Una mujer interesante no es aquella que se siente halagada ni orgullosa al ser admirada por su belleza y elegancia... Es aquella mujer firme de carácter, la que puede decidir su propio camino.
Scarlett Pizarro.
Perdida en el horizonte seductor de tu mirada
Scarlett
No comprendo cómo es posible que le permita a este tipo hacer lo que se le da la gana conmigo, siempre he sido firme en mis decisiones y este sujeto con solo un roce de sus manos consiguió hacer que me tumbe de nuevo en su cama, mientras él esparce besos por mi piel y me propina un relajante masaje, el hombre perfecto para tener en casa cada día de mi vida. Un momento, ¿Qué estoy pensando? No me puedo dejar convencer por su manera de seducir, es un maldito hijo de perra y yo creyendo que en realidad no tenía ni puta idea de quién soy.
Acepto que supo establecer su estrategia a la perfección y hasta logro convencerme de que no es igual a todos los tipos con los que me he acostado, pero no es más que un vil perro embustero y farsante. Abro los ojos obligando a mi mente fría a tener nuevamente el control de mis emociones y de mi cuerpo, este imbécil no será el primero que en hacer que me vuelva adicta a un solo hombre, sus objetivos no los tengo claro, pero es obvio que no se trata únicamente de ser un hombre de verdad, honesto, franco y leal, todos quieren posición, dinero, un gran puesto dentro de mi empresa y no voy a defraudar la confianza que Augusto puso en mí al hacerme su heredera.
―Confieso que por poco caigo en tu jueguito ―pronuncio deteniendo sus movimientos justos cuando su boca alcanzaba la humedad de mi intimidad―. Lástima que soy una mujer que no se deja convencer tan fácilmente y analiza cada movimiento a su alrededor y la verdad es que el cuentico del príncipe azul, caballero y atento no me lo creo cuando sé perfectamente que los hombres son los seres más codiciosos y traicioneros de toda la existencia ―añado y levanto la cabeza para cruzar mi mirada con la de él.
―No entiendo a qué te refieres, se supone que tú buscaste esto, yo únicamente te estoy mostrando una manera diferente de entregarte ―dice y pasa su lengua por la hendidura mojada enviando una descarga eléctrica por todo mi cuerpo que me hace contraer los músculos de las piernas―. Tú no sabes quién soy yo y yo la verdad ignoro quien eres, soy nuevo en esta ciudad y vine únicamente porque se me presento una oportunidad de trabajo ―observa y repite su movimiento. Quizás si pueda disfrutar de lo que me quiere dar y luego largarme, ya conozco su plan, así que no podrá penetrar de ninguna manera en mí, sin importar cuanto empeño ponga en hacerme delirar bajo sus atenciones.
―No te esfuerces en convencerme, no acostumbro a creer en la palabra de alguien que únicamente estará en mi vida una noche ―señalo y dejo caer la cabeza hacia atrás, sintiendo la sonrisa que se forma en sus labios, por lo que entiendo que no le interesa continuar con la conversación, su rostro se pierde entre los pliegues de mi feminidad y tanto su lengua como sus dientes causan estragos en mi interior sin contemplación alguna hasta llevarme con rapidez a un punto en el que los pensamientos se acallan por si solos.
Llevo mis manos hasta su cabeza y las enredo en su pelo para poder aprisionarlo más hacia mi centro al tiempo que mis caderas se mueven de arriba abajo buscando la mayor fricción posible, de pronto siento la incursión de sus dedos dentro de mí, por mis dos orificios al mismo tiempo aumentando la pasión que me recorre por lo que en menos de cinco minutos de movimientos frenéticos exploto en medio de un orgasmo que se manifiesta con un squirt, mis manos lo liberan para aferrarse a la sabana mientras él continúa estimulando y prologando los espasmos que me hacen retorcer.
