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Antes de leer:
Hola a todos mis lectores. Les envío un cálido abrazo virtual en donde quiera que se encuentren.
Lamentablemente, no pude brindarle el final que se merecía a mi historia debido a problemas personales que estuve viviendo años atrás. No crean ustedes que pude estar tranquila sabiendo que muchos lectores estaban a la espera, expectativa, de la culminación de amando más que tus curvas.
Mis más profundas y sinceras DISCULPAS por haberles dejado así.
Lo primero que les pido es por favor, dejen de escribir mensajes de odio. No soy capaz de leer los comentarios porque sé que me topare con muchas cosas que además de no ser ciertas, me afectarán.
Amando tus curvas es una historia de aceptación, amor propio, de corazón espero que llegue a las manos indicadas. Mi mayor deseo es que todas las que leyeron está, puedan leer la segunda parte también.
Es de mi mayor dicha anunciarles que está historia a la que le he dado tanto, que he amado con el alma, ha llegado a su final.
Entren a mi perfíl, allí se encuentra la segunda parte que se llama: amando más que tus curvas COMPLETA.
Si a usted le ha gustado está historia, por favor, ¡Me ayudaría muchísimo dejando un boto lunar! Mil gracias.
MELANIE BELL
Gracias por su apoyo, gracias por todo. Les deseo lo mejor y que Dios les bendiga siempre. ¡Saludos!
Le quito la vajilla a mi hermana de las manos y me dirijo a la cocina con una sonrisa en los labios mientras niego con la cabeza al escuchar a mis padres cantar como dos adolescentes enamorados. Desde la sala se escuchan las risas de mi familia y los invitados. Mis padres cumplen veinticinco años de casados así que entre mis hermanos y yo les hemos organizado una fiesta sorpresa.
La mayoría de invitados son familia a excepción de los Werner. Estoy a punto de abrir la puerta pero me detengo en seco al escuchar mi nombre. Trato de no hacer ruido al echar hacia atrás pues estoy llena de vajillas. Con cuidado escucho la voz del menor de los Werner hablar con enfado.
—Mellie está enamorada de ti, no sé cómo no puedes darte cuenta…
—No quiero escuchar más, Kurt —gruñe Bastian.
—Pero ella es…
—Una niña —dice, interrumpiéndolo—. No me gusta, ¿Entiendes? Es buena, pero no es mi tipo.
—Eso no te da derecho de jugar con ella así. Le correspondiste el beso y ahora ella debe pensar…
—Es una niña inmadura, Kurt. Correspondí el beso porque me dio lastima rechazarla ¿Qué más quieres escuchar? Además, no es mi tipo.
—Bastian...
—¿Has visto su cuerpo? Es demasiado… Gruesa.
—Debieras cuidar tus palabras hermano, no sabes cuando tengas que arrepentirte de ellas. O lo que es peor, retractarte.