Camila le arrebató el móvil de las manos por sorpresa y se arrastró por la cama para escribirme mientras mi hijastra trataba de recuperarlo.
“papi m mndas 1 foto?”
“d tu cara xd”
“Solo si tú la envías antes, putita”
—Pide una foto tuya —informó Camila.
—¿Mía? —preguntó mi hijastra, dejando de luchar para asomarse.
—Si quieres le mando una mía.
—Sí, vale.
Camila, todavía tumbada en la cama, estiró los brazos en alto para tomársela. Era extraño verla desde dos ángulos distintos, la webcam la captaba de perfil mientras que en la foto que recibí salía de frente con el cabello rubio extendido en todas direcciones sobre la almohada.
“Eres guapísima”
“Pero tú no eres mi putita”
“Camila, ¿verdad?”
“kmo lo sabs?”
“Mi sumisa me habló de ti”
“tu sumisa?”
“Sí. ¿No te lo ha contado?”
“E