No puede ser posible que haya conseguido que mi cuerpo explote de esa manera cuando ni siquiera me ha penetrado con su virilidad, sin embargo, desde antes de que sus labios entraran en contacto con mi intimidad, ya la piel del cuerpo me hormigueaba y la sentía tan caliente que estoy segura podría quemar a cualquiera que me tocara menos a él, sus caricias, sus besos, el recorrido que realizo por todo mi cuerpo como si lo estuviera estudiando hasta grabarse en su memoria cada detalle de mi piel, es muy difícil poner en tela de juicio su eficacia como un excelente amante.
Lentamente, vuelvo a respirar con normalidad mientras él sale de entre mis piernas y con sus manos me sube la sudadera hasta dejar mis senos al descubierto, abro los ojos y me conecto con su mirada llena de deseo, no puede ocultar cuanto, ansia poder estar dentro de mí.
―No voy a tomarte de la manera en que lo deseas, únicamente voy a satisfacer esa parte de tu cerebro que únicamente busca placer ―pronuncia llevando una de mis manos hasta su entrepierna para que palpe la dureza de su cuerpo sobre la tela del pantalón de pijama que lleva puesto―. Esto está reservado para una mujer especial y ya me has dejado claro que esa no eres tú, sin embargo, viniste por algo y espero estar cumpliendo a la altura ―añade dejándome un poco confusa, no creo que sea virgen, su lengua es demasiado ágil al igual que sus manos, duda que nunca haya estado con una mujer.
―Puedo darle amor mientras esperas a esa mujer ―sugiero e intento liberarlo, pero lo impide llevando mis manos sobre mi cabeza.
―Cierra los ojos y disfruta ―susurra antes de atrapar uno de mis pezones con su boca y morderlo y chupar con un maldito hambriento, al tiempo que una de sus manos me estruja el pezón libre y su otra mano entra y sale de mi cuerpo, no creo poder resistir mucho, no cuando todavía siento en mi cuerpo las oleadas del orgasmo anterior.
Quiero tenerlo a él dentro de mí, embistiéndome, partiéndome en dos, lo imagino entrando y saliendo como un salvaje, la mente me traiciona de nuevo y con un grito lleno de frustración por no sentir su dureza me dejo arrastrar por lo que de nuevo un orgasmo intenso me hace sentir sin que sus movimientos sobre mi cuerpo se detengan ni un solo segundo. Sus dientes se clavan en mi seno mientras el otro es estrujado casi hasta hacerlo explotar y su mano se mueve en círculos sobre mi clítoris, todo pasa demasiado rápido y un solo pensamiento se clava en mi cabeza, tenerlo a él dentro de mí.
Cuando las oleadas disminuyen y me siento con fuerza como para reaccionar me muevo quitándomelo de encima para poder subirme sobre su cuerpo, conoce mis intenciones, por lo que no me lo permite. Sus manos se cierran con más fuerza en mis muñecas y me hunde en la cama dejando todo su peso sobre mí.
―Lo siento, pero no puedo darte lo que quieres y creo que ya deberías irte, no te preocupes por mí ―murmura pegado a mi oreja.
Me suelta y se incorpora llevando con él, el borde de la sudadera para taparme nuevamente.
―Ahí está el baño, puedes asearte, yo estaré en la cocina para no incomodarte ―señala y sale del cuarto, dejándome totalmente satisfecha, pero siento frustración por no haber sentido esa dureza que me dejo tocar con mis manos dentro de mí.
Salgo dela cama, lo mejor es que me largue, es primera vez que tengo un orgasmo como este, nunca había experimentado un squirt y mucho menos con una estimulación prácticamente externa, la mujer que se quede con él, nunca tendrá quejas en el sexo, me gustaría poder estar de nuevo con él, pero eso significa otra noche de lo mismo y sin poder montarlo o sentir sus arremetidas. Sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos, ningún hombre, por muy buen polvo que sea, merece una segunda noche.