¿QUIÉN ES NUNA?

1308 Words
GINGE —El lugar es hermoso –Dije mirando a mi alrededor, se podía escuchar el viento golpeando suavemente los pinos. —Sí que lo es... La primera vez que llegue aquí no podía creer lo que era tener una manada –Me jalo hasta que nos sentamos en una banca. —No puedo sentir la misma felicidad que tú –respondí, tratando de ser sincera mientras veía a los niños, en primer lugar yo ni quería venir a Grainspyn, de hecho crecí odiando este pueblo. Solamente deseaba dejar el pasado atrás, muy atrás. —Lo sé, no eres una loba –Solté una risa algo triste, ojalá esa fuera mi historia, quisiera repetirme que yo no cabía en ningún lado de los que habíamos vivido mi familia y yo porque en verdad no encajaba por ser una loba, pero... Ese no era mi problema. —¡Riga!, ¡Riga! –Los gritos de unas chicas hicieron que me volteara a verlas y dejara de observar a los niños. —¡Riga!, ¡Riga! Ellas parecían unos bonitos arcoíris, todas tenían un tono de cabello diferente, sin duda era ninfas. —Ay, no –Murmuró, Riga, parándose de la banca haciendo qué imitará su acción. Me preguntaba que era lo que estaba pasando, ya que se mordía el labio nerviosamente. —Qué bueno que te encuentro, necesito que me hagas un favor –Habló una de ellas cuando estuvo enfrente de nosotros, extendiendo sus manos en forma de súplica, pestañeando varias veces sus bonitas pestañas largas. —Bueno, necesitamos...–Miro a las demás chicas de reojo con una sonrisa de lado para después extender una mano y tomar una pequeña maleta que tenía una ninfa. —Toma quiero que nuestra ropa quede bien lavada. –Sin esperar respuesta se la aventó a Riga, ocasionando que se tambaleará para atrás. Si no la hubiera detenido por atrás me parecía que pudo haber caído sentada en la banca, qué estaba detrás de nosotras. —Yo... Yo ya no estoy en la cocina y la… Lavandería –Riga, balbuceo, agachando su cabeza, no sabía cuál era su expresión porque el fleco de su cabello corto lo ocultaba, sin embargo, si podía notar un pequeño temblor en su cuerpo, qué me decía dos cosas, la primera era que pudiera estar completamente asustada o increíblemente furiosa –A... ahora yo estoy haciendo un tr... Trabajo primordial. –Continuó aún sin levantar su rostro. —Tonterías –Vi como lanzaba un gesto de fastidio la ninfa, acercándose a la loba —No eres más que nuestra lavandera Riga, tú jamás podrías hacer algo valioso en este lugar, así que haznos ese favor, bolsa de pulgas antes de que le digamos a Nuna que no quisiste realizar un trabajo que te pedimos dulcemente. —Sí... –Dijo, simplemente, haciendo qué las demás chicas se rieran cuando por fin alzó su rostro, con los ojos rojos por las lágrimas contenidas. —No –Solté rápidamente, tomando a Riga de un hombro —Creo que escucharon claramente que Riga acaba de decir que ya no está en la lavandería, así que no lavara sus mugrosas pertenecías. En cuanto dije la última palabra, las chicas que tenía enfrente de mí se agarraron el pecho y abrieron la boca con asombro. —¿Y tú quien eres para decidir si esta bolsa de pulgas nos lava la ropa o no? –Pregunto una de ellas con los dientes apretados por el enojo. —Creo que soy su luna –El rostro de las chicas palidecieron totalmente, mirándose las unas a las otras. —Así que no me hagan más enojar y lárguense de mi presencia –Les troné los dedos para posteriormente señalar el camino por donde habían venido. —Si mi luna –Dijeron al mismo tiempo, yéndose, ahora ya no me parecía tan pacífico el parque ni la manada, si es que tenían personas como ellas comportándose así por todo el lugar. —Lo bueno es que te sientes a gusto de tener una manada –Solté sarcásticamente, volteándome a verla y notando como me miraba con una pequeña sonrisa. –Son ninfas... No lobas –Rápidamente tomo vuelo y me abrazo —Me alegra que estés aquí. —Yo igual –Susurré cerca de su oído, abrazándola con más fuerza si es que eso era posible —La verdad es que iba a esperar a que te distrajeras y escaparme de aquí y posteriormente de mi madre... –Me separé de ella —Hasta que vi como te tratan y yo estoy muy en contra de este tipo de tratos hacia un individuo... porque me acuerdo perfectamente el día en que mi hermana me defendió de unas niñas tontas que me molestaban en –Hice una seña mostrando a mi alrededor —... Un parque –Tome una de sus manos entrelazándolas con la mía —Aún no pudo olvidar como casi literalmente ella le arranco los ojos por molestar a su hermanita... y considero que ahora es mi turno de defender a las personas que quiero. —... Decidiste quedarte, Verdad –Apretó mi mano y en sus ojos podía percibir la felicidad reflejada de mi decisión —Decidiste ser la luna de Moon Red. —Supongo que esta manada necesita unos cambios administrativos –Sonreí sacándole una sonrisa a ella —Tomaré tu consejo y solo me dedicaré a ser feliz al Alpha. —¿Cuál de los dos? –Preguntó con una sonrisa de lado, haciéndome la misma cuestión que yo le hice hace unos momentos. —Aún no lo sé –Negué con una sonrisa —Por cierto, ¿quién es Nuna?, ya van dos veces que la mencionan –Escuchaba mucho ese nombre, pero aún no sabía quién era, talvez era la madre de alguno de los dos Alphas. Por lo que podía deducir tenía mucha autoridad en la manada por como hablaban las ninfas. —Es la madre ninfa y abuela de Gaia –Explicó —Todas las chicas la obedecen y es la que nos dice que puesto tomar en la mansión... talvez por eso vinieron por Gaia, puede que se haya metido en problemas al meter a Náyade en la cocina sin su consentimiento. —Me suena a que Nuna ya debería de jubilarse...–Murmure para mí, corriendo uno que otro mechón rebelde, qué se pegaba en la frente de Riga —¿Y cuándo la conoceré? —Talvez cuando lleguemos a la mansión –Suspiro con cansancio. Su suspiro me demostraba que no toleraba a la tal Nuna, y eso significaba que tendría que tener mucho cuidado con ella. —¿Entonces qué esperamos? –Le solté la mano y deje de tocar su cabello para caminar por donde habíamos venido, no podía esperar más en conocerla. —Quiero conocer a esta gran ninfa de la que todos hablan. Quería comprobar en como me trataría a mí, tenía una mente positiva y si se portaba arisca conmigo yo... No, nadie en su vida me trataba mal y ella no sería la primera. Detuve mi caminar cuando a lo lejos se pudo escuchar el quebrar de unas hojas y ramas siendo pisadas. Nos volteamos en busca de donde provenía el sonido y pude distinguir entre la oscuridad más allá del bosque los ojos rojos. Esos ojos rojos que me siguieron por todo el bosque. —Será mejor que nos vayamos mi luna, ya está oscureciendo –Murmuró, Riga, empujando mis hombros para qué comenzará a caminar nuevamente. —Si –Asentí estando de acuerdo con ella. No sabía en que momento se habían ido los niños, pero nosotras éramos las únicas en el parque, habíamos pasado una gran parte de la mañana y la tarde viendo la manada que ahora la oscuridad estaba sobre nuestras cabezas.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD