Nos separamos luego de un momento para observarnos en silencio, en su rostro no quedan rastros de aquella niña, porque ella simplemente ya no lo era. Molly había cambiado, sus mejillas ya no eran tan redondeadas, su cabello dejo de ser completamente castaño para tener destellos dorados, unas pobladas pestañas adornaban sus ojos marrones, su piel clara parecía brillar con la luz del lugar.
Estaba cambiada, había dejado de ser una niña, había dejado de ser mí niña. Siempre tuve adoración por Molly, desde que nació me encargué de consentirla, la cuidaba cuando nuestros padres salían e incluso cuando sus padres se separaron. Cuando aquello paso, Molly dejo de ser mí Molly.
Ella nos alejó a todos, se cerró como un caparazón y comenzó a vivir en una burbuja. La única persona que traspasaba esa burbuja era Emily, ella la ayudaba, consolaba y entendía. Yo también la consolé en algunas ocasiones, de forma privada sin que nadie supiera, solo le hablaba por mensajes, llamadas o algún medio de contacto, de hecho, de ahí viene el apodo de mocosos.
Flashback
- Eres como un moco - su respuesta me hizo reír - No importa cuando te lo pida, simplemente no desapareces.
- Y no lo haré - conteste rápido y ella lo leyó - Y no me importa ser un moco, en todo caso, seré tu mocoso y tú mi mocosa - observé la pantalla esperando que responda
- Mi mocoso - contesto con un corazón al lado, mientras yo sonreía.
Fin del Flashback
La primera vez que me dijo mocoso fue cuando tenía seis años, en aquel entonces lo dijo por decir, cuando tuvo diez me pedía que la dejara en paz, pero me negué. Para mí ella era muy importante, la vi crecer, caminar y después irse, seguimos hablando hasta que cumplió quince años, luego de eso simplemente dejamos de hablar, los mensajes empezaron a ser menos, las llamadas ya no estaban, hasta que un día ya no hubo más nada.
Recuerdo cuando mi madre hablaba con tía Clara por las tardes, durante un año escucho las travesuras y problemas que le causó la muchacha que tenía frente a mis ojos, Molly era terrible, peleaba, fumaba, tomaba. Pero ahora viéndola así no parecía ninguna de esas cosas. Se veía casi angelical.
- No me hablaste más - su rostro se tornó triste - Tu simplemente desapareciste Oli.
- Yo... tú - no sabía que responder a sus palabras - Molly... - me observo esperando que dijera algo
Trate de buscar las palabras adecuadas para lo que seguía, yo dejé de insistir por respeto a ella, no quería que le hablara, no me respondía, ya no bromeaba, todo se volvió raro y distante.
Abrí la boca para hablar y su celular comenzó a sonar, abrió su bolso para sacar el dispositivo, su cuerpo cambio completamente. Sus rasgos se tensaron, su postura paso a ser rígida, mordió su labio con nerviosismo mientras miraba la pantalla, no atendió.
El dispositivo volvió a sonar y lo dejo otra vez, luego de aquello, sonó repetidamente anunciando varios mensajes. Los leyó y miro para todos lados, vi su color desaparecer por un momento y recuperar su compostura automáticamente como un robot.
- ¿Estás bien? - me miró
- Chicos el desfile está por comenzar, vayan a sus lugares – mi madre miro a Molly - Clara te está buscando.
- Gracias Emma - no volvió a mirarme y se marchó dónde estaba su mamá.
- ¿Por qué le pagaban a Nathan? - comenzó a reír y se marchó - Emma Wood, quédate quieta ahí.
- Nada importante - movió la mano - Es sobre la reunión de anoche
Me quedé mirando como se alejaba y caminé hacia mi lugar, estaba justo enfrente de la mis tíos, no vi a Molly por ningún lado y tampoco a tía Clara. No puedo decir que preste atención a lo que pasaba, simplemente me pase todo el desfile buscándola con la miraba, por alguna razón no estaba preparado para dejar de verla. No ahora, no después de tanto tiempo, simplemente me negaba.
- ¿Estás bien? - George me saco de mis pensamientos - Pareces distraído.
- Un poco - arregle mi pelo - No sé qué me pasa.
Y la verdad es que no lo sabía, me sentía en una encrucijada, no sabía cómo responder a su reclamo, pues jamás pensé que le molestaría, pensé que hacía lo correcto, pensé que era lo que quería, ella era importante para mí, era mi familia.
- Parece que la muchacha te pegó duro - dijo después de un rato y lo miré.
- Es como mi prima - afirme - Hacia mucho no la veía, era mi consentida. - comenté.
- No parecían familia - enarque una ceja - Parecía dos personas que se querían de una forma más que familiar.
- Creo que estás ciego griego - solté brusco - Es mi familia, uno extraña a su familia.
- El ciego eres tú Oliver - posó sus ojos marrones en mi - Para ser una persona con un alto CI, eres un idiota - solté una carcajada.
- Tú me dices idiota a mi George - cambie mi voz imitándolo - Ciao bella.
