Capítulo 7 Las desgracias nunca vienen solas

814 Words
Cuando suena el despertador de Roberto a las cuatro y media estoy más despejada que nunca. Puede que tenga que ver que he dormido todo el día anterior. Aún así me hago la dormida y dejo que Roberto se prepare silenciosamente como hace habitualmente. A las cinco en punto, cuando Roberto sale por la puerta, yo ya estoy cansada de estar en la cama así que decido levantarme. Hoy he decidido que tengo que reaccionar y ponerme en marcha para encontrar un nuevo trabajo. Así que, tras una ducha reparadora, me preparo un café bien cargado y comienzo a actualizar mi currículo. A las ocho de la mañana ya he enviado mis nuevas credenciales a unas cuantas ofertas online. Como ya es lo bastante tarde, decido probar con algunos de mis contactos. De esta forma paso las siguientes dos horas hablando con antiguos clientes, excompañeros de clase y hasta miembros del club de golf de mi tío. Todos me responden amablemente que en cuanto sepan de algo me dirán, pero que ahora no tienen nada. Lo cierto es que la búsqueda de empleo no está siendo muy productiva, pero a eso de las 10 decido que ya he hecho bastante por hoy y me tomo un descanso. Se que Roberto llegará en un par de horas y como no quiero confrontarlo aún, planeo ir a dar un paseo antes de que llegue para que no me encuentre en casa. Voy a la habitacion y abro el armario para vestirme, es entonces cuando veo la bolsa de las compras de ayer y me siento tentada de probarme otro de los modelitos. Me desvisto completamente y cojo un tanga con encaje de la bolsa, una vez puesto me recreo unos segundos con mi reflejo en el espejo, tal vez me lo deje puesto para cuando vuelva esta tarde. Mientras busco algun conjunto de ropa que pudiera pasar por algo que hubiera llevado a trabajar oigo abrirse la puerta de casa. No tengo ni idea de quien puede estar entrando en casa a esas horas, pero me entra un panico tremendo, pues sea quien sea no quiero que me encuentre medio desnuda. Asi que me escondo en el armario. - Voy poniendome comodo - Escucho que dice la voz de Roberto. La confirmacion de que es el, hace que me relaje y estoy a punto de salir de mi escondrijo, pero la voz de mujer que oigo luego me deja helada. - Si, ve poniendote comodo, yo voy a pasar al baño, tengo una sorpresa para ti. - la voz , que me resulta familiar pero no alcanzo a distinguir de quien es, hace que todo mi mundo se me caiga encima. Roberto tiene una aventura, quiero salir del armario, gritar y golpearlo pero me siento paralizada, no soy capaz de moverme ni hablar. Lo unico que llego a hacer es acercarme a una rendija de la puerta del armario desde donde pudo observar la habitacion. Roberto ha deshecho, la cama, nuestra cama, y espera a la mujer completamente desnudo. Si creia que que esto no podia ser peor, un minuto despues es a Claudia a la que veo aparecer por la puerta con una atuendo tan provocativo como grotesco. Lleva únicamente unas botas altas de cuero y un corse de polipiel negropor encima del cual asomaban sus enormes pechos. Complementaban el disfraz una diadema con orejas de gato y la cola, que segun alcanzaba a ver iba unida a algun tipo de dildo que llevaba insertado en su ano. Cuando Roberto repara en ella, Claudia adopta una ridícula postura amenazante, gruñe y le dice a Roberto - ¿Ahora quien es tu gatita? - A lo que el responde - Ven aqui y te lo demuestro. No me lo quiero creer, la escena que acabo de presenciar me ha hecho daño a tantos niveles que quiero gritar, pero mis músculos se han tensado tanto que a duras penas puedo respirar. Solo puedo ser testigo de un espectáculo vomitivo que me está desgarrando por dentro. Primero Claudia se la empieza a chupar a Roberto, la muy cerda se recrea en sus gónadas e incluso le lame el ano, a lo que Roberto reacciona con sonoros gemidos. Después comienza a montarlo, follada al mismo tiempo por el pene erecto de Roberto y el juguete que lleva en el culo, Claudia no tarda ni un minuto en correrse. Es entonces cuando ella se tumba sobre su espalda y le dice a Roberto - Lléname con tu leche, hazme un hijo, no como ese picha corta de José que es incapaz- Y ante mi sorpresa, Roberto lejos de decir nada, la cubre y comienza a embestirla con fuerza. Esto ya es demasiado para mí, noto como se me va oscureciendo la vista y noto como me caigo sonoramente dentro del armario mientras mi novio y su amante alcanzan el orgasmo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD