LA BRUJA

UNA CENA ALGO INCÓMODA II

KIRON

—¡Por la diosa luna! –Alzó la voz el tío Alan al terminar de contemplar toda la comida puesta en la mesa. —¿Seguros que la cena es por nuestra nueva luna o por mí?, ya que todos los platillos que pusieron son mis favoritos.

—¡Alan! –Lo reprendió Samira, la mamá de Thiago. Yo solo pude mirar de reojo a su hijo para comprobar que tenía una sonrisa de lado, tratando de no reírse por el comportamiento de sus padres. —Lo siento mi luna, a veces mi esposo, parece un niño, pero esta cena especial es para usted. –Samira se disculpó con Ginge, sacándole una pequeña risa y un susurro de que no había problema.

Ellos siempre han sido así, el tío Alan haciendo un comentario gracioso con algo de comida y la tía Samira, llamándole la atención como a un niño pequeño.

—Y… ¿Cómo les fue en el entrenamiento? –Preguntó mi padre, logrando que dejara de contemplar el sonrojo de la tía Samira y lo volteara a observarlo a él, viendo qué se estaba empezando a servir y llenando su plato como los demás.

—Fantástico… –Dije sin pensar, imitando su acción y empezar a llenar mi plato.

—¿Tan excelente que todos salieron lastimados? –Preguntó mi madre, efectuando que dejara de realizar lo que estaba haciendo y la observará, contemplando su bonito rostro blanquecino, que había sacado de ella.

—Mamá, ya dijo el abuelo que no era nada. –Gire rápidamente mis ojos hacia Gaia, tratando de advertirle que había cometido una gran equivocación, excepto que el ruido sordo de una cuchara haciendo eco por todo el comedor se me adelanto.

—Gaia. –La voz temblorosa de Nuna se hizo escuchar, todos creerían que era porque quería llorar, pero yo sabía que muy apenas estaba conteniendo su ira. —No confundas a nuestra Luna, Malika no es tu madre de sangre, solo es... La Matte de tu padre.

Apreté los dientes y las manos se me formaron en puños arriba de la mesa, tratando de no levantarme para cometer una estupidez. Nuna siempre hacía eso, pero esta vez se pasó, por la forma en la que mi madre se había sonrojado mirando a Ginge, talvez suponiendo en que pensaría mi Matte sobre ella o mi padre.

Creí que no aguantaría, en serio, como lo supuse, sin embargo, una mano caliente que me hizo casi gemir, se posó sobre mi pierna derecha, dándome un ligero masaje de arriba, abajo.

Era Ginge, talvez notando lo tenso que me encontraba a su lado. Cuando la voltee a observar pude notar la sonrisa que se estaba formando en sus labios, con sus ojos puestos en mí, diciéndome silenciosamente que me tranquilizara.

Solo necesité esa sonrisa para poder calmarme, ya no existía Nuna, de hecho ya no existía nadie en la mesa más que ella y yo.

—... Tengo entendido que la señora Malika crio como a una hija a Gaia. –Toda la tranquilidad que pude haber tenido se esfumó al escuchar hablar a mi Matte. —Corríjame si no es verdad.

La mesa se volvió silenciosa más de lo que esperaba, unos que otros, miraban con horror a mi Matte por soltar aquellas palabras que no entendía muy bien de donde las había sacado porque ella apenas llevaba dos días en la manada.

—Me sorprende mi luna que con solo unas cuantas horas aquí ya sepa la vida de mi nieta –Nuna hizo una breve pausa mirando a un lado de Gaia, yo no pude evitar seguir su mirada, encontrándome con Riga que sostenía una jarra de vidrio a la orden de que alguno de nosotros pidiéramos agua. —Pero ya me imagino quien podría haberle contado el chisme y eso me lleva a hablar con los dos Alphas. –Dirigió su vista rápidamente hacia Eidan y posteriormente a mí, mientras hablaba. —No sé por qué pusieron a la loba al cuidado de su Matte, pero les exijo que designen esa responsabilidad a una ninfa capacitada, la loba omega es parte del servicio doméstico, no una dama de compañía.

—¿Exigirnos? –Eidan sujeto el vaso que apenas había tomado con su mano derecha con una gran fuerza que la rompió en mil pedazos, haciendo que brincara Ginge por el sonido.

Abajo de la mesa tomé su mano, dándole un ligero apretón, diciéndole por medio de ese gesto que todo estaría bien. No era de extrañar que Eidan estuviera de mal humor, él nació siendo el futuro Alpha, no tenía el mismo genio que el mío, si multiplicamos cien veces mil y el resultado fuera la ira que sentía en estos momentos, entonces sería lo incorrecto porque el resultado es mucho mayor que eso.

—¡Eidan, compórtate! –Gritó la tía Sara, sin embargo, él no la escucho y continuo lanzándole palabras filosas a Nuna.

—Nosotros no somos nuestros padres, Nuna –Gruño, aparentando los dientes, tratando de comportarse como la tía Sara le dijo; sin embargo, le estaba costando mucho. —Tal vez ellos no te pusieron un alto, pero yo si te lo pongo ahora, no nos puedes exigir algo, te recuerdo que Kiron y yo tomamos el cargo de Alphas, ya no unos niños a los cuales ordenar.

—No se me olvida mi Alp...–Habló, Nuna, pero Eidan la interrumpió con una mirada de advertencia antes de continuar con su regaño.

—¡No me interrumpas!, Aún no termino –Si seseo con los dientes apretados. —De ahora en adelante no solo te dirigirás a mí como Alpha, sino también a Kiron. –Volteo por un momento a estudiar a la ninfa rubia que se encontraba enfrente de él, para después seguir matando con su mirada a Nuna. —Náyade tomará el lugar de Riga en la cocina, así que no veo el caso de que esté sentada en esta mesa con nosotros.

