CAPÍTULO 8 Entrar a la lujosa residencia del señor Donovick resulta mucho más complicado de lo que imaginé. Tengo que mostrarle mi identificación al guardia de seguridad y explicarle que se ha excedido de copas pero que no pasa nada que simplemente lo dejaré en casa y pediré un taxi. El hombre insiste en llamar a algún familiar y me niego inmediatamente al escuchar al señor Nico encabezando en la lista. Luego de rogarle un par de veces me deja entrar dirigiéndome a la mansión alejada que me deja sin habla. Jamás pensé que el señor Donovick viviera en tal lugar, con sinceridad pensé que sería el típico piso de soltero millonario pero está es una mansión familiar. Pulso el control que se encuentra en la llave que desliza con velocidad el portón eléctrico. Aparco el auto al lado de otro que