Narra Mateo. Ella me miró sorprendida. —Para conseguir el puesto que siempre he querido, me he visto obligado a convencer a mi jefe que soy un hombre que busca formar una familia, alguien con otros objetivos que no tenga nada que ver con lo profesional. Él no le dará el nuevo puesto a alguien que no encaje con este propósito. Por lo tanto le he dicho que usted y yo nos hemos enamorado. Usted es exactamente el tipo de persona que puede convencer al señor Montevideo de que tengo una vida ejemplar. Ella negó con la cabeza. —Lo que esta diciendo es una locura —dijo—¿Qué propone usted? No puedo permitirme dejar el trabajo, señor Jones. Así que mi respuesta es no—agregó, pero levanté una mano. —Escúcheme. Le pagaré por todo esto. Tendrá que dejar su departamento y venirse a vivir