Dentro del elegante carruaje, Alexander se encontraba sentado justo al lado de Emily. El traqueteo constante del vehículo hacía que sus hombros chocaran de tanto en tanto, creando un contacto íntimo entre ambos. En silencio, Emily se cuestionaba por qué el señor Wolfsbone había optado por sentarse a su lado cuando había espacio suficiente para cuatro personas en el carruaje, con dos asientos que permitían a los pasajeros verse cara a cara. Aunque era posible que Emily se cambiara al asiento del frente, decidió no hacerlo. Sabía que hacerlo podría ofender al rubio y estaba consciente de su temperamento dominante. Así que, para no molestarlo, permaneció allí, junto a él, sintiendo cómo el espacio reducido los obligaba a estar cerca el uno del otro. Alexander la observaba de reojo de vez en