—¡Pero, Alpha! –Gritó, torciendo el gesto. No le habían gustado las órdenes de Eidan. —Náyade es mi ahijada, es como otra nieta para mí.

—Será la mismísima diosa luna, pero si yo te digo que en la mesa ya no come con nosotros, entonces no comerá. –Gruño nuevamente alzando la voz, ante la negativa de Nuna. —¡Es una orden!

—¿Y Riga, que hará?, se quedara al lado de la luna, aun sabiendo que le dije que no. –Preguntó, Nuna mirando de reojo a la loba.

—¿Quieres seguir teniendo a tu lado a Riga? –Eidan no volteo a observar a Ginge, aun cuando se lo estaba preguntando a ella, ya que su tono cambio a uno mucho más suave.

—Sí. –Respondió ella simplemente.

—Entonces no hay nada que hablar a menos que tú tengas una objeción a algo de lo que acabo de decir. –Esta vez si se giró a mirarme, tratando de averiguar si tenía algún problema con Riga. Obviamente, no y mi Matte ya había dicho que le gustaba estar con ella.

—No, en mi opinión, es algo que teníamos que decirles a todos ustedes personalmente, en la manada habrá muchos cambios –Dije con mucha seguridad mirando a cada uno, deteniéndome en mis padres y los de Eidan. —Espero que no que opongan.

—Ustedes ya son los Alphas –Soltó mi padre mirando a mi tío Mathew. —Por mi parte no hay resistencia a cambios.

—Ni de la mía, chicos, ustedes sabrán lo que es mejor para Moon Red, como en su momento lo sabíamos Tom y yo, sin embargo, preferiría que lo dijeran con más tacto la próxima vez. –Lo último lo dijo mirando a su hijo.

—Estoy de cuerdo con tu padre, Eidan. –Esta vez hablo la tía Sara sin quitarle la mirada a él, también. —Debes de tener más tacto, corazón, esta cena es para su bonita Matte y termino siendo algo incómoda.

—Sí, chicos, talvez hasta se espantó la chica al notar con qué clase de gente está a su alrededor –Continuó mi madre. —Si ya de por sí es difícil enterarse de que existen los seres mágicos.

Hubo un momento de silencio en la mesa, para que posteriormente Eidan se levantará pidiendo permiso de retirarse. Tanto él como yo sabíamos que tenía que tranquilizarse, así que lo más seguro era que iría a la zona de entrenamiento.

Ginge no tardo en seguirlo, sin mirar atrás, trate de levantarme también, pero fue inútil, ya que Pitthua me detuvo del brazo mucho antes de que pudiera incluso incorporarme bien.

—No, corazón. –Advirtió, mirando por donde se fueron. —Será mejor que ella lo trate de calmar sola.

—Pero, Eidan...

—Eidan no le hará daño si eso es lo que te preocupa, es su Matte igual que la tuya –Explicó aún sin soltarme, tal vez temiendo a que no le hiciera caso. –Solamente deja que ellos vuelvan solos.

Después de un momento, asentí, volviéndome a acomodar en la silla, Pitthua tenía razón, Eidan jamás lastimará a Ginge y eso lo sabía, pero a pesar de eso tampoco podía ocultar que me dolió el cómo se fue detrás de él sin siquiera mirarme una sola vez.

Negando con la cabeza, picoteé con un tenedor mi cena en el plato, tratando de no ponerme celoso con toda esta situación.

Levante la vista al sentir una mirada sobre mí, y desearía no haberlo hecho, ya que Nuna no dejaba de observarme, no sabía que era lo que estaba pensando con todo lo que le había dicho Eidan.

—Pitthua tiene razón, Alpha Kiron –Dijo al descubrir aun la duda sobre mi rostro. —Ella lo tranquilizara y cuando esté muy relajado volverán a la cena.

Apreté el tenedor que tenía aún en mi mano, entendiendo a lo que se refería Nuna sobre estar relajado, ya qué hizo énfasis en esa palabra.

—Bueno… Creo que… Deberíamos seguir cenando tranquilamente como si nada hubiera pasado. –Trate de relajarme cuando la tía Sara habló, talvez temiendo a que se hiciera una nueva pelea en la mesa. —Riga, porque no dejas esa jarra y vuelves a tu habitación, ya escuchaste a mi hijo, ya no estarás en la cocina de ayudante.

—Sí, mi ex-Luna –Se inclinó agachando la cabeza en forma de respeto. —Con su permiso me retiro.

Riga abandonó el comedor tranquilamente mientras dejaba la jarra en la mesa para que todos pudiéramos servirnos. Sería algo raro y gratificante, talvez para ella que ya no estaría como ayudante y ahora estuviera con mi Matte en vez de con Nuna.

—También no quiero ser grosero ni nada… Pero ya escuchaste a mi hijo Náyade, por favor, retírate de la mesa. –Esta vez la voz del tío Mathew se escuchó por toda la habitación generando que lo volteáramos a observar o en mi caso volteara a contemplar a la ninfa.

Ella no hizo caso al instante al tío Mathew, sino que miro a Nuna, pidiéndole apoyo con la mirada, pero lo único que consiguió fue que le asintiera con la cabeza, dándole a entender que se fuera.

—Sí, mi ex-Alpha, con permiso. –Se levantó lentamente de la mesa y sin siquiera inclinarse se fue del comedor.

La salida de Náyade hizo que los chicos y yo estuviéramos más tranquilos, si Eidan regresaba y la encontraba aún en la mesa no sabía que tan furioso se pondría.