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1744 Words
Abbie habló con la jefe de recursos humanos de la compañía Jones, para dejar con ella la hoja de vida de su mejor amiga, la señora prometió que llamaría pronto a Violet pues le había gustado mucho su currículum. Abbie de inmediato llamó a Violet. — ¡Te van a llamar pronto! — exclamó con emoción. A lo lejos vio como Andrés la observaba pero cuando se dió cuenta de que ella lo miraba salió casi que corriendo a la dirección contraria, suspiró frustrada. ¿Cómo esperaba encontrar de nuevo el amor si él único que medio le llamaba la atención huía de ella? — ¿Hola, hay alguien ahí? — escuchó que decían. Miró el celular y Violet seguía en la llamada. — Perdón, ¿Qué decías? — ¿Qué si es cierto lo que me dices? — preguntó despacio. — ¡Claro! Ella dijo que te llamaría pronto así que mantén el celular a tu lado, seguramente pronto trabajaremos en la misma empresa. Abbie llamó Al ascensor para subir a su piso, Violet se quedó callada unos cuantos segundos, segundos en los que el ascensor llegó y de este comenzó a salir su jefe. — ¡NO PUEDO CREERLO! ES LA MEJOR NOTICIA DE ESTE MALDITO MUNDO, ABBIE TE AMO, ERES LA MEJOR AMIGA DEL MUNDO MUNDIAL. Matthew Jones se detuvo un momento escuchando el griterío de cierta persona por el celular de Abbie, la rubia estaba muerta de la vergüenza alejando el celular de su oído. — Amiga, tengo que colgar. Violet seguía gritando de felicidad y aunque Abbie estaba feliz por ella, le colgó la llamada para no avergonzarse más. — Lo siento jefe, buenos días. — Me es raro imaginarla con una amiga tan loca cuando usted es tan seria — Abbie sonrió un poco. — Supongo que nos complementamos. Matthew asintió a esa respuesta, era una buena razón y sentía que lo mismo le pasa a él con Andrés. — Debo ir a una reunión, ¿Le gustaría ir conmigo? — Claro jefe, vamos. Salieron del edificio hablando de los puntos claves que quería mencionar Matthew en la reunión, Abbie le aportó buenas ideas que fue anotando mentalmente mientras conducía para no olvidarlas. ¿Ya había dicho que eran un buen equipo? Es que definitivamente lo era. Si ella no estuviera casada y si su mejor amigo no sintiera algo por ella, definitivamente podría haber abierto la puerta del amor, la cuál nunca había sido usada. Violet lavaba el piso del baño con mucha emoción mientras cantaba canciones de los 80's. Su rostro tenía una sonrisa plasmada y el tener la mano en el inodoro sucio ni siquiera la espantaba. Su felicidad se le notaba hasta en los poros, la semana había transcurrido bien, tuvo que gastar un poco de sus ahorros para pagar el mecánico pues a la final el daño si pareció ser muy grave y el arreglo no fue nada barato. Se prometió que recuperaría ese dinero tan pronto comenzara a trabajar pues si que era cierto que le faltaba muy pero muy poco para la operación de sus ojos Soltó un grito de rabia cuando un anuncio de YouTube interrumpió su concierto, los odiaba con toda su alma. Luego de estregar a consciencia el suelo del baño y todas las juntas de este quedó satisfecha con el resultado, el baño parecía otro e incluso la baldosa brillaba, eso jamás había pasado. Siguió entonces con la cocina y desengrasó todo lo que había en ella, hoy estaba muy feliz y cuando ella estaba feliz eso era lo que hacía. Limpiar toda la casa desde el piso al techo era su forma de expresar felicidad, raro, pero a ella le encantaba. Respondió unas ofertas de trabajo en Freelance para traducir varios textos a su idioma, eso no era nada fácil así que hizo una oferta grande, no iba a regalar el trabajo y aunque eso fuera mi único que tenía por el momento, tampoco lo iba a hacer de gratis. No se sorprendió cuando el cliente rechazó su oferta, él se lo perdía, ella ofrecía un buen trabajo de traducción, redacción y gramática; esperaba que quien fuera a hacer ese trabajo más barato si que lo hiciera bien. Pasó el resto del día estudiando un poco sobre contabilidad, siempre era bueno recordar lo que ya sabía, aunque debía admitir que era eso o recordar el desastre que era su vida en este momento, así que con obvias razones prefirió estudiar. **** Los días pasaron y pasaron y a Violet nada que la llamaban de la compañía Jones, sus ilusiones estaban en el suelo pisoteadas, Abbie estaba muy decepcionada y como su jefe, ya no confiaba en los que trabajaban con ella. ¿Porqué mentir e ilusionar de esa forma? Ya no sabía ni como mirar a su mejor amiga luego de escucharla tan emocionada, Violet no la culpaba, ella no era culpable de que la gente dijera lo que querían escuchar y ya luego no cumplieran. La rubia fue a reclamarle a la jefe de recursos humanos, está solo la ignoró. Abbie estaba triste pues últimamente su mejor amiga no tenía días buenos, estaba consiguiendo un lugar para vivir pues el dueño del departamento le había pedido que desalojara, Abbie vivía con sus padres y no tenía habitaciones de