Pillada

601 Words

Entonces dejó de escribir, conocía suficiente su faceta de masoquista como para saber que en ese preciso instante debía estar haciéndose unos dedos mientras grababa según mis indicaciones. Confirmó mis sospechas en seguida. Me mandó un vídeo en el que la previsualización mostraba su blanquísimo monte de venus entre sus delgados muslos, los que le había estado masajeando hacía apenas cinco minutos. Le di a reproducir y escuché su respiración temblorosa. Era algo a lo que nunca acababa de acostumbrarme, se oía febril y desesperada. —Papi, soy tu putita —susurró muy, muy débilmente, tanto, que tuve que subir el volumen al máximo y acercarme el móvil—. Papi… quiero ser tu perrita obediente… —continuó, con esa misma vocecita quebrada, tan deliciosamente inocente— quiero chupártela… Entonces

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD