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1430 Words
— Entonces, — continuó diciendo Violet — me alegra mucho verte, si pasaba de nuevo otra semana sin verte me iba a presentar en tu trabajo y le diría unas cuantas palabras a tu jefe. — ¡Ay por dios, Let! Te creo tan capaz de hacerlo y por eso vine — ambas rieron. Eran amigas desde muy pero muy pequeñas, prácticamente eran como hermanas, Abbie siempre pero siempre considero a Violet como su hermana menor y la defendió de todo aquel que quisiera hacerle daño. Abbie había llegado hace 30 minutos al departamento de Violet, vió todo muy cambiado pero no dijo nada, aunque si le extrañaba no ver a Jack por el lugar, era Domingo y por lo general era el único día de descanso de él y siempre pero siempre lo pasaba en casa. — Me da pena mi jefe — confesó Abbie, Violet la miró con interés — Es joven, ¿Sabes? Pero pareciera que tuviera 70 años, carga mucho trabajo sobre sus hombros y lo estafaron. — ¿Qué? — los ojos de Violet casi se salen de sus cuencos — cuéntame todo. — Confidencial, ¿Eh? — Violet asintió con obviedad, lo que se hablaba ahí, se quedaba ahí — El señor Jones fue a visitar a su abuela. Frunció el ceño, esa señora debía de ser muy mayor entonces, Violet estaba segura de que el señor Jones era un hombre de 50 años, no de 30 y guapo como en realidad lo era. — Dejó encargado al jefe de mercadeo para que hiciera la negociación con una proveedora de Italia, ¡Iba a ser el negocio del año! Pero entonces el tipo este se torció, no ofreció lo que Jones había dicho, en realidad nunca dijo nada, él solo específico que no importaba el precio porque debían cerrar ese negocio si o si, pero el tipo este dejó que la competencia se quedará con esta empresa y ahora estamos perdiendo millones pero millones al día. >> El estrés del señor Jones incrementó al 100% y él ni siquiera confía en la mayoría de sus empleados, descubrimos en el libro de cuentas que se estaba haciendo lavado de dinero y en este momento hay muchas vacantes. — ¿No hay vacantes como para mí? — estaba muy interesada en la respuesta. Aún no había encontrado nada fijo. — ¿Para ti? — Abbie preguntó confundida, ella no sabía las nuevas noticias de la vida de Violet. — Me despidieron — Abbie soltó un jadeo demasiado sorprendida. — ¡¿Qué?! — Violet mordió su labio inferior con fuerza, ya sentía los ojos aguados — Nena, ¿Porqué no me habías dicho? — Porque apenas hasta hoy te pude ver — Abbie se sintió muy mal, su amiga la necesitaba y ella prefirió el trabajo. — Dios, lo siento mucho, ¿Desde hace cuanto? — Dos semanas. — ¡Jesús bendito! — La rubia no salía de su asombro — ¿Y qué ha dicho Jack? La cara de Violet adquirió una expresión dura. —Ya no estamos juntos. — Waoooo, waooo, waoooo — Abbie se levantó del sofá y caminó por la sala desesperadamente. — ¿Qué carajos pasó, hace cuánto? Ella conocía a Jack, él era un buen hombre y adoraba a su mejor amiga, eran la pareja perfecta, el simple hecho de pensar en ellos dos separados se le hacía imposible. — Cuando se hizo el recorte del personal salí directo a contarle a él, llegué a su estudio y — mordió su labio superior con mucha fuerza, Abbie llevó una mano a su boca — Y pues bueno, nada. Lo encontré muy entretenido con una pelinegra. — ¿Es una broma? — Violet la miró con una ceja levantada. — Ve a buscar algo de él si no me crees, se acabó, ya no estamos más juntos. — Ay amiga, — Abbie la abrazó con fuerza — Lo siento mucho, yo no lo sabía. — Ya, no te preocupes, estoy bien. — Ahora tengo ganas de ir a golpear a mi jefe yo misma. Violet se rió fuertemente, su risa era muy estridente y a veces le daba mucha vergüenza reírse delante de personas por lo horrible que era su risa, pero con Abbie era lo que más se escuchaba. — Ya, yo también tenía muchas ganas de hacerlo. Abbie sonrió y la abrazó un poco más. — Jack es un imbécil — le dijo — engañarte fue el peor error que cometió, ¿Intentó hablarte? Violet bufó. — Claro que