29|Ya nada importa

1037 Words

Al día siguiente, por la mañana, fui a la oficina de administración del hospital para pagar la factura de mi padre. El dinero que Poli me había prestado era suficiente para cubrir el monto, pero mientras entregaba los billetes al cajero, no podía dejar de pensar en cómo iba a devolverle ese dinero. Después de resolver el asunto, me dirigí a la habitación de mi padre. Cuando lo vi despierto y aparentemente tranquilo, sentí un pequeño alivio. Su rostro seguía mostrando el desgaste que lo mantenía su enfermedad, pero ya había descansado y se miraba un poco mejor que la última vez que lo mire. Me acerqué despacio y tomé asiento en la silla a su lado. Tomé su mano entre las mías, notando lo frías que estaban. Me quedé viendo nuestros dedos entrelazados, pensando en todo lo que habíamos pasa

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