En lo más profundo de las catacumbas del Palacio de los Arcángeles, aquellas galerías subterráneas en donde se guardaban reliquias de las que solo los arcángeles sabían su naturaleza, se empezó a emitir una energía muy fuerte y oscura que alertó a los querubines que custodiaban la entrada, los cuales alertaron de inmediato a Miguel. -Siento la energía hasta aquí – dijo Gabriel, uniéndose a Miguel en su caminata hasta las catacumbas - ¿Crees que sea…? -Han pasado muchos eones desde la última vez que se abrió – dijo Miguel, con su aire imperial, posando una mano sobre la empuñadura de su espada -, sin embargo hay que estar alertas – mira a su secretario -. Avísales a mis otros hermanos, y que se prepare la legión especial de los serafines, virtudes y potestades. -¡Si, su Alteza! – exc