Una semana había transcurrido desde que su novio le había prometido encontrar una forma para ayudarla. Sin embargo, el tiempo se le estaba agotando. No podría mantener por más tiempo una actitud pasiva, si quería continuar siendo la cabeza de su empresa.
Abby miró los papeles que su tío le había dejado y se frotó el entrecejo. La cabeza estaba a punto de explotarle, por más que leía esos documentos, lo único que lograba comprender era que perdería la empresa.
La chica soltó un suspiro cansado.
Sí continuaba de esta forma, no tendría oportunidad de encontrar una salida. Sin embargo, no sabia como debía actuar.
Aparte de ella, sólo quedaba su tío para tomar el cargo, pero no quería dejar de lado la empresa de su padre, era lo único que le quedaba. Así que, había decidido esperar hasta que Alec la ayudara, era la única persona en la que más confiaba.
Debía esperar y confiar en él.
Pero, lamentablemente este se había tenido que ausentar, debido a las ordenes de su padre. Aunque era alguien con gran influencia, sus decisiones estaban atadas a los deseos de su progenitor.
Ojeando los papeles, Abby vio el espacio en blanco en donde debía ir su firma. Una vez que accediera, todos los activos que su padre había generado durante más de treinta años desaparecerían. Como sí su legado nunca hubiera existido.
— ¿Por qué tan ensimismada?
Abby saltó en su sitio del susto y se giró a ver la persona que había estado esperando.
La mujer de ojos marrones se levantó de su asiento y miró a su novio.
Alec había vuelto.
— ¡Estas aquí!— la chica suspiró de alivio, pensando que finalmente podría resolver lo que estaba sucediendo en su empresa. — Por fin volviste.
Alec sonrió y avanzó hasta envolver a la chica en un abrazo.
— Siento haber tardado tanto. Mi padre es muy difícil de persuadir. Sin embargo he conseguido la forma de ayudarte. — el hombre alejó a la mujer de su cuerpo y delineó su mejilla con el pulgar. — Con la unión de nuestras familias, ya nadie codiciará la que te pertenece. Pronto celebraremos tu boda, cariño.
Abby parpadeó sin encontrarle sentido a esa última frase. Mirando los ojos brillantes de su novio, su mente se comenzó a iluminar.
Aunque no era la solución que se esperaba su corazón no pudo evitar llenarse de alegría.
¿Acaso Alec le pediría matrimonio?
— Es una decisión muy apresurada… tal vez se pueda hallar otra forma. — dijo Abby sintiendo como su corazón aumentaba sus latidos. — ¿Estás seguro?
— ¡Si! Nunca he estado más seguro. Es una jugada excelente… Mi hermano es quién posee todo el poder de la familia después de mi padre, solo obteniendo su influencia es que podrás deshacerte de esos cuervos. — Alec empezó a hablar exaltado, sus manos se apartaron por completo de la chica y empezó a caminar de una lado a otro explicando lo que había conseguido. — Mi familia vendrá a hacerte una propuesta de matrimonio, debes aceptarla. Luego yo te ayudaré a manejar todos los problemas que tiene tu empresa. ¡Veras como te alzaras sobre sus cabezas!
Abby siguió con la mirada a su novio. Su boca estaba abierta de la sorpresa. Por más que intentaba, no lograba asimilar las palabras que salían de los labios de su pareja.
— Eso quiere decir…— Abby intento hablar pero fue detenida por las palabras que continuaban saliendo de la boca de la persona que se paseaba frente a ella.
Por un instante, solo quiso que este hiciera silencio. Sentía como el dolor de cabeza iba en aumento.
— Ean aún no despierta, pero mi padre se asegurará de que te cases con él. — Alec se detuvo frente a la chica observándola con una mirada expectante.
Por un momento, Abby pensó que había escuchando mal, pero al ver como este continuaba en el mismo hilo, sintió como una cubeta llena de agua fría caía sobre su cuerpo.
— ¿Qué fue lo que dijiste? — preguntó esta con un extraño sentimiento en el pecho.
Alec al notar como el rostro de la chica palidecía, se detuvo en seco. Al parecer se había emocionado demasiado.