- Puedes tratar de agredirme si quieres, insultarme, patalear o lo que te guste - respiro - Solo espero que cuando entre ustedes pase algo, tengas los huevos para admitirlo.
No conteste, no quería pelear, no tenía sentido. Él no sabía de lo que hablaba y no iba a gastar mi energía en ello. No tenía valía la pena. Molly era mi familia, yo no podía verla de otra forma, no correspondía, no importa lo que dijeran eso estaba mal.
La colección de Emily fue todo un éxito, sus diseños eran distintos a lo que se acostumbraba en la tienda de moda de la familia, o así dijeron todos. Con su llegada y su ingenio ahora no solo se podía vestir gente mayor sino también chicas jóvenes, los modelos eran variados y para todos los gustos, iban desde atuendos modernos hasta más conservadores.
Por otro lado, mi hermana anuncio su nueva línea de novias y fiesta, diseños de alta costura realizados por uno de los diseñadores más prestigioso de Europa. Sin duda, ella le daba un aire fresco a la empresa. Luego que terminó, nos dirigimos a la casa de mis padres todos juntos. Habíamos ido en varios autos, pero éramos muchos asique nos repartimos.
Tía Clara con su nueva pareja se fueron con mi madre, Margo llevo a Hayley con Tracy. Merly con Marcos llevaron a Bruno y Mateo. Amy vino en la moto de su pareja e irían a buscar a su hija luego de cambiar de vehículo. George se llevó a mi hermana, quien prácticamente se subió sin preguntar, Nathan y el hijo de Hayley, Charly. Dejándonos a Molly y a mi solos, pues no la esperaron.
- Vamos - la miró y ella asiente - ¿Dónde estuviste en el desfile?
- Ocupada - contesto cortante - ¿Para qué me querías? - su tono sigue siendo amargado.
- Hace mucho no nos vemos, supongo que quería hablar con vos - subo los hombres y miro la carretera.
- Un poco tarde - junto mis cejas - Creo que son cinco años tarde - mira por la ventana.
- No parecías tan molesta en el desfile - la escucho resoplar.
- Clara me pagó para comportarme y eso hice - abro mis ojos - Además Emily no lo merecía, es como mi hermana. No la voy a tratar mal.
- Y ¿por qué me tratas a mi mal?
- Enserio - subió el tono de su voz - ¡Debe ser una puta broma! - ríe falsamente - Me dejaste, ¡te borraste! - su voz es pura histeria.
- ¡Me pediste que te dejará de hablar! - ahora yo subía la voz - Me ignoraste durante semanas Molly, me dejaste de lado como si nada - golpeo el volante - ¡Definitivamente esto es una broma! - miro la calle y me desvío del camino para estacionar el auto.
- ¿Qué haces? ¿Por qué paras?
No conteste, solo baje del auto y respire profundo, los árboles del bosque que rodea la carretera, estaban cubiertos de verde, el aire con la humedad característica de la zona dejaba un leve olor a pino, el césped aún conserva el rocío de la noche. Escuché la puerta del auto cerrarse, pero no me voltee, espere que ella se acercará, acababa de gritarle y me sentía pésimo por ello.
- ¿Qué mierda te pasa? - se paró frente a mí con los brazos cruzados.
- Vamos a arreglar las cosas ahora - imite su pose - No voy a pelear contigo - aprieto el puente de mi nariz - Pero de aquí no nos vamos hasta que arreglemos nuestros problemas.
- Puedo irme caminando - ruedo los ojos - No quiero hablar Oliver.
- Yo sí - me acerco - Puedes irte caminando durante kilómetros o puedes hablar conmigo ahora, pero no nos vamos de aquí hasta que sueltes todo lo que te molesta.
- No me interesa - se da vuelta y comienza a caminar.
- Miedosa - reí bajo y la miré detenerse.
- ¿Yo? - volvió pisando fuerte y comenzó a picar mi pecho con su dedo- Yo no soy ninguna miedosa, acá el único miedoso eres tú, eres tú el que a la primera de cambio cambiaste, te fuiste, claro… como era tan complicada, la pobre Molly, la niña de los mil problemas, la problemática, desquiciada Molly, la drogadicta, la borracha y demás cosas – siguió empujándome con su dedo - Ninguno, ninguno de ustedes paro a preguntarse qué me pasa, nadie quiso ver nada, nadie hizo nada, ¡NO HICIERON NADA! - las lágrimas abandonaron sus ojos y se derrumbó.
La abrace mientras los espasmos del llanto movía su cuerpo entero, mi mano acariciaba su cabeza, ninguno hablo, solo la dejé desahogar aquello que parecía agobiarla. Ella era mi Molly, no importa cuanto haya pasado, seguía siendo mi Molly, sus ojos eran los mismos, sus hoyuelos en el mismo lugar de siempre, su sonrisa.
Para mí ella siempre fue mi dulce Molly, no importaba sus cambios de humor o los arrebatos, la quería igual.
- Para mí siempre has sido mi Molly - bese su cabeza - Te quiero como si fueras mi prima y nunca te vi como eso que dices - se alejó de mi pecho y me miró a los ojos
- Ojalá eso fuera suficiente - secó sus lágrimas y se apartó - Podemos ir a casa de tu madre, no quiero hablar ahora.
