Excitante

2135 Words
Estaba llevando a mi niña a clase en coche. Le echaba miradas furtivas de vez en cuando. No parecía la clase de chiquilla que se atrevería a ir al instituto sin ropa interior. La veía sentada a mi lado bien erguida, con la mirada al frente y su uniforme escolar impecable, y no me podía creer que bajo esa falda tableada no llevara sus braguitas de algodón. Mantuve mis manos bien aferradas al volante. —Ehm… ¿qué tal la escuela? —le pregunto. —Bien, papá. Lo sabes. —No me refiero a las notas, princesa. —Está todo bien, papá. No le apetecía seguirme la conversación, iba mirando disimuladamente su teléfono móvil, seguro que a la espera de que su amo le respondiera. —Pareces preocupada —le comenté. —No, qué va. —¿Con quién hablas tanto últimamente? —Con nadie. —En el desayuno estabas igual. ¿Pasa algo? —Que no. No seas pesado, papá. Joder. Mis dedos se tensaron más fuerte al volante. No me gustaba que me hablara así, esa niñata no era nadie para hablarle así a su padrastro. Creía merecer más respeto, el mismo que me tenía por chat. Era insultante, impermisible, que mi niña tratara mejor a ese desconocido que a mí. —No me hables así. ¿Queda claro? —¿Cómo? —dudó. —Que me hables con más respeto. —No te he hablado mal, papá —masculló, reculando. —Sí lo hiciste, y no voy a tolerarlo. —Pues perdón, jo… Noté que me miraba con una disculpa en los ojos. Usaba la baza de niña buena para ablandarme, conocía ese truco. Era cierto que parecía una chiquilla inocente con esas gafas de pasta y su cara angelical, pero ya no iba a tragármelo. En realidad era una zorra manipuladora. —No. Ni jo, ni nada. Me vas a tratar con respeto —me planté. —Bueno… lo siento, papá… —Bien, eso está mejor. Que no se repita. Había algo satisfactorio en ver cómo se achantaba. Esa faceta mía que salía a relucir en el chat estaba poseyéndome también como padrastro. —No me gusta enfadarme contigo, princesa —dije, más suave. —Ni yo que te enfades… —Es solo que quiero que me cuentes las cosas. —Sí, lo siento. No es nada, de verdad. Lo prometo. —Está bien. No quería agobiarte. No me hubiera costado nada meterle la mano entre los muslos y echarle en cara que fuera una puta iba sin bragas a la escuela. Podía agarrarla por la coleta y doblarla sobre mi regazo y ordenarle que me la chupara. Conduje en tensión, completamente en silencio hasta la puerta del instituto. Traté de no mirarle el culo mientras se bajaba del coche. En cuanto cerró la puerta del copiloto, revisé el chat. “estoy muy cachonda” “noto la tapicería del coche en mi coñito” “te imaginas que la mojo? Jajajaja” “creo que estoy loca jajajaja” “papi?” “dije algo malo??” Eso era lo que me había escrito mientras conducía. Miré por la ventanilla, mi hijastra andaba cabizbaja atenta a su teléfono. “Perdona, putita” “Estaba ocupado” “En serio fuiste sin bragas?” “sí, papi” “sin bragas y sin sostén” “No se notarán tus pezones?” “puede, si me pones cachonda…” “Es que no lo estás, putita?” “un poco” “me excitarás más?” “No lo sé, deja que lo piense…” “no seas malo, papi” “dime cosas” “Eso sería cruel” “No podrás masturbarte” “no importa, papi” “excítame” “Estarás en clase sin bragas?” “Excitada?” “sí, papi” “como una putita” “Querrás tocarte” “sí” “pero en clase no podré” “Quizá tu profesor te note excitada” “uffff…. te imaginas??” “O un compañero” “sí….” “El que se sienta a tu lado” “Estira la mano y te toca” “Mueve sus dedos entre tus muslos” “Tú abrirías las piernas…” “me encantaría…” “antes pensé que mi papi lo haría” “Quieres decir tu padrastro?” “sí, en el coche” “estaba sentada a su lado” “me miraba las piernas” “Es un cerdo” “lo tenté jajajaja” “me subí la falda para que me mirara” “Querías que te tocara?” “solo quería tentarlo jajajaja” “Qué hubieras hecho si te tocara?” “depende de cómo me toque…” “Empieza a tocarte la rodilla” “Con eso no harías nada, seguro” “sí, papi” “me quedaría quieta” “Buena putita. Entonces sigue por tu muslo” “Probablemente le dejarías” “no lo sé, puede…” “Estarías tan excitada que abrirías las piernas” “Él metería la mano por tu muslo” “Es tu padrastro, seguro que sería cuidadoso” “Lo haría lento para no asustarte” “y yo quietecita…” “Como una buena puta” “Notaría el calor de tu coño” “En ese momento lo descubriría” “No te miraría, por vergüenza” “Estaría avergonzado de lo puta que eres” “sí, papi… lo siento…” “Pero no podría controlar su mano” “Empezaría a tocarte el coño…” “uffff…. papi…” “Mantendrías tu vista el frente” “Harías ver que no te das cuenta” “Mientras me describes lo que hace” “sí, papi… te lo contaría todo….” “Grabarías un vídeo de su mano en tu entrepierna” “con sus dedos entrando…” “uffff….” “Él conduciría mientras hace que te corras” “estoy mojadísima, papi” “puedo ir al baño a tocarme?” Como padrastro le quería decir que no llegara tarde a la primera clase, y como amo necesitaba ordenarle que se desnudara frente al espejo del baño público, que se metiera en un cubículo y me enseñara cómo se