Capítulo 5 Parte 1

2106 Words
Mi semana ha sido realmente estresante. De llevar a mi brujita al preescolar en las mañanas, hacer diligencias, las llamadas constantes de Wendy, los miles de mensajes de Jack insistiendo en que no busque a Will, y para colmo mi hermano Iam intenso también. Él insiste en que le diga a mis padres y a mis suegros. No puedo con tanta presión. Así que hoy, mitad de semana decidí ponerme bonita para mí, salir a beber a un buen lugar y ser libre solo por una noche. No es que sea de las mujeres que ahogan sus penas en alcohol, para nada, pero justamente hoy, si no salgo a despejar mi mente, siento que entraré en una crisis existencial nuevamente. Y no, me rehusó a volver al agujero del que un día salí. Esta noche seré la Isabella feliz, libre, volátil y alma libre que una vez fui. Son las once de la noche, ya mi bella hija se encuentra gran dormida en su habitación. Me veo una vez al espejo y me gusta lo que veo, tenía muchos años sin vestirme tan “atrevida" no es que lo esté en realidad, solo que mis atuendos últimamente eran pantalones de mezclilla, camisetas y zapatos deportivos, eso era todo, cero maquillaje y cero accesorios. Ahora me encuentro mirando mi reflejo en el espacioso espejo de mi habitación y me siento digna, empoderada y lista para robar miradas. Mi atuendo de esta noche se basa en un vestido ajustado color vino, más arriba de la rodilla pero discreto, ya que no muestro mi trasero por detrás, es cuello alto y sin mangas, unas botas negras altas hasta llegar casi a mis muslos, justo donde el vestido termina, un cárdigan n***o largo, ya que la noche está fría y mi cabello sujetado en una cola alta con un maquillaje sencillo, pero que resalta mis ojos gracias al delineado que me aplique y las miles de capas de rímel, labios en color vino y unas argollas doradas bien grandes haciéndome lucir elegante. Sonrío una vez más y tomo mi bolso de mano donde me cercioro que tenga mis tarjetas, efectivo y mi teléfono. Ahora sí, a ser libre. -Isa, que bella estas- una Penny impresionada me recibe en la sala de la casa. Le doy una vuelta con gracia y me río. -Aunque no me creas, tenía años sin sentirme así- tomo las llaves del auto -Mi pequeña se ha dormido bien, cualquier cosa no dudes en llamarme- ella asiente -Estaré en este bar, acá te anote la dirección, número del lugar y hasta el nombre del dueño- me río, pero es la verdad, el lugar donde iré ya he ido antes y conozco al dueño, es un gran amigo mío -Me iré en mi auto, pero de seguro vuelvo en taxi- coloco el papel con toda la información en la encimera y camino hacia la salida. -¡Diviértete y cuídate!- me grita desde la puerta de la casa mientras me subo a mi auto con muchas risas de por medio. La única que sabe de mi escapada es ella, ya que es quien cuida de mi hija y vive conmigo, del resto, nadie más sabe, ni siquiera le conté a Jack que saldría porque se pondría intenso y no pararía hasta acompañarme. Esta noche, solo por esta noche deseo ser otra Isabella, aquella que cantaba, bailaba y era libre, claro, sin olvidarme de que soy madre. Enciendo mi auto y comienzo mi pequeño viaje al centro de New York donde se encuentra la vida nocturna activa. Es alrededor de una hora de camino cuando hay tránsito, pero como es de noche, las calles están un poco más despejadas. Mi casa queda a las afuera de la ciudad, es en una zona exclusiva pero bastante tranquila, sencilla y muy calmada. Es ideal para las personas que desean vivir en un ambiente más calmado, pero sin salirte de la clase social, así mis padres me lo dijeron la primera vez que vine a conocer la casa. Mi cara fue un poema cuando estuvimos en la entrada, ya que lo primero que se notaban