Capítulo 7

1324 Words
Esa semana Javier trabajaría en el bar, por lo que Manuel tomaría las riendas del café y con ello el buen humor de Abril parecía dispararse. Que Nicolás estuviese allí no le molestaba, por lo menos no estaría metido en algún problema en la calle y parecía comenzar a madurar. Con lo que no contaba es que su hermano notara la evidente diferencia de ella con los gemelos, mientras que con Javier siempre se irritaba, mostrándose en una actitud desafiante, con Manuel era tranquila y alegre, como si estuviese encantada de verlo. Eso no le gustaba casi nada al pequeño Kan. — Detesto a tu hermano — gruñó Nicolás a Javier mientras dejaba una taza de café bien n***o frente a él. Javier lo miró y rió. — ¿Y eso? — preguntó. La verdad que el chico le caía bastante bien, siempre se mostraba dispuesto a acatar órdenes, no como cierta hermana, y su físico atraía a varias chicas de su edad que no dudaban en gastar su dinero allí solo para ser atendidas por él. Además hablaban de todo ya que compartían algunos gustos. — Son muy… cercanos — Y miró con fastidio hacia la caja donde ambos reían sobre algún comentario que desconocían. Javier también los observó pero sabía que así era su relación, por ello no hacía mayores acotacionesa aquella relación. — No te preocupes, la mira igual que lo hace con mi hermana. No es interés romántico si es lo que te preocupa —Y su tono despreocupado mientras bebía café hizo que el chico creyera un poco en aquellas palabras, aunque no estaba dispuesto a dejar que la relación entre ellos se convirtiera en nada romántico —. ¿Por qué tanto cuidado con ella? — La pregunta hizo que el muchacho volviera su mirada hacia el hombre que estaba cómodamente sentado —. Es una mujer grande y ha demostrado tener bastante...coraje. No creo… — No entiendes — interrumpió el chico volviendo a mirar hacia la dirección de su hermana. — Si me cuentas tal vez entienda — Él no trataba de meterse en la vida de Abril, sino que quería ayudar al chico, o por lo menos de eso trataba de convencerse. — A ella… No le vayas a decir que te conté — El morocho asintió así el joven continuaba el relato —. Hace casi dos años el idiota de su prometido la dejó una semana antes de su casamiento para irse con la supuesta mejor amiga de Abril. No solo no le bastó romperle el corazón — Javier pudo ver al chico apretando sus puños —, sino que todas las deudas de la fiesta cayeron sobre mi hermana, por eso no puede dejar nuestra casa, apenas si le alcanza. Además, si no fuese por ella nosotros moriríamos de hambre o por el descuido que mi madre siempre ha tenido, no la culpo, pero Abril tampoco debe cargar con todo, y lo que menos necesita ahora es que un imbécil le vuelva a romper el corazón Bueno, si de algo estaba seguro Javier era que esa historia tenía más de un problema que la cocinerita enfrentaba, pero si la mirabas parecía que nada malo le sucedía. — Es una chica fuerte — dijo Javier sin apartar su mirada de la castaña que estaba acomodando algunas cosas en la barra de exhibición mientras seguía conversando animadamente con Manuel. — Es la mejor — respondió con seriedad el pequeño mientras clavaba sus ojos color miel en el morocho —, y por eso merecería que ya nadie la dañe, pero parece que el mundo funciona de otra forma — en ese momento alguien llamó al mozo y el muchacho dejó a Javier con su café n***o y todos los pensamientos arremolinados en su cabeza. —--------- — Oye Cami, tal vez puedas echarle una mano a Abril — Camila miró a su hermano como si repentinamente hubiese tenido un colapso mental. — Ok, ¿quién eres y dónde está Javier? — respondió sacando una sonrisa de su hermano. Ambos estaban en el bar, faltaba una hora para abrir y la mujer siempre iba, no solo para ayudar y conversar con su hermano, sino para estar segura de no encontrarse con otro morocho de ojos azules en el lugar. — Nada… Sucede que su hermano me contó algo sobre la chica y, bueno, creo que podrías ayudarla con lo de lidiar con hermanos adolescentes — dijo y sonrió avergonzado ante sus palabras, esa misma sonrisa que conquistaba a muchas mujeres pero que a su hermana le causaba ternura. — Ok, hemos hablado algunas veces y me cae realmente bien, a Samantha también. Mar creo que ha hablado aún más con ella de las veces que ha ido a sacar fotos a la cafetería, asique creo que podemos ser un bello grupo de amigas que se dedicará a hablar mal de cada uno de ustedes. Javier sonrió un tanto aliviado de saber que su hermana siempre estaba dispuesta a ayudar a otros, era una buena mujer y sería excelente apoyo para Abril. ¿Por qué su repostera le preocupaba tanto? No se quería detener a pensar en aquello. —--------‐- — Abril — escuchó una voz femenina que gritaba a su espalda, al girarse vio a tres mujeres caminando en su dirección. Las miró un poco confundida. — Hola — dijo cuando el trío estaba bastante cerca. — Vamos por unas cervezas — Esa era Samantha con su amplia sonrisa que dejaba a más de un hombre rendido a sus pies —. ¿Te unes? Abril dudó un poco, pero al estar Mar allí se sentía un poco más cómoda, habían hablado bastante, ya que ella era quien le había propuesto a Manuel ser amiga de aquella mujer para que él, finalmente, pudiese arreglar los asuntos que estaban pendiente entre ambos. Mar era una chica solitaria, casi como ella, asique no fue difícil que comenzaran a hablar más seguido. — Bien, pero no dejen que me emborrache porque mañana Javier vuelve al café y no es tan amable como Manuel — dijo sonriendo y mirando fugazmente a la morocha de pelo corto que se hacía la distraída ante el comentario. Las tres caminaron hacia un bar muy de moda, se ubicaron en una mesa alta y no tardaron más de una hora en sentirse cómodas. Hacía mucho la pequeña muchacha no se relajaba. Notó que Camila estaba al tanto de la situación que había ocurrido con su hermano Axel y las tres la regañaron por ser imprudente al ir sola a enfrentar a aquel hombre. Abril no tardó mucho en contarle las circunstancias de su casa y, por primera vez, escuchó a Camila contar los detalles de su vida a cargo de sus hermanos gemelos, aunque ella no se llevaba tanta diferencia de edad con el par como Abril con sus hermanos, también había sido una especie de madre sustituta. — No te culpo por Javier — dijo la repostera muy segura —, porque Manuel es un buen sujeto. — Voy a pensar que estás enamorada de él — exclamó Samantha, pero todas estaban atentas a la otra mujer que se encontraba con ellas y aún no decía ningún comentario sobre aquello. — Creo que si me mostrara un poco de interés yo me aprovecharía — respondió Abril riendo. — Ok, terminemos las indirectas — Por fin Mar reaccionaba —, los asuntos con Manuel no se van a solucionar porque una se lo quiera llevar a la cama — Y la estridente carcajada de las tres mujeres restantes demostraba que era momento para volver a casa. Caminando a su departamento Camila sacó su teléfono del bolsillo y escribió un pequeño mensaje: “No solo es genial tu empleada, sino que es mucho más fuerte de lo que creía” Javier sonrió de manera inconsciente al ver el mensaje pero decidió no responder.
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