— Te casarás…
— Contigo, ¿verdad? — interrumpió Abby no queriendo escuchar lo que este decía.
— Cariño… — Alec se acercó una vez más a la mujer, y sostuvo las manos de esta, en sus ojos la chica podía ver la certeza de lo que este había estado hablando, pero continuaba sin creerlo.
Recibiendo solo silencio de parte de Abby, el chico la guio hasta el asiento más cercano, y la acomodó. La mano del hombre subió hasta apartar un mechón de pelo y lo puso detrás de la oreja de la chica.
— Solo será por un tiempo. A mí hermano no le queda mucho tiempo de vida, por lo que, será fácil seguir adelante. Una vez que todo esté terminado, tú y yo nos casaremos. ¿Entiendes lo que estoy diciendo?
Abby miró a su novio con incredulidad no creyendo lo que este le decía. Su boca se sentía amarga, no entendía como debía reaccionar ante esta situación.
Este al ver la extrañeza en la mirada de la chica, frunció el ceño imperceptiblemente. Con cuidado sostuvo el rostro de su novia e hizo que esta lo mirara. Brindándole una mirada derrotada, como sí anteriormente este no hubiera estado hablando de forma emocionada de como Abby debía casarse con su hermano.
— Sabes que no quiero hacer esto tampoco. Sino fuera absolutamente necesario, créeme que jamás lo habría pensado y mucho menos te lo sugeriría. Sin embargo, tu situación es especial, tienes mucho que perder. Además, solo así tendremos poder suficiente para recuperar lo que te pertenece. — Abby apartó la mirada del hombre que amaba. Sus ojos se habían vestido de una tristeza inexplicable.
Abby ni siquiera lograba entender porque estaba tan decaída, sí por la muerte repentina de su padre o por lo que su novio, la persona con la que tenia planeado casarse, le había propuesto. Sintiendo su cuerpo cada vez más frío, volvió a hablar.
— ¿Qué haremos si se enteran? — preguntó Abby en un tono bajo, y temeroso. — Tú familia es muy poderosa, aunque tu hermano se encuentre ahora en coma, eso no quiere decir que no se despertará.
— No tienes que preocuparte por eso, Abby. — Alec rozó el mentón de la chica, atrayendo su atención. Sus ojos se encontraron, esta vez la chica no pudo apartar la mirada de este. — El estado de mi hermano es crítico, no se despertará. Solo tienes que convertirte en la señora Winchester y ayudarme a quitarle el puesto de heredero. Solo serás su esposa de nombre. Será rápido, te lo prometo.
— Pero… tú eres mi novio, ¿Cómo puedes pedirme eso? ¿No te molesta? Esta no es la mejor forma, está mal…— Abby observó como el rostro de Alec iba tomando una expresión de enojo. Cada vez que tenían un desacuerdo este empezaba a fruncir el ceño, intimidándola. Tragándose las quejas que aún tenia, cerró la boca.
— ¿No quieres ayudarme? Dijiste que harías lo que sea por mi, siempre y cuando estemos juntos, ¿estabas mintiendo? — preguntó Alec en un tono de voz diferente.
— No, yo…— Abby no sabia como reaccionar, ya que esta era la primera vez que su novio actuaba de esa forma. Temiendo lo que podría pasar, se quedo sin palabras.
Ciertamente le había dicho que sería capaz de hacer cualquier cosa por él, pero sólo eran las palabras de alguien que estaba ciegamente enamorada.
— Entonces… aceptaras el matrimonio que mi familia te ofrece, después de todo, ninguno de ellos saben acerca de nuestra relación. No tienes que tener miedo, yo me encargaré de todo. — Demandó Alec sin tener en cuenta los sentimientos de la chica, la cual se mordía los labios para no estallar en llanto.
Abby viendo como Alec se apartaba de donde estaba, dejando un sentimiento de frialdad en el lugar que hace unos segundos ocupaba, no pudo evitar que las lágrimas que contenía dentro de sus ojos cayeran. Un sollozo salió de sus labios poniéndola en evidencia.