metía los dedos. Como conductor no pude escribirle ni uno ni lo otro, detrás de mí había un imbécil tocando el claxon. Estaba cortando el tráfico sin darme cuenta. “papi?” “porfavor estoy mojadísima” “dime algo pronto” “tengo que entrar en clase” “mira” “papi????” Pude leer lo que me decía en cuanto me detuve en un semáforo. Había acompañado sus mensajes con una foto de ella. Estaba levantándose la falda frente al enorme espejo del baño de chicas. Era peligroso, si la pillaban se convertiría en la comidilla del recreo, en una apestada. Pero también era morboso y prohibido, excitante. Hasta ese momento nunca pensé que algún día sería capaz de sexualizar a mi hijastra vestida con su uniforme escolar. Pero esa mezcla de inocencia con zorrería derrumbaba todo atisbo de moralidad. Era una delicia ver su pubis blanco con esa W redondeada entre sus muslos. “Me pones la polla durísima” “eso quería, papi” “me la enseñas?” “quiero correrme” “No puedo ahora” “Lo siento, putita” “Dame 10 o 15 minutos” “papi… por favor…” El semáforo se puso en verde y conduje lo más rápido que pude. Siete minutos más tarde estaba en casa desabrochándome el cinturón. “Espero que te guste, zorra” Le mandé una foto agarrándome la polla dura sin pararme a revisar lo que me había escrito ella. Fue un error. “papi???” “por favor ayúdame” “tengo que ir a clase” “Espero que te guste, zorra” Unos dos minutos después recibí su respuesta: “papi ahora no puedo” “estoy en clase” Estaba en clase, en el instituto. Era patético que le mandara una foto así a una chiquilla a la que le triplicaba la edad; a mi hijastra, además. En cuanto fui a borrarla vi hasta dónde llegaba el verdadero alcance de mi error. Con las prisas se me había olvidado quitarme el reloj de muñeca que me regaló mi exmujer hace mucho tiempo. Estaba seguro de que mi hijastra lo había reconocido. “Ignora la foto que te mandé” “difícil jajajaja” “Camila la ha visto” “dice que buena polla” “lo corroboro jajaja” “Quién es Camila?” Un rato más tarde me respondió. “ya puedo hablar, papi” “terminé la clase” “es mi compañera de pupitre” “Le enseñaste la foto?” “Estás loca jajaja” “la vio, papi” “lo siento” “salió la foto en pantalla” “me preguntó por ti” “no le dije nada jajaja” “Mejor, así no tienes que compartirme con ella” “no, papi” “tu polla es mía” Me pareció extraño que no mencionara lo del reloj, a esas alturas tenía que saber con quién estaba hablando en realidad. “Entonces te gustó mi polla?” “mucho, papi” “me gustaría chuparla” “No es muy grande para ti?” “no, papi, es perfecta” “me gusta que sea grande” “quiero sentirme llena” “Quiero llenarte, putita” “lléname con tu leche” “córrete en mi boca, papi” “dentro de mí” “en mi coñito” “Estás sin bragas todavía?” “sí, papi” “en el pasillo” “esperando a entrar en clase” “hay mucha gente jajaja” “Eres una putita sucia” “No dejes que vean el chat” “no, papi” “no lo ven” “Podrás concentrarte en clase?” “Estando sin bragas” “no mucho jajajaja” “estoy pensando en tu polla” “Camila también” “pero eres mío” “tu polla es mía, papi” “Bueno, si te portas bien…” “me portaré bien” Me la imaginaba apoyada en la pared del pasillo mientras frotaba sus muslos entre sí, humedeciéndose entre todos esos adolescentes que quizá ni siquiera habían dado su primer beso. Era muy sucio que pensara en la polla de su padrastro en vez de atender en clase. “Me gusta cuando eres una putita obediente” “me gusta ser tu putita” “tu putita obediente” Era muy loco que de verdad estuviera sin bragas, y como no podía creerlo fui a su habitación a comprobarlo. Efectivamente, mi hijastra era una puta exhibicionista. La ropa interior que le había dejado esa mañana sobre la cama estaba en el cajón de su cómoda. “En serio fuiste a clase sin braguitas?” “Cómo sé que no te las quitaste para la foto?” “nunca te mentiría, papi” “de verdad no llevo” “Puedes demostrarlo?” “cómo??” “Con una foto” “Pon el móvil entre tus piernas” “Cuando estés en clase” “no, papi” “no puedo” “se darán cuenta” “Camila?” “sí, está atenta” “Quizá le ponga cachonda” “papi, no puedo” “lo siento” “No te excitaría que Camila supiera que no llevas bragas?” “papi…” “porfa, no me obligues” “Quiero que lo hagas tú” “Porque tú quieres” “Porque te excita” “No voy a obligarte” “Es que no te excita?” Tardó un poco más en responder, lo que supuse que le tomaba entrar en el aula con esa tromba de chavales hormonales que no tenían ni idea de que la más empollona era una puta que no llevaba bragas. “es demasiado, papi” “Estás en clase?” “sí, me acabo de sentar” “Mojada?” “…” “Responde con sinceridad” “sí…” “Eres una putita valiente?” “papi, no quiero hacerlo” “Pero te excita imaginarlo” “En mitad de clase, metiendo tu móvil bajo el pupitre para tomar una foto mientras intentas que Camila no te pille…” “Es excitante, verdad?” “sí, papi” “pero es peligroso” “en casa haré lo que quieras” “Estás segura, putita?” “sí, papi” “lo que quieras”
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