eran las imponentes mansiones, quintas y casas exageradamente grandes, de inmediato me negué, pero a medida que íbamos avanzando y bajo su insistencia de que les diera una oportunidad, al final, muy a lo último se encontraban casas relativamente pequeñas, pero de paredes altas, acogedoras y muy bonitas, así que me enamoré de lo que sería mi hogar y por primera vez estuve de acuerdo con mis padres en algo. Luego de conducir un largo, pero rápido camino, me encuentro en el centro de la ciudad. Me siento ansiosa y muy nerviosa a decir verdad, tenía muchísimo tiempo que no salía de noche a recorrer Nueva York, todo es tal cual lo recuerdo. Personas en las calles buscando un lugar donde divertirse, el tráfico en su punto sin importar que casi es media noche, cientos de restaurantes abiertos esperando por sus comensales, hoteles activos esperando por sus clientes pasionales e incluso las discotecas con sus largas filas de personas fuera. La piel se me pone de gallina, la última vez que anduve por todo esto fue con él. Y para aumentar mi masoquismo interior, aquí me encuentro, afuera del bar donde lo conocí de manera oficial, sentada en mi auto, contando hasta diez de forma mental y armándome de valor para entrar. No me juzguen, sé que habiendo tantos lugares donde ir, precisamente tenía que elegir este pero fue por una razón en especial: si me emborracho hasta perder la conciencia, el dueño es mi amigo, y no me echaría del lugar, más bien me tendría allí cuidando de mí hasta que alguno de mis hermanos venga por mi rescate. Solo por ese motivo decidí volver aquí, no para recordarlo o para ponerme nostálgica, para nada, mi seguridad es primero y el dueño lo sabe muy bien. Me bajo del auto con la mejor actitud, no permitiré que su recuerdo me arruine la noche, él de seguro debe de andar por allí con la rubia esa así que no me daré mala vida. Al entrar al bar puedo notar que ha cambiado bastante, o soy yo la que se quedó atascada en el pasado, como sea, se ve muy genial y está bastante abarrotado. Me abro paso con mi cabeza en alto y llego directamente a la barra donde un bello y hermoso Tony me mira con felicidad. -¡Isabella!- exclama y no duda en saltar la barra y abrazarme -¡Dios, estás tan bella!- me carga un poco -¡¿Cuánto tiempo ha pasado mujer?!- -Tres años Tony- respondo mientras me río -Y me alegro también de verte nuevamente- vuelvo a darle un abrazo -Pero no estoy aquí para hablar del pasado, estoy aquí para divertirme- él suelta una gran carcajada y me ofrece una cerveza la cual tomo sin problema. -Sus deseos son órdenes, señorita- me guiña un ojo y vuelve a su lugar. A pesar de que es el dueño, le gusta estar detrás de la barra creando tragos a sus clientes más fieles. Me siento en el taburete y coloco la cerveza -¿Cantarás esta noche?- pregunta mientras lo veo preparar algo con interés. -Si me ofreces algo más fuerte, puede que si- -¡Dios mío, pero esta mujer vino con todo!- se ríe y me coloca un vaso con una bebida en color rosado y naranja. La veo atentamente y se ve dulce e inocente, pero conozco a Tony y lo que prepara, y lo que parece un pequeño trago, puede hacer explotar tu cabeza si abusas de el. -¿Sabes que? No me digas que es, solo prepárame otro igual- respondo y llevo el vaso de cristal a mi boca tomándome todo el contenido de un solo trago. Tony se ríe y vuelve a lo suyo mientras hablamos de todo, pero sin mencionarlo a él nunca -Dime que tienes tequila aquí por favor- -Realmente quieres ser libre esta noche- -No tienes idea cuanto. Tú solo cuida de mí ¿si?