Alec al escuchar el llanto de la chica, apretó los puños y trató de calmarse. Se estaba arriesgando a que esta no aceptara el plan. Así que, con un gesto conciliador, levantó a la chica y la envolvió en sus brazos.
Sus manos pasaban por la espalda de esta, tratando de tranquilizarla
— Veras que todo pasará de una vez, Cariño. — el hombre cambió el tono en el que había estado hablando, haciendo sentir a la chica que era la misma persona de siempre. — Luego nos reiremos de lo sucedió, además te recompensaré. No llores más por favor.
Abby escucho las palabras del hombre. En ningún momento lo escucho dudar de su decisión.
— ¿Me lo prometes? — pregunto la chica contra el pecho de este.
Abby sentía que algo había cambiado. Quizás en este momento no lo entendía con claridad porque estaba herida y lo único que deseaba era la calidez de su pareja.
— Si…Lo prometo. — susurro el hombre a cambio.
Para que su actuar se viera más sincero, Alec sostuvo a la chica y deposito un beso en sus labios, consiguiendo finalmente que esta olvidara el mal momento que le había hecho pasar.
*
Al día siguiente, Abby se despertó sintiéndose cansada. Estirando su cuerpo, miró alrededor de la habitación descubriendo que estaba sola. Alec se había ido.
Con el humor tornándose amargo, salió de su cama y entró al baño. Se refresco la cara y se adecentó para bajar a desayunar.
Cuando llegó a la cocina, para su sorpresa se encontró con el desayuno ya hecho. Una sonrisa de felicidad se dibujó en su rostro. Tomó el plato y se sentó en la mesa del comedor. Observó el desayuno, dándose cuenta de que era uno de sus favoritos y empezó a comer.
Poco a poco los panqueques fueron desapareciendo al igual que su mal humor.
Aunque no duró mucho para que su día se volviera a arruinar.
Terminado de comer, escucho como unos pasos se dirigían hacia ella.
— ¡Abby! — la voz furiosa de su tío resonó por toda la casa trayéndole un mal presentimiento a esta.
Rápidamente se levantó de su asiento y fue al encuentro de este.
Calvin miró a la chica escuálida que se paraba frente a él con furia. Su mente no comprendía aún la noticia que había recibido apenas se despertaba.
— ¿Me puedes decir que diablos significa esto? — inquirió el hombre observando a su sobrina quien no parecía ser consciente de lo que había hecho.
— ¿A qué te refieres tío? — preguntó la chica pensando que había surgido otro problema en la empresa.
— Los Winchester han publicado por todo lo alto la noticia sobre la boda de su heredero. — dijo el hombre viendo como la chica seguía sin entender. — ¡Sabes lo difícil de nuestra situación! ¿Por qué diablos accediste a casarte con ese hombre? ¿Te volviste loca?
— ¿Cómo…?
Abby se llevó una mano a la boca tratando de asimilar la noticia. Sólo había pasado un día desde que habló con su novio, ¿por qué había sucedido tan pronto?
¿Por qué había sido dada a conocer tal noticia si ni siquiera se había encontrado con la familia de su novio?
— ¿Cuándo pretendías informarme sobre esto, Abby? — preguntó Calvin luciendo menos exaltado. — Esa familia es muy complicada, no tienes que involucrarte con ellos sólo para salvar la empresa de tu padre. No saldrá bien. ¿Acaso entiendes la responsabilidad que deberás cargar por esa decisión?
Abby bajó la mirada sintiéndose avergonzada.
— Lo siento tío. — consiguió decir la chica la cual no encontraba ninguna excusa para explicar lo que estaba sucediendo ya que está misma no la terminaba de procesar. — Yo…lo siento…
Calvin al no recibir ningún indicio de explicación por parte de su sobrina, negó con la cabeza lleno de decepción y se retiró de la misma forma en que había entrado. Abby por el contrario continuo parada en el mismo lugar, asimilando la gravedad de su decisión.
Surgiendo así una semilla de duda en la confianza que le profesaba a su pareja.
¿Por qué Alec había actuado de esa forma?