ERES NUESTRA MATTE

1945 Words
EIDAN En cuanto di un paso hacia dentro de la habitación, rápidamente tuve que retroceder dos para afuera, cuidando de que no se me cayera la bandeja. La chica de cabello n***o me hubiera golpeado con un pedazo de madera si yo no la hubiese esquivado. Con una sonrisa de lado volví a caminar hacia adentro. Ya podía darme cuenta del porqué las ninfas no querían volver a traerle la bandeja. - Tranquila, fierecilla - Dije sin para de caminar en dirección a la pequeña mesita que había en la habitación y dejaba la bandeja en ella - Solo te traje el desayuno, porque el primero lo tiraste. Mire al redero, pero parecía que ya lo debían de haber limpiado porque no había nada regado en el suelo. - Me llamo Ginge, no fierecilla - Respondió, volviendo a posicionarse en ataque para darme un golpe si me acercaba a ella - Y ya se los dije, solo quiero irme de aquí, no su comida. No le respondí, solamente me dediqué a observar la habitación, tratando de averiguar de donde obtuvo la pequeña madera con la que me había querido golpear y pude darme cuenta de que atrás de ella se encontraba una silla hecha pedazos. - Creo... que no es posible que te dejemos ir - Dirigí mis ojos hacia ella nuevamente. La habitación olía deliciosamente a fresas y no pida dejar de pensar en lo hermosa que es. Cerré mis puños con fuerza, intentando controlar el impulso de saltar sobre ella y marcarla como mi lobo interior me lo ordenaba. - No contaré nada de lo que vi aquí - Apretó sus labios firmemente, tal vez tratando de que no le temblaran - lo juro por mi vida. Me sentí mal por un momento, mi Matte temblaba peor que una hojita siendo golpeada por el aire y yo tratando de no tener una erección con solo verla. - Perdóname, pero no puedo dejarte ir - con todo el esfuerzo del mundo y obligando a que mis piernas funcionarán camine hacia la puerta nuevamente, dejándola atrás, sin embargo, un fuerte golpe en mi cabeza hizo qué me detuviera. Conmocionado aun por el golpe deje que mi Matte corriera hacia la puerta y escapara por ahí. No sabía que tan duro me golpeo, ya que la madera se encontraba tirada en el suelo, partida en dos partes, y por mi mejilla podía sentir la sangre corriendo. Levante mi mano, pasándola sobre mi cabello para después observarla y contemplar mi propia sangre. Apenas podía procesar que me había dado un golpe y con una sonrisa miré hacia la puerta. Me encantaba la cacería y ella era toda una fierecilla qué tenía que atrapar. Con pasos precisos, pero lentos, salí de la habitación para bajar las escaleras de un brinco por el barandal. Agudice mis instintos, mi Matte había dejado un rastro de aroma a fresas por todo el camino, no sería difícil encontrarla. Me dirigí hacia la parte trasera de la mansión y atravesé la puerta que daba al jardín, mi pequeña fierecilla se había ido por el camino equivocado; todo lo que encontrará en ese lugar sería a los lobos entrenando y más allá las casas de las ninfas seguidas por la de ellos. A lo mejor pensó que al salir por la puerta principal sería muy obvia su huida y en verdad lo era, pero llegaría más rápido al pueblo, asimismo que la parte trasera del jardín, sin embargo, tendría que pasar por la plazuela y al verla la detendrían porque todos habían visto qué ella era la Matte de Kiron y mía. Corrí rápido, tan pronto escuche su grito, no estaba seguro con que lobo se encontraría, pero deje de correr cuando vi que era André el qué entraba enfrente de ella, tratando de que no lo golpeara por taparle el paso y atrás de él a Thiago, intentando atraparla. Mordiéndome la lengua para no soltar una gran carcajada, y corriendo el riesgo de que me golpeara nuevamente, corrí hacia ella ahora que se encontraba de espaldas, dándole de manotazos a los chicos. Con una mano la tomé de la cintura en cuanto estuve a su lado y con la otra sus muñecas, agarrándolas fuertemente, pero tratando de no lastimarla en el proceso. - Parece que ya conocieron a mi pequeña fierecilla - Dije encontrándome con la mirada de los chicos. - ¡No soy tuya! - Gritó la fierecilla, retorciéndose entre mis brazos y ocasionando qué algo en mí se despertará. Mirando aun a los chicos con una sonrisa, la apreté contra mí, tratando de que se diera cuenta sobre lo que estaba ocasionando con sus movimientos, un gesto que entendió rápidamente, ya que se detuvo de golpe. - Estas... - André señaló su enrolada cabellera rubia, sabia a que se refería, podía sentir la sangre seca por no limpiarme, a causa de que había corrido para alcanzar a mi pequeña Matte. - Lo sé... Estábamos jugando - La apreté más a mí, como si eso fuera posible, ocasionando qué sacara un pequeño grito al sentirme entre sus nalgas. - Debió de ser muy divertido el juego - comentó, Thiago, mirándome con una sonrisa de lado, para posteriormente voltear a observar a mi Matte - Me llamo Thiago, pero todos mis amigos me dicen Thi, sin embargo, tú eres mi luna así que puedes llamarme como quieras. - Yo soy André, Soy el beta de la manada; así qué si necesita algo puede contar conmigo mi luna. Los chicos se presentaron y esperaron pacientemente a que ella hablara, hasta que por fin rompió el silencio después de unos minutos. - Los saludaría, pero si pueden apreciar me tienen sujetada de las muñecas como a una criminal - Casi se me salen los ojos cuando empujó cínicamente su cadera hacia atrás. Comprendiendo su acto la solté y posicioné mi mano junto a la otra, abrazándola completamente - Me llamo Ginge - Estiró su brazo derecho, haciendo qué los chicos tomarán con gusto su mano. - Bueno, ya que se conocieron, debería de llevar a mi Matte de nuevo a su habitación, tiene que descansar, ya saben por lo de anoche - Le dije a los chicos, estos me miraron y asintieron. - Le diré a Gaia qué le presté algo de ropa - Sugirió, André, mirando de arriba y abajo a Ginge, quise gruñirle por mirarla, pero él en verdad tenía razón, mi Matte aún cargaba el vestido rasgado de anoche. -... Considero que después de dejar a nuestra luna a su habitación deberíamos de hablar mi Alpha. Asentí sin decirle una palabra. Sabía lo que me dirá: que tendría que ser más cuidadoso con ella y le daría la razón por que mi fierecilla había escapado de la habitación, pero lo tenía todo controlado. La manada completa se volvería loca si Ginge escapara. Las Lunas fortalecían aún más a las manadas y a estas alturas pudiera ser que mi madre ya le hubiese contado a mi padre sobre el lobo n***o que nos había atacado a Kiron y a mí, posteriormente mi padre se lo diría a Carlos y Carlos a su hijo: André, que ahora tomaba el cargo de beta. Sí, estaba en un lío, más de los que tenía por tener a mi Matte entre mis brazos, ocasionándome mil sensaciones a la vez. - No me dejarán ir, verdad - Ella rompió el silencio, mientras nos alejábamos de los chicos. - No, mi pequeña fierecilla. - Respondí, guiándola por donde había venido, pero al notar qué ella no caminaba rápido tuve que voltearla de enfrente y mirar sus increíbles ojos azules - Si te dejamos ir ahora que has aparecido la manada se derrumbaría. - No entiendo lo que pasa aquí, no sé que es una manada, una Matte e incluso una luna, ¿Qué es eso? - Soltando un suspiro me agache para ponerla sobre mi hombro y alzarla, ganándome unos pequeños golpes en mi espalda y gritos de que la bajara. Quería esperar a que Kiron se lo explicara. En verdad, pero si no se lo explico la primera vez que la vio, entonces eso significaba qué tendría que decírselo yo. - Bueno... A esta altura te podrás haber dado cuenta que no somos unos humanos normales - Comencé a explicarle, moviéndome nuevamente hacia la mansión. - No me digas, la verdad es que no me había dado cuenta de que ustedes no eran normales... Casi no se nota - Sonreí ante su ironía. - Ya qué comprendes eso, te diré que somos hombres lobo y... - ¿Existen los hombres lobo? - Preguntó, interrumpiéndome. - ¡Por supuesto, fierecilla! - Aunque todavía no nos ha visto convertirnos, no podía creer que pensara que lo que le había estado persiguiendo esa noche en el bosque fuera un lobo normal, si media cinco veces más. - ¿Qué es lo que supones que te estaba cazando ayer, cuando llegaste a nuestra manada, un conejo? Me quejé cuando sentí un golpe en mi espalda más fuerte que los anteriores. Mi pequeña fierecilla me había golpeado nuevamente y en vez de enfurecerme eso me hacía sentir feliz... Si, me estaba volviendo loco. - ¡No tienes que ser grosero!, yo solo preg... - Se detuvo cuando sintió la pequeña nalgada qué le di, dando en respuesta un pequeño brinco. Volví a explicar cuando note que no volvería hablar. - Se le llama manada a nuestra comunidad integrada por lobos... Yo soy el Alpha, bueno, no soy el único Alpha. - ¿Hay más de un Alpha? - Volvió a preguntar, esta vez sin darme un golpe. - En esta manada sí, por lo general solo hay uno en cada grupo. - ¿Entonces porque ustedes tienen dos? - Así lo decidieron nuestros padres - Hice un pequeño movimiento de hombros, tratando de no lastimarla o que se me cayera - De hecho ya conociste al otro Alpha esta mañana. - ¿Era el de cabello platinado? - Hizo una pausa, talvez pensando en Kiron - Me cae mejor que tú. Alce una ceja ante su respuesta, y trate de no ponerme celoso por su confesión. - ¿Puedo saber por qué? - Pregunté, atravesando el jardín para posteriormente adentrarme a la casa y subir las escaleras. - Él es más tímido, en cambio, tú eres muy atrevido, me tocas como si fuera de tu propiedad y me restriegas tú... Tu parte en mis nalgas - Titubeo lo último, no podía verle su rostro, pero juraría que estaba rojo al igual que el mío, no sabía qué me había pasado allá abajo; sin embargo, lo único que lograba asegurar es que no quería quitarle las manos de encima... de hecho me gustaba tener mis manos sobre ella. - Así que por eso te cae mejor él - Cuando llegamos a su puerta y la abrí, la volví a bajar para que pudiera apreciar de nuevo esos ojos azulados - No eres mi propiedad, eso es verdad, pero si mi Matte, eso significa que serás mi pareja de por vida como también la de Kiron, y la luna de todos en la manada... Luna se le llama a la pareja del Alpha, tú también gobiernas esta manada, por eso mismo no te podemos dejar ir, porque correrías peligro allá afuera ahora que todos vieron anoche que eras nuestra pareja - Mi vista cayó a sus labios - Y ya que me llamas atrevido no te importara entonces esto. Sin dejarla a que reaccionará la tome por la cintura pegándola a mi cuerpo, robándole un beso profundo qué fue correspondido con un poco de torpeza.
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