Capítulo 6
Will
-Ya te dije que no tengo anda que hablar contigo- respondo tranquilo y tengo que alejar el teléfono un poco de mi oreja, ya que la mujer no deja de decir cuantas maldiciones le salen por esa boca. Ya me ha amenazado unas cuatro veces y yo solo cuento de forma mental para no perder la cordura.
-Esta misma noche volaré a América y te voy a encontrar Williams Parker, esto no se quedará así, le diré a ella todo lo que me hacías mientras ella te lloraba…- suficiente para mí, cuelgo la llamada y guardo mi teléfono. Yo no soy de los que amenaza, yo soy de los que ejecuta, y si le digo a esa mujer que no quiero hablar con ella, sencillamente no lo hago y listo.
Me levanto del mueble y voy hacia lo que se supone es mi despacho. Este lugar se ha convertido en mi centro de operaciones por así decirlo, aquí tengo cientos de fotos de las personas que son mi familia, cientos de documentos de hospital, del investigador privado que trabaja para mí ofreciéndome datos e información de cada uno de ellos. Todo es un caos y todo lo he leído una y otra vez para ver si puedo recordar algo, pero nada pasa, mi mente está en blanco y no procede a recordar a alguno de ellos. Veo su foto grande en blanco y n***o tocando el violín y mi corazón palpita desbocado, mi mente no la recuerda, pero mi corazón al parecer si lo hace. Frustrado, me siento en sillón y bebo un poco del whisky que está servido en mi vaso. Cuando llegue aquí a este país y me establecí en esta ciudad, gracias al investigador que contraté, llegue con mucha información en mis manos, una de ellas es que en efecto soy Williams Parker, un exitoso abogado profesional con su despacho en la mejor zona de la ciudad, hijo mayor de un feliz matrimonio, con una hermana. Casado con una joven mujer, o estaba, ya ni sé que soy de ella. Fue fuerte para mi saber todo eso de golpe, me sentí traicionado por las personas en quien más confíe, mi amigo y ella. Me río solo. ¿Acaso alguna vez me respetaron? El respetado doctor Jack Emerson fue mi amigo por años, o eso dice el informe del investigador, fue en quien confíe y quien me dio una gran parada al darme la espalda, aún no sé qué fue lo que hablé con él, solo sé que él fue quien me declaró muerto y comenzó un romance con la mujer que se supone era mi esposa ¿Acaso eso no es una traición? me la jugaron, y bien feo ¿Cuántas veces se verían? Yo desperté en otro país, con una historia contada muy diferente, no fui un santo, tuve una relación con otra mujer, pero fue porque creí en los hechos que vi, tenía un tumor cancerígeno en mi cerebro, firme para que lo extirparan bajo mi consentimiento aún sabiendo las consecuencias, ella procedió y yo perdí la memoria, listo. Todo lo demás fue una vil mentira creada por esa mujer rubia la cual me hizo creer que teníamos una relación y que nos amábamos. Cuando mi cerebro comenzó a recordar fragmentos de mi vida, me cuestione todo a mi alrededor, la mujer que recordé no era ella, todo era distinto para mí. Desde allá comencé a investigar más y di con mi vida, con quien era y lo que hacía. De inmediato la abandoné y me vine a New York para retomar mi vida, buscar respuestas y dar con el causante de mi desgracia. Quien me recibió en el aeropuerto fue el investigador con una gruesa carpeta con toda la información básica de mi vida, desde mi niñez hasta el acta de difusión de la clínica. Supe por él que soy dueño de un elegante y grande Penthouse y no sé como lo hizo, pero me consiguió hasta el acceso. De inmediato nos dirigimos aquí, y jamás olvidaré la cara de espanto de la recepcionista cuando me vio. Vio a alguien que se supone esta muerto, así que como buen abogado que se supone que soy, le ofrecí una gran cantidad de dinero por su silencio, la cual ella aceptó sin ningún problema, ahora cuando me ve salir y regresar, se hace la vista gorda. Desde ese primer día aquí, este lugar y este despacho se han convertido en mi refugio. Lo encontré totalmente limpio y ordenado, luego supe que la mujer que es mi hermana paga para que así lo mantengan. Duermo en la sala, gracias a Dios el mueble es bastante cómodo, aún no me atrevo a estar a la habitación principal por temor a lo que allí encontraré, no necesito otro choque de realidad, apenas puedo lidiar con toda la información que tengo aquí en mi escritorio. Vuelvo a tomar mi teléfono con la única intención de marcar a un número en especial. Al cuarto repique contesta.
-Habla Emerson. ¿Quién habla?-
-Vaya, vaya, al fin oigo a mi amigo después de tantos años- respondo tranquilo y oigo como respira de forma pausada.
-¿Qué quieres?-
-¿Acaso no te alegras de oírme? Pensé que te alegraría mi llamada-
-¿Qué quieres?- vuelve a preguntar.
