan sublime fue mi primera mujer.
Sigue pareciendo un sueño.
Saco mi mano derecha de mi bolsillo y la elevó para mirarla fijamente. Su piel era tan suave que solo hacia que perdiera más la cabeza por poseer ese cuerpo ajeno que, por un efímero momento, creí mío en medio de la bruma de mis ardientes deseos. Sus labios eran tan carnosos que me fue imposible caer en la tentación que ellos provocaban, su sabor es tan dulce. Nunca había visto siquiera a una mujer desnuda, pues jamás me llamó la atención esas cosas ya que solo me he dedicado a amar a Nicolle en secreto y a cuidar de mi familia. Pero ahora que he visto y sentido el esplendor de aquella mujer, me siento bastante raro.
Cuando vi a esa mujer, pensé que no era normal, su cuerpo encendía el mío de una manera bastante extraña y debo decir que ese cuerpo bien podría compararse con la divinidad. Cómo dije, no he visto muchos cuerpos desnudos, pero definitivamente la imagen de esa mujer no se borrará de mi mente jamás.
Sin quererlo el carmesí se posa en mis mejillas al llenarme de vergüenza al ser consciente de lo que estoy pensando y sacudo mi cabeza para alejar todo recuerdo y pensamiento sobre ese tema. No es correcto que yo recuerde esa noche y mucho menos que piense en esa mujer si mi corazón le pertenece a Nicolle.
Solo a ella.
Suspiro y empiezo a caminar de nuevo, pues falta poco para llegar a mi destino. Nicolle es tan hermosa y dulce que sería imposible no quedar cautivado con su mirada llena de puros sentimientos, a mis ojos parece una princesa, una dulce princesa que debe ser protegida de las maldades de este mundo; encerrada en su castillo de oro, pudo disfrutar de todo la bueno de la vida y yo como un simple plebeyo solo quiero proteger sus anhelos. Siempre tuve cariño hacia ella, pero era aún muy niña para que fuese correcto que yo tuviese sentimientos románticos hacia ella y aún sigue siendo muy niña, pero mi amor por ella no hace más que crecer.
A pesar de que solo sea dos años mayor que ella.
Falta poco para su cumpleaños número 18 y mi mayor deseo sería ese día reunir el valor suficiente para expresarle en palabras todo esto que guardo en mi corazón. Quiero hablarle de mis sentimientos y de mis deseos de pasar mi vida a su lado. Pero no quisiera condenarla a estar al lado de un donnadie, ella esta acostumbrada y a tener todo lo que quiere y necesita, a mi lado no conseguirá nada más que amor.
Estoy seguro de que muchas personas pensarán que soy un caza fortunas en busca del dinero de la poderosa familia Fiore, pero nada más alejado de la realidad es esa teoría; le agradezco a los señores Fiore por haberme cuidado a mí y a mi familia por tantos años, pero su dinero no me interesa, ni su posición ante la sociedad. Para mí son mucho más importantes los buenos sentimientos, que todo el dinero de este mundo.
Miro a mi alrededor y me encuentro en el lugar donde actualmente vivo. No diré que es algo de lujo, pues estaría mintiendo de manera descarada, es un lugar humilde que no tiene nada que ver con el mundo en el cual vive mi amor platónico.
No la imagino viviendo en un lugar como este.
Hago una mueca y me lleno de desánimo. Esto es lo único que puedo ofrecer por ahora, mi sobrina no se queja ya que aún es pequeña, pero mi hermana me lo reprocha a cada oportunidad que tiene por habernos ido de la mansión Fiore. Ella disfrutaba de aquellas comodidades y se deleitaba con sus manjares, pero ahora vivimos una vida que si nos pertenece y no tenemos que fingir que pertenecemos a ese mundo.
No podía seguir dependiendo de la generosidad de esas buenas personas y Anne tiene que entenderlo en algún momento. Amo a mi hermana, pero a veces es demasiado para mí y por breves momentos desearía que fuera un poco distinta.
A pesar que por ella estoy aquí con vida.
Me encamino hacia el departamento donde sé que encontraré a mi familia. Sé que Melissa estará muy preocupada y me hará un centenar de preguntas para saber dónde estuve anoche.
No es una respuesta que se le pueda dar a un niño.
Ni siquiera sé cómo he de explicárselo a mi hermana cuando me pregunté donde estuve; además, también esta Dominic que lo dejé solo en Éxtasis, sin darle siquiera una mínima explicación. No tuve opción, la verdad, me desmaye y terminé en aquella habitación de hotel. No tengo teléfono ya que nunca me vi en la necesidad de comprar uno, por eso ha de estar preocupadísimo intentando localizarme sin éxito.
Debo disculparme con él por dejarlo solo.
Ese es mi pensamiento cuando me hayo parado frente a la deteriorada puerta del pequeño apartamento que comparto con mi familia. Debo olvidarme de esa mujer, no puedo permitir que se meta tan profundo en mi piel, pues sería un problema muy serio que no podría controlar, pero al parecer mi mente se rehúsa a dejar ir esos recuerdos que solo me avergüenzas aún más. Es cierto que esa mujer es inolvidable, pero no puedo permitir que se grabe en mi mente.
No pienses en eso, Alan hay alguien más en tu corazón…
Suspiro cerrando mis ojos, mientras me regaño mentalmente y me dispongo a abrir la puerta. Cuando me encuentro dentro de mi hogar me doy cuenta que hay dos pares de ojos que, al escuchar la puerta, voltearon a mirarme con mucha insistencia, pero es una persona la que se levanta en un rebote de su asiento al verme llegar y sus ojos se empañan en alivio.
— ¡Lan! Menos mal, me tenías tan preocupada— me quedo como piedra al verla y su expresión de estar a punto de llorar hace que mi corazón se encoja dentro de mi pecho.
¿Qué hace Nicolle aquí?