- le pregunto con mirada atenta. -Sé libre Isa. Yo me encargo de llamar a Trevor o Iam si te pones muy borracha- niega mientras ríe y me coloca la botella de tequila en la barra junto con el pequeño vaso, limón y sal -Te estaré vigilando toda la noche- me lanza un beso y se va hacia el otro lado mientras yo comienzo a beber como si no hubiese un mañana. Confío en Tony, él ha sido mi amigo por muchísimos años, y cuando me he emborrachado aquí hasta perder el conocimiento de la realidad, él siempre me ha cuidado. Fuimos novios en la universidad, y aunque lo nuestro no funcionó para nada, ya que yo era muy extrovertida y él más reservado, Tony nunca dejó de ser mi amigo ni tratarme mal luego de nuestra fatídica relación. Al día de hoy es un hombre casado y muy feliz, yo fui a su boda y su esposa es un amor de persona, ambos nos queremos y no hay sentimientos de por medio, solo una bella amistad. Por ello conoce a mi familia, y mi familia a él, y si hay un lugar en la tierra donde puedo darme el gusto de tomar hasta desmayar, en definitiva es aquí, en el bar de mi amigo Tony. ¿Es extraño sentir que me vigilan? Puede ser. Pero desde hace un momento para atrás siento que alguien me mira, como si me vigilasen en las sombras, pero por más que volteo con disimulo no doy con alguna cara conocida. O estoy paranoica o la mitad de la botella de tequila en mi sistema ya está haciendo efecto. Me levanto del taburete y al ponerme de pie mi mundo gira de forma brusca. -¡Caramba!- exclamo mientras me río. Camino en medio de las personas y me adentro a la pista de baile que se encuentra aquí. Me comienzo a mover al ritmo de la canción que suena y me dejo llevar por ella. Ni idea de quien la canta, es alguna de esas de moda de seguro, solo sé que la letra es bastante fuera de tono y yo me muevo disfrutando de la letra. Siento un cuerpo pegarse al mío y tomarme por la cintura acercándome, volteo a ver de quien se trata. -¡Carajo, sí que estoy borracha!- exclamo con risa histérica que se pierde en medio del ruido de los altavoces. Tengo frente de mí a un hombre alto, mirada penetrante, con unos ojos intensos, facciones finas y porte elegante -¿Por qué no bailas?- le pregunto susurrando al oído y enrollo mis manos en su cuello. -Estás muy borracha, debería de llevarte a tu casa- es lo único que me dice y su voz por alguna razón me eriza todo mi cuerpo y hace que mi corazón palpite descontrolado. -¿Y tú quien te crees?- le respondo con burla -El único hombre que me podía hablar en ese tono está muerto- hago una pausa y me río -A no, disculpa no está muerto, pero en mi corazón si- sigo riendo y lo empujó un poco, pero el hombre ni se mueve, está como una piedra -¿bailas conmigo o no?- no responde nada, solo se pone algo tenso y comienzo a moverme con descaro encima de él -¡No me digas! ¿Eres gay?- pregunto tapando mi boca y dejo de bailar para comenzar a reírme más y más ¿Por qué todo me da risa? -No tengo problemas con que lo seas, pero en serio, necesito que bailes, y si no lo haces tú, lo hará otro- me encojo de hombros y mareada y bien chistosa me doy la vuelta para seguir con lo mío. Su brazo me detiene y me hace voltear a verlo nuevamente. -Isabella, no me hagas sacarte obligada de este lugar- sisea molesto y mi sentido de alarma se dispara, estoy borracha, las luces de colores y el fuerte sonido del lugar me tienen desorientada. Trato de zafarme de su agarre pero no puedo. -¡¿Isa, estás bien?!- Tony llega a mi rescate y me examina el rostro, luego mira mi brazo sujetado y al hombre que me tiene así -¡¿Pero qué cara…?!- se queda mudo y yo volteo asustada a mirar, ya que sus ojos están bien abiertos. Cuando lo hago y mi mente reconoce ahora al hombre, mi borrachera desaparece, mis sentidos vuelven y sin poder creer lo que veo mi boca tiembla. -¡TÚ?!-
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