-Nada, simplemente poder reunirme contigo en persona algún día-
-Yo no tengo nada que hablar contigo- me río con sorna y lo oigo maldecir.
-Me importa un carajo si quieres o no, tú me darás la cara- siseo -¿Qué se siente querer ocupar mi lugar?- pregunto ahora con burla.
-Yo no quise tu lugar, ella misma me lo dio, y más ahora que recibió cientos de fotos tuyas con mi amiga, la doctora rubia que te follabas allá en Rusia mientras ella lloraba aquí tu supuesta muerte- su confesión me hace hervir la sangre, pero no se lo demostraré.
-Te creí más inteligente Emerson- me río de lado -Puede que me las hayas jugado, puede de que yo ni la recuerde, pero reconozco los ojos de una mujer enamorada, y el día que ella me vio en el cementerio, créeme, esa mirada la tenía, y dudo que a ti te logre ver así- sin más cuelgo la llamada y lanzo mi teléfono al escritorio. Estoy iracundo, reconozco de que él va a tres pasos más que yo, pero no lo dejaré, no dejaré que vuelva a tener poder sobre mi vida, y si eso significa que tengo que pelear con todo para tomar lo que es mío, sin duda alguna lo haré.
Tomo las llaves de mi auto y salgo del Penthouse en busca de despejar mi mente, si me quedo aquí encerrado entre tantos papeles y fotografías de una vida que desconozco siento que me volveré loco. Conduzco por las calles en buscar de un lugar tranquilo donde beber un par de tragos y regresar a casa. Una mujer bajándose de un auto llaman mi atención por completo, la reconozco de inmediato, pero esta vez luce diferente, luce demasiado sexi y tentadora. Me estaciono más adelante y entro al bar donde la vi entrar hace un momento. El lugar estar bastante lleno, pero no me molesta, ya que busco con la mirada a la mujer de piernas largas y ojos almendrados. La veo en la barra hablando animadamente con un hombre, el cual la abraza y por alguna razón me siento celoso de ser él quien la esté abrazando así, y no yo. Me quedo alejado, mientras la observo como un psicópata, no me molesta en los absoluto, es algo que ya he hecho antes tanto con ella como con los demás. La veo tomar y tomar sin parar mientras el mismo hombre se acerca a ella de a ratos para mirar su estado. Luego de un par de horas, la veo colocarse de pie y reírse de sí misma, esta borracha, pero no deja de verse sexi y provocadora, no nada más yo lo noto, la mayoría de los hombres en el lugar no han parado de verla o han tratado de acercarse a ella, pero el mismo hombre de la barra los detiene dándoles una mirada fría ¿También sale con este? A pesar de que esta notoriamente borracha, camina de forma elegante y sensual hacia la pista de baile robando más de una mirada, me tenso de inmediato y me pongo en alarma esperando su siguiente movimiento. Jesucristo Ella comienza a bailar de forma muy provocadora sola en medio de la pista, pasa sus manos por su cuerpo de forma elegante, pero muy incitadora también, mueve sus caderas al ritmo de la canción dejándose llevar por la letra tan explicita de la misma, mientras varios pares de ojos del sexo opuesto la ven con ganas de devorarla. La ira se apodera de mí y me levanto de golpe con toda la intención de sacarla de allí. Por alguna razón la tomo de la cintura y la pego a mi cuerpo mientras ella se frota en mí de forma descarada.
¿Por qué no bailas?- me pregunta susurrándome al oído y enrolla sus manos a mi cuello. Su voz me eriza por completo mi piel.
-Estás muy borracha, debería de llevarte a tu casa- es lo único que le digo con voz tajante.
-¿Y tú quien te crees?- se burla de mí-El único hombre que me podía hablar en ese tono está muerto. A no, disculpa no está muerto, pero en mi corazón si- sus palabras me caen como un balde de agua fría, una muy fría llena de realidad. Ella sigue riéndose y trata de empujarme un poco, pero no logra moverme -¿bailas conmigo o no?- como no respondo nada ella comienza a moverse con descaro encima de mí y mi autocontrol esta siendo probado -¡No me digas! ¿Eres gay? No tengo problemas con que lo seas, pero en serio, necesito que bailes, y si no lo haces tú, lo hará otro- hace a irse con una risa burlona y yo la tomo del brazo perdiendo mi paz -Isabella, no me hagas sacarte obligada de este lugar- molesto le hablo muy bajo y ella trata de soltarse de mi agarre pero no puede.
-¡¿Isa, estás bien?!- luego el mismo hombre de la barra se acerca a ella y la ve con rostro preocupado mientras le ve la cara, y luego su brazo sujetado por mí, y de último a mí -¡¿Pero qué cara…?!- se queda mudo y perplejo en cuanto me ve, y luego ella voltea a mirarme con sus ojos bien abiertos y el pánico en ellos. Trata de hablar, pero su boca tiembla y se le hace difícil pronunciar palabra.
-¡TÚ?!- es lo primero que articula para luego desmayarse en mis brazos.