Fui la primera en salir cuando la campana nos mostró la hora de descanso. Me encontraba ansiosa, y si llegué a sobrevivir a esa aburrida clase de lengua inglesa, fue simplemente porque sabía que a esta hora podría ver a Zac.
No entendía que sucedía con exactitud en mi interior; pero no había dejado de pensar en ese caliente beso que me había dado frente a gran parte de la escuela. Aún podía sentir el sabor a menta de su enjuague bucal, que me transmitía su boca. En las cuatro lecciones que no compartimos, no dejé de pensar en la manera en que su traviesa lengua entró a mi boca, a danzar junto con la mía. Y en cómo me gustaría volver a repetirlo.
Mi caliente pensamiento se vio interrumpido en cuanto mi mirada vislumbró a Cooper saliendo del salón de informática acompañado de Marcos y Axel