sobra, pero le había dicho a Violet qué mientras ella conseguía otro departamento ambas podían dormir en la misma cama. Violet orgullosa como siempre era, se negó. No se sentía cómoda al ir a incomodar a la familia de Abbie, así que estaba ahora a parte de conseguir trabajo también estaba consiguiendo un hogar. Su celular comenzó a sonar en el bolso, detuvo su caminata para sacar el celular y se apoyó contra una pared, estaba en el centro de la ciudad, no era un lugar bonito y se notaba que podía ser peligroso, pero ella ignoró todo eso y respondió la llamada porque podía ser alguien para una entrevista y esas llamadas no las podía dejar pasar. — Buenos días. — Buenos días, ¿Hablo con la señora Violet Grant? — preguntó la voz de un hombre. — Si soy yo, ¿Con quién tengo el gusto de hablar? — preguntó con cautela. — Habla con José Ramírez del banco central, necesitamos de su presencia lo más pronto posible. ¿Ella había enviado su currículum al banco central? Quizás y sí, ya no recordaba que empresas tenían su hoja de vida. — Si, por supuesto. Estoy en media hora allá. — Muchas gracias. El hombre colgó sin decir nada más, Violet guardaba el celular de nuevo en su bolso cuando sintió como fue arrebatado de su mano, vio en cámara lenta como un joven salía corriendo. — ¡Mi celular! — grito desesperada corriendo tras él. Un hombre de traje que estaba tomando café vio toda la escena, salió corriendo sin pensar tras el joven. Matthew no sabía lo que estaba haciendo, él simplemente corría tras de un chico desgarbado que había robado el celular de una chica que sentía que estaba tras de él, ¿Como una chica con falda y tacones podía correr casi a la misma velocidad nque él? Estiró la mano y tomó del cuello de la camisa al ladrón, lo tiró al piso y le pegó un puñetazo. — ¿Muy machito para robarle a una mujer? — preguntó desafiandolo. El ladrón no decía nada. Violet llegó agitada, tomó su celular y le pegó una patada en las bolsas del hombre que estaba en el piso, el hombre de traje hizo una mueca horrorizado. Eso le dolió hasta a él. — Señor muchísimas gracias — comentó la mujer mirándolo fijamente. Matthew estaba con la boca un poco abierta, la joven era peliroja, tenía varias pecas en su rostro y unos ojos verdes muy pero muy grandes, era pequeña pero su cuerpo tenía curvas en dónde debían estar y tuvo que mirarla dos veces más para admirarla un poco más. — N… no hay problema — ¿Tartamudeo? Ay que vergüenza. Sí que tenía razón su mejor amigo al decirle que iba a perder facultades con las mujeres lindas si no salía con ninguna. — Voy a llamar a la policía — dijo la pelirroja. — No, por favor no — pidió el ladrón, ambos lo miraron con enojo. — Si, si que sí — dijo Matthew — a ver si así se le quita lo rata de la cara. Violet escondió una risa mientras llamaba a la policía más cercana. De repente vio como el ladrón pateó al hombre en el estómago, tirándolo a un lado de la vía, Violet gritó asustada porque justo pasaba una moto que gracias al cielo tuvo buenos reflejos y se hizo a un lado para no arrollar al hombre, Matthew se golpeó la frente contra el suelo y una pequeña piedra se le encajó en el rostro, el ladrón salió corriendo y ya llevaba varios metros lejos mientras Violet ayudaba al hombre. — ¡Maldición! — exclamó Matthew enojado. — ¿Se encuentra bien? — preguntó Violet dándole la mano, Matthew la tomó por educación y sintió un pequeño corrientazo. — No, — respondió secamente — ahora ese maldito se escapó y me duele mucho la cara. La pelirroja se acercó un poco a él, la miró desde su altura, era muy chiquita y estaba parada en las puntas de sus pies para poder verlo más de cerca, sus ojos estaban entrecerrados como si no pudiera ver bien y tuviera que hacer mucho esfuerzo. Una pequeña mano se apoyó en su pecho, Matthew estaba pasmado, no se movía para nada mientras la miraba atentamente. — Venga, siéntese por — miró el lugar en donde estaban. Había una pequeña sobresaliente en el muro de una fachada, lo hizo sentar ahí y comenzó a hurgar en su maleta. Saco un pequeño botiquín. — No soy experta pero sé primeros auxilios básicos, además no es nada grave, solo un pequeño raspón y puede que se le ponga el ojo morado, nada grave. — Nada grave — repitió Matthew escéptico. La mujer tomó un algodón y puso un poquito de jabón yodado. Lo pasó por el rostro del hombre suavemente y mientras su admirando al hombre, cabello n***o con unas cuantas canas apenas saliendo, sus cejas gruesas, sus labios eran rosados y un poco rellenos, tenía barba de unos cuantos días muy bien perfilada.. — Yo creo que así está bien — Habló Matthew cuando ella se quedó quieta mirándola. — Lo siento — él sonrió. — No pasa nada, soy Matt por cierto. — Violet — él entrecerró los ojos, ¿Violet? Ese nombre solo lo había escuchado una vez y no lo había olvidado, ¿Sería la misma? No podía ser posible, ¿O sí?
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