Capítulo 8

1244 Words
El día de trabajo en la cafetería estaba más ocupado que nunca, un nuevo postre se había hecho casi famoso y la gente se arremolinaba en la entrada para conseguir probar aquel delicioso bocadillo. En realidad todo comenzó cuando Mar fue al lugar a tomar nuevas fotos y, casualmente, Jeremías se encontraba allí, la morocha no dudó en pedirle al hombre que posara junto al nuevo bocadillo. Lo que no esperaban es que aquella foto causara bastante revuelo en las r************* y de allí muchas personas se acercaran a probar las nuevas preparaciones y, de paso, intentar encontrarse con el morocho. Hubo quienes se decepcionaron al no encontrarlo allí, pero la vista que daban los gemelos tampoco era tan mala como para no decidirse a volver por aquel sitio algunas veces. Allí se encontraba Abril, tratando de reponer algunos platillos en la exhibidora al lado de la caja donde se encontraba parado Javier, cuando un hombre, un poco más bajo que su jefe y de cabello rojizo, ingresó. — Mierda, mierda, mierda — susurraba Abril mientras se escondía debajo del mostrador, entre el mueble y las piernas de su, muy sorprendido, jefe. — ¿Y ahora qué? —indagó el hombre que ya se estaba acostumbrando a las situaciones extrañas de la mujer. — Pablo — le susurró y él levantó la vista para encontrar al ex jefe de la repostera. — Hola, Javier — dijo el hombre una vez que se acercó a la caja. — Pablo — respondió a modo de saludo sonriendo ante la situación en la que se había visto envuelto —. ¿Qué deseas tomar? — preguntó. — Solo me dijeron que mi ex repostera se encontraba trabajando aquí y quise pasar a verificar — respondió el pelirrojo apoyando su antebrazo izquierdo en el mueble. — ¿Si? — indagó con ironía y arqueó su ceja en claro tono de burla. — ¿Sabes que me golpeó, verdad? — El morocho amplió su sonrisa —. Está loca y nisiquiera es buena en el sexo — Javier sintió un apretón en su pierna y no pudo evitar reir. — Suerte que no me quiero acostar con ella — respondió aún más divertido. — Ni siquiera sabe hacer un buen sexo oral — Otra vez Javier tuvo que usar todas sus fuerzas para no explotar en una carcajada —. Bueno, nada, solo quería advertirte. — Gracias — respondió él muy divertido —. ¿Seguro no quieres nada? — Pablo lo miró con cara de fastidio y solo se giró para salir por donde había ingresado. Javier notó que el hombre observaba todo el lugar, claramente buscando a Abril, mientras hablaba con él. Le resultó sumamente extraño que se tomara el tiempo de venir en persona a chequear aquella información, pero se olvidó de aquello en cuanto la cara enfadada de la pequeña mujer estuvo delante de él. Le sonrió claramente satisfecho por haber presenciado aquella situación y, aunque detestaba a Pablo por varios problemas que había tenido con Manuel, no por ello iba a dejar de molestar a la mujer con lo dicho por aquel pelirrojo. — Es mentira — le dijo ella con la mandíbula apretada mientras lo señalaba. — Calma, Abril querida — dijo él con su tono más calmado y divertido —, no todos pueden ser buenos en el sexo, pero si quieres te ayudo con unas lecciones — Y amplió su sonrisa a una bastante más malvada. — Eres un cerdo — respondió ella y volvió a la cocina para dedicarse el resto del día a matarlo con cada mirada y lanzarle los comentarios más envenenados posibles. —-----------,,,,,, Varios días más tarde Javier mandó a llamar a la chica para una pequeña reunión con Marcos y Jeremías. Los hombres, dueños de una empresa de ventas on line de diversos productos, querían que el café se encargue del desayuno que siempre estaba dispuesto en la oficina para los empleados, la idea era buscar opciones, no demasiado costosas, y que se amoldaran a una forma de vida más saludable. Allí estaban los tres hombres, dentro de la oficina, cuando la mujer entró con su característica sonrisa. Aún no se terminaba de llevar bien con su jefe, pero de a poco trataban de insultarse menos. — Pero si está el hombre más famoso de Internet — exclamó ella al ingresar provocando una risa en el morocho de ojos claros. — Y la pastelera más exitosa de la ciudad — respondió él con muy buen ánimo. La chica dio un beso en la mejilla a ambos hombres y se sentó al lado del morocho que venía por sus productos. Algo dentro de Javier se removió. Él sabía que no era tan atractivo como Jeremías, pero tampoco es que le iba mal con su físico, pero ver a aquella mujer sentada a su lado, hablando con tan buen ánimo, no le estaba causando mucha gracia. Conocía las circunstancias de su amigo, pero no por ello el pinchazo en su pecho fue más leve. Tal vez solo eran ideas de él. — Bien, ¿y qué es lo que tenían pensado? — preguntó Marcos y Abril se dedicó los siguientes veinte minutos en explicar las diferentes opciones y combinaciones que podían hacer bajo el mismo presupuesto, asegurando, no solo que sus empleados y ellos mismo se aburrieran del menú, sino que dando variedad en la alimentación propuesta. Luego de haber aceptado la idea, y probado las opciones, Manuel se unió al grupo. — Buenas a todos, me alegra verlos — dijo y abrazó cálidamente a la pequeña mujer —. Abril, querida, ¿qué prepararás para la fiesta de mi hermana? — preguntó con la chica aún en sus brazos. — Eso iba a preguntar, ¿qué es lo que quieren? — respondió ella mirando hacia arriba para ver la cara de su jefe. — Tarta de chocolate — respondió Jeremías casi en un susurro. Todos se voltearon a verlo. Abril sonrió —. Camila ama la tarta de chocolate — se explicó y todos aceptaron la idea, no solo para dar por finalizada la conversación, sino porque aquello era algo que, evidentemente, le hacía daño al hombre. Abril asintió, se despidió de todos y caminó veloz a la cocina para preparar las tartas que comerían al día siguiente. Javier la quería seguir con la mirada, pero tres pares de ojos estaban encima de él, asique contuvo las ganas. — Mejor te apuras o Manuel se quedará con la chica — Marcos se encontraba bastante interesado en la situación. Javier lo miró con la mayor seriedad que su cara podía demostrar —. Vamos, es linda, entretenida, amable, divertida. Cualquiera quisiera salir con ella. — Si no fuera porque estás estúpidamente enamorado, diría que te interesa — respondió él bastante seco. — Y si no fueras tan estúpidamente orgulloso, ya habrías aceptado que te interesa — remató el rubio llevando el nivel de enojo del morocho a lo más alto. — Mejor lo dejamos aquí. No lo aceptará nunca — Manuel quería calmar aquel asunto y desvío la conversación a otras cuestiones más banales. Al día siguiente Abril llevó las tartas al departamento de Camila y fue invitada a quedarse en la pequeña reunión que se haría en nombre de ésta última, la castaña aceptó gustosa, realmente le agradaba Camila, al igual que le agradaba la mayoría de los que asistentes. Javier era un tema aparte.
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