4. Ann

1725 Words
Estaba lo suficientemente borracha como para ponerme en modo picara esta noche, Ian no había dejado de mirar para nuestro lugar y Sofía no paraba de decirme cosas al respecto, yo solo me reía mientras ella comentaba como se mordía el labio o la forma en que sus ojos se abrían cuando mi espalda quedaba frente a estos. Lo sé, fue jugar sucio, pero ya no tenía que portarme bien nunca más. No nos asombró que vinieran a pedir jugar con nosotras, a decir verdad, los estábamos esperando, tal vez y podríamos empezar con eso de las fiestas y un revolcón de vez en cuando, además hacía meses no me acostaba con un hombre, sí ¡¡meses!! Es que el idiota de Tom siempre terminaba borracho o duraba apenas unos minutos, yo ya no sabía lo que era un orgasmo y verlo ahí con su camisa desabotonada, sus ojos azules y su cuerpo de infarto me había puesto más caliente de lo que estaba dispuesta a admitir. Sonreímos satisfechas y nos miramos, ahora empezaba él juego, ambas éramos buenísimas en esto, teníamos el récord del lugar y varias veces nos habían tenido que pagar rondas enteras de alcohol. Mi amiga mordió su labio y observo al rubio un momento para luego chasquear su lengua.   -  Bueno ¿Quién parte? - Sofía pregunto, al rubio frente a ella   El hombre tenía el pelo corto, ojos verdes y sonrisa blanca como propaganda de pasta dental, vestía un jean con zapatillas, y la remera se le quedaba pegada al cuerpo de tanto músculo que se le veía, la verdad es que ambos tenían la misma contextura física ¿de qué trabajaran?   -  Las mujeres primero- dijo el rubio mientras miraba a Sofía - Por cierto, me llamo Luck - nos estrechó las manos a ambas.   -   Sofía- no pude evitar reírme con la cara de boba de mi amiga.   -   Ann - le estreche la mano -    Él es Ian, aunque ya se conocieron - Ian saludo a Sofía y me dedico una sonrisa cuando quedó cerca de mí.   Mi cuerpo reacciono automáticamente, mis terminaciones nerviosas se activaron, las manos me sudaron y una ola de tensión s****l me invadió como un huracán, ¿por dios que me pasa? Es que acaso tenía dieciocho nuevamente. Creo que he tomado mucho, sacudí un poco mi cabeza y miré a mi amiga.  Ninguna de las dos emitió una sola palabra solo nos miramos y después de algunos gestos y telepatía, decidimos que yo empezaba la partida, camine hasta el extremo de la mesa y gire mi rostro buscando a Mónica antes de golpear la bola blanca, le hice señas para que me trajera otra ronda de mojitos y golpee la bola blanca sin siquiera mirar a los muchachos, sonreí de lado cuando automáticamente entró una bola lisa en la esquina derecha y otra rayada en la izquierda. Sofia exclamo un sí mientras los hombres se miraban sorprendidos, mi sonrisa se ensancho y camine alrededor de la mesa eligiendo, mis dedos rozaban la madera mientras mis ojos analizaban las posibilidades con cada una de las bolas.   -   Elijo las lisas - procedí a mi siguiente jugada, metí dos más hasta que Ian tocó mi brazo para darme el tragó y me desconcentré.   El próximo en tirar fue Ian, metió 4 bolas rayadas al hilo, la quinta quedó justo en la orilla del hueco. Del otro lado Sofí entablaba conversación con Luck, muy enérgicamente, sabía que le gustaba, me lo había dicho después de ver a Ian, sonreí un poco y carraspee avisándole que le tocaba, se acercó a la mesa para ver qué había pasado y su entrecejo se arrugo al ver la cantidad de bolas que habían metido. -    No vuelvas a distraerme – lo señalo con el dedo y Luck levanto las manos en son de paz. -    No te he obligado a hablar conmigo preciosa – mi amiga se sonrojo y volvió a concentrarse en el juego.   -   ¿Quieres otro trago? - me di vuelta cuando su voz sonó en mi oído, la música estaba fuerte, asiqué Ian se había acercado para preguntarme y gracias a eso nuestros rostros estaban a solo centímetros de distancia.   El azul electrónico de sus ojos me atrapo por completo, su pelo n***o estaba algo desarreglado, pero a la vez perfectamente peinado, su boca se curvo en una enorme sonrisa que dejaba expuesta sus dientes blancos, me permití observar un poco más, su piel bronceada adornada por una cadena de oro, la forma definida de sus clavículas y olor a su fragancia sacudió todo mi sistema.  Sentí como el calor subió por mis mejillas y me imaginé toda ruborizada. Aun cuando no se me notara tanto por el color de mi piel decidí bajar la vista. Maldije nuevamente cuando me topé con sus pectorales todos marcados, mordí mi labio y observe su vestimenta, Ian llevaba una camiseta negra al cuerpo, un jean gastado y unas converse negras, todo aquello se ajustaba como si de una segunda piel se tratara. Este era jodidamente candente. -  ¡¡Ann!! ¡te toca! - la voz de mi amiga me saco del trans.   -  Eh... sí, sí, ahí voy- mire la mesa y para mí sorpresa les faltaba solo una bola rayada, el resto eran lisas y la negra.   Sofía no había metido ninguna bola, la miré furiosa y ella subió sus hombros como disculpa mientras me sonreía, entrecerré mis ojos preguntándome si lo había hecho apropósito. Volví a la realidad para buscar el mejor ángulo, cuando por fin me decidí, antes de golpear la bola blanca observe de perfil como Ian se colocaba a mi lado, respire profundo, golpeé la bola blanca, fallé. Esto no puede estar pasando.   -   Deberías dejar de tomar – comentó cerca de mi oído - Capaz eso hace que puedas apuntar mejor - se rio mostrando todos sus dientes blancos nuevamente, dejando esta vez la punta de su lengua detrás de ellos y no pude evitar reírme con él.   -   Creo que tiene razón - me acerque a su oído- Espero que tú si la sepas embocar.   Sonreí coqueta mientras su cuerpo se tensaba, no sé porque hice eso, supongo que una de las causas es lo competitiva que soy, otra sería que fallé gracias a él y su cercanía o tal vez porque quería provocarlo. Otra vez la electricidad recorrió mi cuerpo cuando su mano se apoyó en mi cadera.   -   Nena, te asombraría ver lo bien que lo hago - su cara se curvo en media sonrisa. Bajo la mirada hacia la mesa y golpeó la bola haciendo que entrara en el hueco. - Una más y ese número de teléfono va a ser todo mío - sonrió con malicia.   -  Pensé que te ponía contento el llevarme a casa- lo miré fijo a los ojos.   -  Eso es el plus, de que me sirve llevarte si no puedo volver a contactarte - tomó mi cintura y paso por detrás para acomodarse y golpear la última bola que les queda. Si metían la negra, tenía chófer esta noche. -   ¡¡Ann!! - sentí como se me tensaba la espalda cuando su voz cargada de enojo resonó en todo el salón - ¡Por fin te encuentro! Te he buscado por todos lados. ¡Tenemos que hablar! – se paró a un paso de mí.   -   No, no pienso hablar nada contigo y será mejor que te vayas.   Nuestro ojos se conectaron por un momento, Tom desfiguro su gesto y apretó su mandíbula mientras me observaba de cuerpo completo, di un paso hacia atrás y logré ver de reojo como Sofía y Mónica se ponían a mi lado.   -   Creo que no me entendiste, vos y yo vamos a hablar - Tom cambio la cara de una forma que jamás vi antes, se acercó y tiro de mi brazo con brusquedad.   -  Amigo, creo que tú no has entendido que la dama dijo que no.   Luck lo tomó del hombro empujándolo un poco hacia atrás y sentí como me ardía la piel cuando unas manos me tomaron de la cintura y me apartaron, todo paso tan rápido que cuando reaccioné tenía a Ian como un escudo delante de mí con los puños apretados.   -  Creo no sabe quién soy... y si no quieres que arruine tu vida bajarás esa mano en este instante - amenazó Tom a Luck   - ¿Crees que te tenemos miedo Tom Beneck? - ahora Ian hablaba - ¿Qué pasa? ¿Papá no te presto el auto hoy? - con su mano tomo la mía y me corrió alejándome de la vista.   Sofía estaba a mi lado pegada y me susurró algo que no pude entender. Estaba por hacer que dos hombres que apenas conozco arruinaran su vida, gracias al hijo de puta de mi ex. Mi amiga apretó mi brazo cuando vio mis intenciones, pero la corrí despacio.   -  Creo que será mejor que arregle esto yo, no les quiero traer problemas - mi voz sonaba chillona y alterada. -    No te preocupes por eso- dijo Luck sin quitarle los ojos de encima a Tom   - No se va a acercar a ti - los dedos de Ian rozaron mi mejilla y mis ojos se encontraron con los suyos otra vez, mi corazón se aceleró, pero esta vez no era por miedo. - De acá te vas conmigo nada más, nena.   Sus palabras me dejaron en el limbo, uno donde no sabía si el miedo era el responsable de mi reacción o las promesas ocultas que tenía aquella frase, sea cual fuere la principal causa quería descubrirla, pretendía saber que se sentía tocar su piel con mis manos y las reacciones de mi cuerpo. Claramente teníamos una gran tensión s****l, porque a eso era lo que se resumía las reacciones de mi cuerpo, a un tensión que no había sentido jamás por nadie. Todo se resumía a la necesidad de entender que me ocurría con él, a explorar lo que ahora era nuevo para mí, ansiaba saber a qué sabían sus labios y como era sumergirse en esa ola de placer que ahora me atacaba. Me consto años volver a dormir con un hombre luego de partir de mi país y ahora llegaba él para dar vuelta mi mundo.   
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