- Bueno
Caminamos hasta el auto y subimos, ella no volvió a hablar, solo prendió la radio y miro por la ventana durante todo el camino, cuando estuvimos cerca y ya no lloraba retoco su maquillaje y cambio su expresión automáticamente, no parecía afectada, no sé la veía lastimada ni vulnerable.
Parecía que no hubiera pasado nada y entonces comprendí, Molly finge todo el tiempo, ella no es ella, ella se acomoda a la situación que la rodea y finge un mundo perfecto solo para evitar hablar.
Cuando llegamos todos nos miraron, pero no dijeron nada, por mi parte subí a mi cuarto en busca de ropa cómoda, estaba agotado y todavía no eran ni las seis de la tarde, sabía que en un rato nos esperaban a todos en el jardín para un té con algunas cosas dulces que cocino mi madre. Pues Emma hasta el día de hoy nos deleitaba con sus pasteles y comidas.
Me metí a la ducha en busca de un poco de paz, necesitaba calmar la tensión de mis hombros y comprender lo que había pasado hace un momento, ella se había desmoronado como una pila de naipes con el viento y luego había camuflado cualquier tipo de sentimiento, simplemente los guardo en alguna caja y cerro con llave.
Apoyé mi frente contra el vidrio y suspiré, está habitación era mi lugar en el mundo, mis padre la había hecho de acuerdo a mis gusto, incluso el baño estaba amoldado a ello. La ducha estaba encerrada entre unas paredes de vidrio que no dejaba ver de la cintura para abajo gracias al cambio de textura. El piso n***o aún brillaba, el espejo frente al lavatorio tenía pequeños detalles en mosaicos en sus bordes.
Mi habitación estaba igual, todas las paredes blancas excepto una que era gris. Los muebles seguían siendo grises y rojos, la cama grande había sido cambiada por una más nueva ya que el colchón tenía mucho tiempo. También me había encargado de dejarme ropa y zapatos, pues en algunas ocasiones me quedaba aquí y luego iba a trabajar desde acá.
Salí de la ducha perdido en todos mis pensamientos, necesitaba ponerme algo cómodo para reunirme con la familia y no tenía pensado volver a casa esta noche. También tenía que hablar con George, había visto algunas miradas con mi hermana que me hicieron dudar de la relación de ellos dos. A mí ver, eran más cercanos de lo que ambos decían y eso me molestaba.
- Oliver, tía Emma…
Molly entro en mi pieza sin golpear, se detuvo en seco y me observo completamente, sus ojos recorrieron mi cuerpo para luego voltearse para mirar la pared, algo que me dio un poco de gracia. Sabía que solo estaba en bóxer, mis manos sostenían la toalla en mis hombros, espere que hablara, pero solo se quedó de espaldas a mí.
- Mi madre… - moví la mano, aunque no me viera.
- No piensas vestirte - seguía observando la pared.
- Estaba en eso, pero tú entraste - la miré y reí - Por cierto, estás muy linda - acomodo un manchón de cabello detrás de su oreja.
- Sigues siendo un idiota - la imaginé rodeando los ojos - Emma quiere que bajes de una vez.
- En un momento voy.
No respondió nada y salió del cuarto como alma que lleva el diablo, solté una carcajada y terminé de vestirme, durante todo el té Molly me ignoro, solo hablo con nuestros primos y mis hermanos, nuestros padres viajaban el domingo y ellos hablaban de la fiesta que tendrían mañana y lunes a la noche. George por su parte charlaba con los hombres y de vez en cuando observaba a Emily y Molly.
Mi madre por supuesto me comentó unas cincuenta veces las cosas que debía tener en cuenta para cuando ellos no estuvieran, también me enteré que Molly pasaría el mes con nosotros, algo que era nuevo pues ella jamás venía a la ciudad cuando ellos viajaban.
Su celular volvió a sonar captando la atención de mis tías y mi madre. Clara no pudo evitar juntar sus cejas mientras veía quien era, mi madre se mostró angustiada y las demás solo observaron en silencio. Ella no contesto, solo apagó su teléfono y siguió charlando, Clara me observo un momento y suspiro.
Yo por mi parte solo podía observarla, necesitaba observar sus gestos para guardarlos en mi memoria, ella era un enigma, uno muy grande. Y yo quería resolverlo, quería volver a descubrirla.
Antes ella me contaba todo, éramos muy unidos, pasábamos horas juntos de aquí para allá y luego se fue, volvió con novio, siendo solo una niña, recuerdo sus palabras y el enojo que me causo sus declaraciones, a ella solo le hizo gracia.
Creo que solo volvió a casa dos veces después de aquella semana y nunca más regreso, Clara siempre tenía una excusa, la facultad, trabajo. Pero ahora creo que todo eso es mentira, porque yo conozco su parte original, su sonrisa autentica, sus rubores, enojos y llanto y esa chica de ahí, no es ella. Sus ojos me lo dicen.