sí, antier vino pero lo saqué de nuevo y de paso se llevó lo último que tenía acá. Ya no hay nada de él. — ¿Estás bien amiga? — negó con su cabeza. — Duele, duele mucho. Me hace mucha falta, pero yo jamás podría perdonar una infidelidad, no a él. Confíe muchísimo y me falló. — Los hombres son unos idiotas — le dió la razón, miró el anillo en el dedo anular de la rubia. — ¿Cuándo lo vas a soltar? — preguntó en un susurro, hablar de ese tema jamás era fácil para Abbie. — No me siento capaz — confesó mientras acariciaba el anillo. El primer año de universidad conoció a Nicolás, se enamoraron de inmediato, fue amor a primera vista, en el tercer año de la universidad, él le propuso matrimonio, eran muy felices juntos y poco después se casaron. En la luna de miel, Nicolás comenzó a sentirse mal, al volver fueron a urgencias, allí le diagnosticaron cáncer de pulmón, no duró mucho tiempo cuando él falleció. Abbie tuvo que repetir un semestre pues el dolor y la depresión la retuvo en casa mucho tiempo. Violet estuvo a su lado en todo momento, fueron su apoyo mutuamente, Abbie había deseado que al menos Nicolás le hubiera dejado un hijo para tener un pedacito de él, tampoco pasó y desde ese momento Abbie jamás había vuelto a sentir algo por ningún otro hombre. — Algún día tendrás que dejarlo ir, sabes que él no podría verte así, vive tu vida, eres joven y tienes mucho futuro, enamórate de nuevo y vuelve a ser feliz. — No es fácil, lo extraño, es el amor de mi vida. Sigo sin creer que se me haya ido. — Oye, yo lo entiendo, pero no es sano, piensa que te podría decir Nico en este momento. — Lo único que importa es ser feliz — susurro ella recordando las palabras que siempre le decía él. — ¿Y eres feliz? — Abbie lo pensó por unos minutos y luego negó con su cabeza. — No lo soy. — ¿No hay un hombre que te parezca lindo si quiera? — las mejillas de la rubia se tiñeron de rosa — ¡Te sonrojaste! — Cállate, — exclamó avergonzada — hay alguien. — ¿Están saliendo? — Abbie rio burlonamente. — Nunca me ha hablado — la miró confundida. — ¿Quién es? — Abbie mordió su labio inferior. — Uno de los abogados de la empresa, es también el mejor amigo de él jefe. — Ay, le tiraste muy arriba. No se le hacía extraño que su mejor amiga se fijara en hombres mayores, de hecho, Nicolás fue su profesor, no su compañero, pero el mejor amigo del jefe ya era algo más grande. — No seas tonta, es muy lindo, solamente me parece lindo, nada más. Aparte de que es súper inteligente. — Claro, tu te fijas más en el cerebro que en la cara, — Abbie se encogió de hombros, eso era cierto — Además, ¿Cómo sabes que es inteligente si jamás has hablado con él? — Porque mis compañeras, que si hablan con él, me han contado. — Te ayudaré a hacer un plan para que le puedas hablar. Abbie asintió un poco nerviosa y comenzaron a idear un plan para hablarle al abogado, Andrés Ortiz. *** Llegó a su departamento cansado, estresado y con muchísima hambre. Desde que tomó el puesto de CEO comenzó a vivir en un lujoso edificio de la ciudad, su tía le había conseguido ese lugar y lo aceptó solo para sacarsela de paso, era muy grande para él solo y la soledad era su única compañía. No tenía ama de casa, solo una señora que iba tres veces a la semana a hacer el aseo, él mismo cocina o cuando estaba en la empresa pedía a domicilio. Preparó unas pastas a la Carbonara y se cocinó un pedazo de salmón y esa fue toda su cena. Reposó una media hora mirando las noticias y luego se puso a hacer su cosa favorita en el mundo. Nadar. También debía admitir que lo que más le gustaba de ese departamento era tener su propia piscina, cada noche pasaba tiempo ahí ejercitándose y liberando toda la tensión de su cuerpo. Cuando se sintió más descansado, se dispuso a ir a la cama, allí suspiró y su último pensamiento antes de dormir fue la voz chillona que hablaba con Abbie, sonrió divertido y se dejó ir a los brazos de Morfeo
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