42. Amaneceres y deberes

1535 Words

Al amanecer, como solía ocurrir en los últimos días, Emily fue la primera en despertar, envuelta en una densa calidez que la envolvía como si estuviera acurrucada debajo de una manta muy caliente. Abrió los ojos lentamente y allí, pegado a su lado, con su hocico suavemente presionado entre el medio de los suaves senos de Emily, se encontraba el imponente lobo blanco. En esta ocasión, su tamaño se asemejaba al de un majestuoso Husky adulto. Emily sintió un leve escalofrío de temor recorrer su cuerpo, pues el lobo blanco de Alexander parecía estar demasiado cerca de ella. Se preguntaba cómo había llegado a esa posición, cómo había logrado introducir su hocico en esa parte de su cuerpo sin asfixiarse. —Eres un lobito tan extraño... —dijo Emily en un tono de voz bajo. La noche anterior, Emil

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